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Ver día anteriorDomingo 22 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

De defensores comprometidos y legisladores inadvertidos

E

n tanto los autorregulados dueños de la fiesta brava de México, tan quitados de la pena como en los últimos 20 años, continúan organizando ferias y despeñando una temporada grande que tan bien comenzó, y mientras inadvertidos asambleístas y sus no menos desinformados antitaurinos preparan argumentos sin sustento con el afán de prohibir las corridas de toros en la ciudad de México, no obstante la delicada y rijosa etapa prelectoral, en la ciudad de Tlaxcala, aficionados pensantes, académicos comprometidos e investigadores de fuste provenientes de diversos países concluyeron el pasado jueves el segundo coloquio internacional La fiesta de los toros: un patrimonio inmaterial compartido.

En dos días y medio agotadores e intensos, 27 aficionados de cinco de las ocho naciones taurinas del orbe reflejaron lo que es el amor pensante y el análisis riguroso con relación a la fiesta de los toros. Los representantes de Perú, Colombia y Portugal adujeron falta de recursos económicos para poder asistir, y no faltó el gatoso que observó: Es que a los sudamericanos se les va todo en pagarle a las figuras importadas.

Rigor y compromiso como sustento de un taurinismo maduro prevalecieron en las intervenciones de Araceli Guillaume-Alonso, maestra de la Sorbona, quien abordó La solidaridad y la beneficencia como rasgos históricos de la cultura taurina; Maricarmen Chávez Rivadeneira, socióloga mexicana, quien con propositiva emotividad habló de La importancia de conservar el toreo como herencia cultural a través de las generaciones, o la antropóloga Natalia Radetich Filinich, también de México, que deslumbró con su inteligente lectura A propósito de una fotografía de Manolete, llevándose la ovación del coloquio. La historiadora española Beatriz Badorrey Martín aludió a Las fiestas de toros: un patrimonio histórico-jurídico de la humanidad, y la doctora en historia y etnohistoria María Isabel Campos Goenaga, de México, reflexionó En torno a los retos para la declaratoria de patrimonio cultural inmaterial de la tauromaquia ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

François Zumbiehl, doctor en antropología cultural, catedrático y escritor, vicepresidente del Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas de Francia, en perfecto español se refirió al Proceso de reconocimiento de la fiesta como patrimonio cultural inmaterial: una salvaguardia contra el antitaurinismo. Francisco Javier López, de México, doctor en urbanismo y consultor, ilustró sobre las Nominaciones trasnacionales del patrimonio cultural inmaterial: paralelismo y conducción del expediente. Y Julio Martínez Moreno, de la Asociación de Presidentes de Plazas de Toros de España, abordó Aspectos prácticos de la coordinación internacional de tauromaquia.

El ganadero Marco Garfias habló de La importancia de la ganadería brava en la preservación de la naturaleza, al igual que el doctor en ciencias Pedro Martínez Arteaga, sobre El toro de lidia, especie que garantiza la homeostasis del medio ambiente. Con la elegancia intemporal que tuvo dentro y fuera de los ruedos, el maestro Jesús Córdoba habló de El ser humano en situación de vida o muerte: la tauromaquia en el corazón del pueblo.

Valiosas aportaciones hicieron los comunicadores taurinos Horacio Reiba, Hermilo López Bassols, José Vicente Sáiz Tejero, Julio Téllez, Jaime Oaxaca, Juan Antonio de Labra y José Antonio Luna Alarcón, así como los doctores Benjamín Flores Hernández, José Antonio Hernández Cortina, José Francisco Coello Ugalde y Manuel Camacho Higareda. Eje determinante del coloquio fue Luis Mariano Andalco, director del Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino.

Entre otras cosas nosotros dijimos: “El pasado diciembre llegó a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal una carta antitaurina de 273 científicos extranjeros en la que afirman, sin bases pero con cinismo, que ‘existe una relación entre la violencia hacia los animales, en especial en las corridas de toros, y la violencia social’.

Según esta lógica, entonces un elevado número de policías y soldados gringos asisten a las corridas de toros dado el notable índice de violencia social en su propio país y en otros, de preferencia proveedores de petróleo y droga. Desde luego las toneladas de basura por televisión y cine con que Estados Unidos inunda a diario el mundo, no las consideran otra forma de violencia ni científicos ni antitaurinos ni animalistas y menos los políticos. Pero ai vienen las elecciones.