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 Portada 
Presentación 
Bazar de asombros 
      Hugo Gutiérrez Vega 
Bitácora Bifronte 
  Jair Cortés 
En la uña de la gata 
  Kostas Sterguiópoulos 
Los daños 
  Juan Tovar 
Lo breve de los siglos, lo profundo del momento 
  Ricardo Yáñez entrevista con Juan Manuel Ramírez Palomares 
La palabra clara de Gabriela Mistral 
  Ximena Ortúzar 
Años 
  Cesare Pavese 
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Columnas: 
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	 Alonso Arreola  [email protected]  
   
    
    Anglos notables de 2011 
   
    Podríamos hacer un recuento de la  mejor música anglosajona de 2011 con la  obligada mención y análisis de los últimos discos de Lady Gaga (Born This Way),  Red Hot Chili Peppers (I’m  With You), Jay-z and Kanye West (Watch the Throne) y Foo Fighters (Wasting Light), entre  otras obviedades más (Lil Wayne, Beyonce, Beastie Boys, tv On The Radio, My Morning Jacket). Asimismo, podríamos  señalar el fenómeno que representó la propuesta de Adele (21), o la  controversia y debilitamiento de Radiohead en torno a The King of Limbs. Todos con piezas notables,  estos álbumes aparecen en las listas de melómanos y especialistas entre  los mejores trabajos de 2011. Pero,  arbitrarias y desbalanceadas, estas selecciones no siempre incluyen lo hecho por otros artistas menos alienados o  nóveles a quienes debemos poner atención, así como algunos nombres conocidos que decidieron cambiar su derrotero o  regresar tras un largo descanso. A ellos dedicamos esta columna. 
    El disco homónimo del proyecto Bon  Iver es el más interesante del año pasado. En  eso coincidimos muchos. Concepto de Justin Vernon gestado en la soledad  de una cabaña en 2007, Bon Iver (juego de palabras proveniente del francés buen invierno)  produjo su primer álbum, For  Emma, Forever Ago, en las condiciones más  austeras. Superando una mononucleosis y con  un solo micrófono, una guitarra y pocos elementos más, Vernon compuso ocho  piezas de alta credibilidad y honestidad, lo que inmediatamente causó impacto  en la red. Cuatro años después lanza un segundo trabajo con diez temas nuevos para fortalecer su lugar como rey  de la independencia.  
    
  
     
        Tom Waits | 
   
 
    Acompañado por Sean Carey, Mike  Noyce y Matt McCaughan en voces, batería y producción, Bon Iver hoy da un paso  natural e integra a su grabación a músicos y arreglistas dotados, con  experiencia grabando para Bill Frisell,  Arcade Fire, The National y Sufjan  Stevens, todos conjuntos con ciertas semejanzas estéticas. El resultado  es, una vez más, altamente poético gracias a  sus etéreas voces con reverberación.  Al igual que su debut, fue grabado en un espacio aislado, rodeado por la calma y la quietud: una  vieja clínica para veteranos remodelada como estudio por el propio Vernon. Vale  mucho la pena. 
    Seguidamente recomendamos Noel Gallagher’s High Flying Birds, primer disco de Noel Gallagher tras la ruptura de Oasis. Aunque todos conocíamos sus capacidades  como guitarrista, y aunque en su antigua  banda cantaba algunas piezas y hacía coros, aún debíamos probarlo como  líder. Y lo hace muy bien. Su sencillo “High Flying Birds” es una gran pieza  influenciada por el blues estadunidense que,  de sabia manera, logra transformarse  en un rock espléndido cien por ciento  británico; un discurso que nos recuerda  a muchas cosas previas, situándose en lo clásico, pero  presentando novedad.  
    Otro proyecto  que alzó la mano en 2011 fue Fleet Foxes con su Helplessness Blues.  Se trata de un segundo disco pero de gran madurez.  Arraigado en el folk más tradicional, lo que destaca en él son sus armonías vocales y simplicidad rítmica. Una obra que de entrada nos hace bostezar por sentirla tan cerca de Polyphonic  Spree, pero que a los pocos segundos llama la atención y devela su originalidad. Un tanto hippie, eso es innegable, Helplessness Blues tiene mucha conciencia detrás. Poniendo atención notamos  su obsesivo interés por los  detalles de grabación y producción bajo un aire aparentemente despreocupado. 
    Ahora hablemos de The Black Keys y su El camino. Es uno de los discos más recientes dentro de nuestras recomendaciones. Su sencillo “Lonely Boy” ha sonado con fuerza no sólo por su buena factura, sino por el  simpático video que lo impulsa. Se trata de una canción ruda pero alegre, apta para los melómanos que  gustan del rock con tintes retro. Wilco, por  otro lado, es otra de las bandas que  siguen produciendo con calidad. The Whole Love es prueba de ello. Un gran trabajo también con aires folk (como verá el lector es lo de  hoy) que presenta doce temas sin  complicaciones, pues lo suyo es la simplicidad.  
    Finalmente, no podíamos cerrar  esta columna sin mencionar Bad As Me, de  Tom Waits, recientemente inducido al Salón de la Fama del Rock and Roll por sus amigos Paul  Simon y Neil Young. Con este disco el  californiano regresa a lo que mejor sabe hacer: un rock árido y ácido  con potentes percusiones para el que se hizo acompañar  por los dedos –nada menos y nada más– que del Stone Keith Richards  (guitarra), el Lobo David Hidalgo (guitarra y acordeón) y el Pepper Flea  (bajo), entre otros más. Hablamos de una colección de catorce miniaturas compuestas y producidas por Waits y  su mujer, Kathleen Brennan, que sin duda debe  estar en una colección respetable.  
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