Ometepec, Gro., 21 de marzo. Aquí no ha dejado de temblar después de la gran sacudida del martes. La Costa Chica de Guerrero no duerme. Las réplicas constantes tienen a todos con el Jesús en la boca, dice Jacinta, quien además se queja de que, más de 24 horas después del sismo de 7.4 grados Richter, el gobernador no los ha ido a ver.

En la explanada del hospital regional de Ometepec, a un lado de la carretera estatal, es casi imposible conciliar el sueño. Periodos de calma fueron interrumpidos bruscamente por réplicas, a veces cada cinco minutos, algunas más intensas.

Al menos 50 pacientes y sus familiares pernoctaron fuera del nosocomio, cuya fachada tiene cuarteaduras, mientras clientes y meseros de los escasos restaurantes y misceláneas se recuperaban del susto de una réplica cerca de la medianoche.

Una oficial de sanidad atiende a una habitante de Huixtepec, municipio de Ometepec, GuerreroFoto Héctor Briseño

Ni el secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso, quien arribó la tarde del martes, quiso dormir en un hotel y mejor se acurrucó en el asiento delantero de su camioneta.

En Huixtepec, comunidad amuzga ubicada a 10 kilómetros de Ometepec (la cabecera municipal), unas 200 casas de adobe resultaron dañadas, algunas irreparablemente, y en Huajintepec, epicentro del sismo, los patios de las casas fueron usados como dormitorios por temor a derrumbes.

Alrededor de 200 elementos del Ejército y de la Marina arribaron a Huixtepec y Huajintepec para evaluar daños. Un helicóptero de la Armada sobrevoló la zona.