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Ver día anteriorDomingo 22 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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A la Mitad del Foro

El poder bien vale una misa, y diezmos

E

l jardín de las delicias, dirían los del Edén tropical al que el poeta Pellicer llamaba mi agua y no mi tierra. Le hacen p’a León, le hacen p’a Lagos, dicen los jugadores de dominó desconcertados por las jugadas inciertas del compañero o los adversarios. Y en lugar del cortejo de notables llegan romeros con sayo de candidatos ciudadanos, y se dejan ver discretos peregrinos al santuario de San Juan de los Lagos. Cada año viene Ricardo Monreal, dijo Andrés Manuel López Obrador a los alteños en el atrio del templo y al amparo del Cristo Rey esculpido en la cima del Cerro del Cubilete.

¿Sería por eso que Felipe Calderón sonreía y bromeaba en Tijuana ante un auditorio a modo al que le aseguraba que ha mejorado la seguridad y se han abatido los índices de criminalidad en la tierra donde erigieron un altar a Juan Soldado? No, son ecos de las campañas políticas que los burócratas del IFE, otrora presuntos consejeros ciudadanos, decretan preliminares; el sonido y la furia de la disputa por el poder, por el del Ejecutivo cuyos excesos pasados todos condenan y a cuyas facultades futuras todos aspiran. El gesticulador multiplicado en coro de Nabuco, transustanciado en predicador evangelista de la república del amor, resucitado entre augurios de arúspices modernos y antiguos recaudadores de oro. Y Fox. La estulta imposición con métodos importados de España.

Está en juego el poder. París bien vale una misa, dijo Enrique IV. Y se acabó una guerra de 30 años con más muertos que los censados en la guerra de Calderón contra el crimen organizado. Y aunque los especialistas se inquietan porque la política de invocar los valores, amor al prójimo, moral que no es un árbol, honradez y honestidad con equidad de género y voluntad para acabar con la corrupción, es y ha sido bandera electoral de la derecha de ayer y hoy; cura en salud para la acumulación de bienes y salvaguarda de patrimonios privados, a partir de la victoria global Reagan-Thatcher, se predica a los seguidores de López Obrador, los que eran primero cuando ahí los situaba el reclamo popular, que no populista, del tabasqueño al que llamaron peligro para México: vale una misa el poder y los diezmos. El de Tabasco se olvida del camello y el ojo de la aguja, asegura a los ricos que no aumentará impuestos y dice a los fieles católicos que Juárez fue anticlerical porque así lo exigían las circunstancias, mas no fue antirreligioso.

No hace falta traer a cuento a Ortega y Gasset para atender a lo de Benito y su circunstancia. Y es admirable la sinceridad zacatecana del senador Ricardo Monreal: Profesamos muchos de ustedes y yo la misma fe de la que nunca he renegado o he ocultado. Catecismo para radicales remisos, involuntario homenaje a Carlos Monsiváis. O al Estado laico, expreso pero no publicado en el mismo texto constitucional en el que los cangrejos aprobaron la libertad religiosa a su manera y el respeto a la vida desde el instante, micro o nano, de la concepción, para criminalizar el aborto despenalizado antes de la gloriosa alternancia.

No son pocas las coincidencias entre la derecha ultra en el poder, las izquierdas difusas en busca del mismo y el desaparecido nacionalismo revolucionario que hizo implosión en busca del centro omnivalente. Ahí están las encuestas como estadio superior de las elecciones directas para escoger, designar o ungir candidatos a la Presidencia de la República, la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, senadurías, diputaciones, autoridades municipales y uno que otro juez de aguas en tierras que fueron ejidales o comunales y hoy son bienes raíces en el mercado libre, gracias a Dios y al consenso de Washington. Ah, también el milagro de candidatos ciudadanos bajo fascios partidistas, pero ajenos a la militancia, ya no digamos a las ideologías declaradas difuntas en los estertores de muerte del priato tardío.

Sacrilegio el dedazo y herética la democracia dirigida para el PAN antes de hacerse del poder. Y floreció la higuera de Felipillo santo en el desértico Distrito Federal; un gesto divino señaló a doña Isabel Miranda de Wallace y Gustavo Madero tuvo a su cargo la anunciación del arribo de la candidata ciudadana que combatiría al PRI, al endemoniado viejo régimen que amenaza volver. Nadie sabe si a Beatriz Paredes le alcanzarán el oficio y el saber político para ser elegida jefa de Gobierno del Distrito Federal, pero los de la transustanciación del vino ciudadano en PAN esperan que la señora Wallace reduzca los sufragios a favor de Enrique Peña Nieto en la contienda presidencial; saben que la ventaja es del PRD convertido en almácigo de tubérculos de izquierda y tulipanes de derecha.

Y además, Marcelo Ebrard perdió la encuesta con Andrés Manuel López Obrador; y Manuel Camacho tuvo a su cargo la del sucesor: el vencedor es... Miguel Ángel Mancera, procurador de justicia, ajeno a toda tentación militante en los partidos políticos de la pluralidad por la que tanto batallamos antes de pasmarse la transición democrática. De la reforma política, ni hablar: un candidato ciudadano de las izquierdas no debe tener ideología alguna. La encuesta purificada a prueba de contaminaciones tribales y de otras, no logró el portento del consenso constructor de unidad interna que derivaría en mayoría al ponerse a prueba en la intemperie de las urnas y el sufragio universal: Alejandra Barrales escuchó la infidencia del empleado turístico, vio cumplirse lo anunciado y se negó a atender al ungimiento formal del ciudadano Mancera. Yo la comprendo, dijo Manuel Camacho. Una furtiva lágrima por su dolor en 1994.

Va a ganar el PRI, dicen los que dicen que saben. Enrique Peña y Manlio Fabio Beltrones resolvieron elegantemente la fusión y el tricolor llega sin fisuras visibles a la campaña presidencial. En el 2000 se ahondó la fractura de la derrota electoral zedillista de 1997. En 2006, Roberto Madrazo enfrentó la ruptura que él provocó, y la inconsistencia, la ausencia de convicciones, llevó a no pocos gobernadores del PRI a apoyar a... Felipe Calderón. A la maestra Elba Esther le cargaron el milagro. Este año no habrá coalición PRI-Panal. Y el Verde cosecha Chiapas para Manuel Velasco. Va a ganar el PRI, dicen, aunque tropezó duramente Enrique Peña, sin perder el paso en las encuestas. Pero faltaba el reparto de posiciones que bien valen una misa, o cambiar de chaqueta.

Enrique Peña Nieto consolidó el control y la eficacia del aparato partidista. Pedro Joaquín Coldwell aportó prudencia y paciencia, Miguel Osorio Chong asumió la secretaría de organización, Luis Videgaray coordina, se incorporan Ricardo Aguilar y otros allegados; con la suma de experiencia, oficio y malicia política de José Murat. Les va a hacer falta. Porque se tambalean los equilibrios internos. A Granier se le salieron de madre los aspirantes en Tabasco: del CEN salió la candidatura de Jesús Alí de la Torre y del aeropuerto los partidarios de Luis Felipe Graham que amagaron irse con Arturo Núñez, sólido candidato de la izquierda. Y en Morelos les crecieron los enanos. Amado Orihuela es candidato por acuerdo de unidad, pero Manuel Martínez Garrigós y los suyos dijeron que se violentó el acuerdo y lo van a registrar con intención de llegar a la convención.

Cuatro milpas tan solo han quedado. Menos mal que serán 20, porque el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó, convalidó el triunfo de Fausto Vallejo en la elección de gobernador de Michoacán.