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Ruta Sonora

Lo distintivo de 2011 (rock anglo II)

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Lykke Li
H

oy, la segunda parte de los discos de rock que, según este apartado, dieron identidad a 2011 a escala internacional, e incluso siguen sonando a estos días, o marcando pautas de lo que hoy se gesta, en continuidad a todo ello.

My Morning Jacket. Circuital. La elegancia espacial del gru- po post-country-progre de Kentucky, encabezado por Jim James, vuelve en séptimo disco, con gran intensidad ambiental, no a punta de decibeles sino de emoción campera. Cuerdas, metales, eco: melancolía estrepitosa.

Lykke Li. Wounded Rhymes. Fiereza sexual, sensualidad intrigante, guitarras surf, órganos Farfisa, percusiones tribales: desde Suecia, el segundo disco de esta guapa, con uno de los sonidos más peculiares del año, con producción sideral de Björn Yttling (Peter, Björn & John).

Thurston Moore. Demolished Thoughts. El Sonic Youth mayor sana las heridas de su separación con Kim Gordon con un hermoso, triste y delicado álbum, distinto a lo hecho antes como solista, con Beck de productor. Violoncellos deslavados, guitarras acústicas que se derriten y un corazón destrozado.

White Denim. D. Tercera entrega de este cuarteto de Austin: maravilla que conjunta fuerte base bajo-batería con riffs sicodélico-sesenteros actualizados, toques de jazz, escalas progresivas, flautas transversas, violines. Son como los primos hippie-románticos de los Black Keys.

Russian Circles. Empros. De Chicago, este poderoso trío construye con pocos elementos formidables piezas sónico-atmosféricas en cuarto disco: apocalíptico post-rock con toques de elegante metal, tipo Godspeed You Black Emperor! o Mogwai. Penetrantes y amplios pasajes plenos de calma, tensión y explosión instrumentales.

Danger Mouse & Daniele Luppi. Rome. La ensoñación define a esta suntuosa conjunción entre el productor estrella Danger Mouse y el compositor italiano Daniele Luppi, en homenaje orquestado, fantasmal y acústico al cine italiano de los años 70, con Jack White y Norah Jones como cruciales voces invitadas.

tUnE-yArDs. W H O K I L L. La inquieta cantautora Merrill Garbus, de Nueva Inglaterra, con expresiva y andrógina voz, ejecuta un álbum naive, lúdico, creativo: con ukuleles, metales, sintetizadores y sampleos, mezcla folk, hip hop, jazz y acentos vocales de ascendencia africana. Uno de los proyectos más originales del año.

Anna Calvi. Anna Calvi. Con penetrante emisión vocal, grave, teatral, esta cantautora inglesa arroja intriga, con orquestación que podría ser soundtrack de David Lynch, esquina con la vaporosa y sesentera April Stevens. La mezcla de melodías pop oscuras con rítmicas aflamencadas, resulta turbadora, personal, seductora.

Wilco. The Whole Love. Estos veteranos de Chicago, con Jeff Tweedy al frente, logran un octavo plato casi tan dulce, soñador e inventivo como su célebre Yankee Hotel Foxtrot (2002), en el espíritu soleado, a veces taciturno, de su pop sólido y carismático.

Black Lips. Arabia Mountain. Con una década y siete discos, con producción del gran Mark Ronson, esta pandilla de Atlanta le da un giro a su garage-punk desprolijo para rocanrolear sicodélica, armónica y pachecamente. Punk-yeyé actual, experimentoso, alebrestado, sincero, lleno de vida.

Otros álbumes importantes: el ex líder de Pavement, Stephen Malkmus & the Jicks, con su atinado rock-pop colorido y elaborado: Mirror traffic, de sonido vaquero-sicodélico tipo Beck, quien justamente lo produjo. Suck it and see, quinto del combo inglés Arctic Monkeys, incomprendido disco, siendo que cada vez se refinan más, con melodías y arreglos más profundos, sentidos, fieros. El Celestial Linage de Wolves in the Throne Room, de Portland: black metal inspirado en la vertiente escandinava; etéreo, pagano, atmosférico, terrorífico. Poder femenino, de Portland, con el punk irónico y grrrrl-riot de Wild Flag con disco homónimo (dos de ellas, ex Sleater-Kinney). Punk danés destructor, de rítmicas desconcertantes y disonancia volátil: el New Brigade de Iceage. También de Los Ángeles, el garage-rock retro y animoso, con guiño vocal a Chrissie Hynde, de las Dum Dum Girls y su Only in dreams. De Nueva York, pop viajado, agridulce, paredes de sonido, incidencia a lo My Bloody Valentine: Cults con disco epónimo. De Los Ángeles, el pop explorador, minimalista y misterioso de EMA y su notable Past life martyred saints. The Strokes, en su cuarto disco Angles, se movieron hacia otro lado, sin dejar de sonar a ellos; sin embargo, aplicar new wave y arreglos electro sobre guitarras con menos distorsión, agüitó a muchos, siendo que el riesgo les hizo sonar frescos, atractivos. (Más recomendaciones en www.patipenaloza.blogspot.com).