Opinión
Ver día anteriorDomingo 16 de octubre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Las elecciones en España
H

oy los problemas del mundo se repiten. En Italia, Berlusconi es atacado con razón y, dados los antecedentes, todo indica que saldrá adelante del problema. Ese problema no lo acabo de entender porque razones hay de sobra, por lo que parece, para que Berlusconi deje el poder. Sin embargo, una especie de magia lo mantiene allí, pese a las múltiples acusaciones en su contra.

Donde veo la situación complicada es en España. Mariano Rajoy es un personaje profundamente antipático y notablemente vinculado a las corrientes más conservadoras de la política española, lo que hace presuponer que su política no sería muy diferente de la de Aznar ni la de Franco. Hay una evidente tendencia a impedir que los recuerdos de la Guerra Civil se reproduzcan, sobre todo a la vista de las elecciones.

Rodríguez Zapatero prefirió abstenerse de participar en las siguientes elecciones. Yo creo que hizo bien, porque a pesar de que su gobierno fue adecuado –ese es mi punto de vista–, en el conflicto con Rajoy no le fue del todo bien. Además, como todo el mundo, España está en situación de crisis económica, con un desempleo notable, y por ese lado las cosas no hacen fáciles las relecciones, aunque las causas del desempleo no le sean atribuidas al gobierno y por lo mismo al PSOE. Pero es difícil que la gente vote por un partido que teniendo el poder no ha podido resolver ese problema.

Claro está que en ese tema podríamos referirnos a la realidad de México y descubrir que el desempleo no es cosa de los sindicatos –me refiero a los españoles– y que la mala posición de la banca no es otra cosa que el fracaso de la política financiera, que siempre depende de la acción común entre los bancos, el Estado y los capitalistas. Lo bueno es que el PSOE ha tenido el valor de designar a un nuevo candidato que tiene a su favor, al contrario de Rajoy, carisma y simpatía. Da la impresión de ser un hombre sereno, preparado e inteligente, a diferencia de Rajoy, quien es profundamente antipático y heredero directo de las amplias características negativas de José María Aznar.

Me parece que un factor que puede ayudar al triunfo de Pérez Rubalcaba es el apoyo de Felipe González. Su prestigio como dirigente del partido y los resultados bien conocidos de su gobierno, que prácticamente puso a España en posición privilegiada en Europa, deben ayudar mucho a Rubalcaba, que de esa manera pasaría mejor el examen de popularidad que son las elecciones. Lo que ocurre es que el pueblo no se pone a pensar en cuáles son las causas de su decadencia económica y lo normal es que le eche la culpa al gobierno.

Eso pasa entre nosotros y ha contribuido de manera importante al desprestigio del PAN y a sus nulas posibilidades de repetir en la Presidencia de la República. Es claro que el gobierno de México ha confiado en culpar de lo que pasa a la inseguridad que nos preside, al grado de que la gente duda si dirigirse por cualquier motivo –vacaciones, en especial– a los lugares dominados por la violencia. Por eso en las próximas elecciones será casi imposible para el PAN obtener el triunfo.

Hoy el PAN representa desempleo, hambre y miedo, y de esa manera resulta muy difícil que reciba un voto favorable. Lo malo es que las posibilidades de sustitución favorecen al PRI, y la historia demuestra ampliamente que el PRI no es la solución.