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Algunos no valen un centavo, pero tienen padrinos, lamentó Díaz Dueñas, actor de Las meninas

Los artistas aún dependemos de cortes palaciegas para sobresalir

La obra de teatro, del dramaturgo mexicano Ernesto Anaya, revela la frustración del pintor Diego Velázquez en su búsqueda de reconocimiento

Se restrena hoy en el Foro Shakespeare

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En entrevista, el actor Javier Díaz Dueñas comentó que por algún motivo, desde el palacio a veces deciden apoyar al teatro, pero actualmente a los partidos no les interesa esta expresión. En la imagen, un momento de Las meninas, que se montará en la UdG, en marzoFoto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de enero de 2012, p. 9

¿Se puede llegar a ser noble habiendo nacido plebeyo? En vida, el pintor Diego Velázquez supo que no, y en ese afán dejó de dar pinceladas durante 20 años. Tal es una ráfaga para reflexionar mediante la obra de teatro Las meninas, que se restrenará este viernes 27 de enero a las 20:30 horas en el Foro Shakespeare.

Es teatro para reflexionar sobre la vida cortesana, palaciega, y lo que el poder quiere de quienes lo buscan.

Las meninas (damas de compañía) es el título de uno de los cuadros más famosos de Velázquez.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, hacia el 5 de junio de 1599-Madrid, 6 de agosto de 1660), mejor conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y universal.

Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV; cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros destinados a decorar las mansiones reales.

Pinceladas rápidas y sueltas

Su estancia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fue influencia determinante para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, de pinceladas rápidas y sueltas.

En su madurez, a partir de 1631, pintó con ese estilo grandes obras, como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado, y alcanzó un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, etapa a la que pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las meninas y Las hilanderas. Su catálogo consta de unas 125 obras.

Esta pieza teatral es original del dramaturgo mexicano Ernesto Anaya, quien después de ganar el Premio Nacional de Dramaturgia Óscar Liera fue invitado a estrenar su obra en el DramaFest Bicentenario, con la dirección del español Ignacio García.

La obra se estrenó el 9 de septiembre de 2010, en el Foro del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), de la UNAM, donde hizo una segunda temporada en enero de 2011. Luego se escenificó en el Festival de Teatro Mess, de Sarajevo, y en varios sitios de España, donde recibió buenos comentarios.

Ahora se presentará en el recién remodelado Foro Shakespeare, en una temporada que concluirá e1 18 de marzo con la función número 100. Harán tres funciones más en Guadalajara, en el Teatro Experimental de la Universidad de Guadalajara. Y ahí acabará el ciclo.

En entrevista, el actor Javier Díaz Dueñas, quien desarrolla el papel de Velázquez, expresó que en el paso de esta obra por España el cuadro de Las meninas era utilizado hasta por una sastrería. “Como La Mona Lisa, a Las meninas lo han utilizado para todo. Es un cuadro muy parodiado. Después de decenas de escenificaciones, Velázquez es, para mí, primero un ser humano común y corriente, en el sentido más humano, y en segundo térmimo es un genio, un hombre trascendente, quien a varios siglos de su existencia aún puede emocionar a quien admira su obra. Es uno de los tocados por el dedo de Dios, como Mozart, Beethoven, Bach, Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci, personas que tuvieron la luz del talento superior. Velázquez no fue reconocido en su tiempo, no lo calificaban como el genio que era.

Vive incluso como un trabajador más, como mayordomo del palacio, haciéndose cargo de las necesidades más simples de la corte, como la limpieza, después de hacer obras magníficas. Ésta es una gran oportunidad para mostrar la frustración y la angustia de un artista que busca reconocimiento.

El actor hizo un símil con la vida palaciega, cortesana de los tiempos de Velázquez y la relación del ámbito intelectual con el poder de la actualidad. Las cortes de hoy son los gobiernos. Hay gente que no vale un centavo y es apoyada por sus padrinos. Puede hacer y deshacer, y hay grandes artistas que no sobresalen porque carecen de ese apoyo. Seguimos dependiendo de esas cortes palaciegas, que determinan a quién ayudan.

Este viernes harán la función 66. En el Foro Shakespeare tendremos un público más alternativo, no tanto el comercial que me ve en televisión, o el del teatro musical, que es más común. Esta obra es muy irreverente, en el foro se siente el humor del público. Esto es porque está más enterado de quién es Velázquez. Se trata de teatro de cámara, donde el público está muy cerca del actor.

Díaz Dueñas tiene una trayectoria de 44 años; afirmó que el buen teatro se mantiene: Siempre he oído que está en crisis. Por algún motivo, desde el palacio a veces deciden apoyar al teatro, pero actualmente a los partidos no les interesa esta expresión. Afortunadamente entró Ocesa, que produce mucho teatro nacional; sin embargo, ha ido matando, por decirlo así, a los pequeños productores. Por eso son importantes proyectos como el del Foro Shakespeare.