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Théâtre des Bouffes du Nord, en la jornada cervantina del jueves

Una flauta mágica, de Peter Brook, lleva la pieza de Mozart a su esencia poética

La Camerata de Oslo ofreció el viernes un concierto cuyo repertorio se basó en la figura de la música nórdica de Edvard Grieg

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Sutiles luces y cañas de bambú se conjugaron con el dramatismo de los intérpretes de la compañía francesaFoto cortesía FIC
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Periódico La Jornada
Domingo 16 de octubre de 2011, p. 8

Guanajuato, Gto., 14 de octubre. Una austeridad extrema, casi absoluta, es lo que caracteriza la versión que Peter Brook hace de la flauta mágica, de Mozart, y que la compañía francesa Théâtre des Bouffes du Nord presentó la noche del jueves en el teatro Juárez, como uno de los espectáculos más importantes de la programación cervantina.

El reconocido director escénico inglés, una de las referencias del teatro contemporáneo, se aleja en este trabajo de la fastuosidad y grandilocuencia que caracterizan a los montajes operísticos, y propone una arriesgada y provocadora lectura teatral basada en la sencillez.

Su propósito, lo ha dicho en reiteradas ocasiones, es reducir esta famosa obra del genio de Salzburgo a su esencia poética, para lo cual encargó al compositor Franck Krawsczky una adaptación para piano de la partitura de Mozart, además de apostar, de forma exclusiva, al desempeño vocal y actoral de los siete cantantes y dos actores que participan en el montaje.

Sobre el escenario no hay mayor escenografía que una serie de cañas verticales de bambú que son acomodadas por los propios artistas según lo van exigiendo las circunstancias. A ello se suman los bien calculados efectos dramáticos y escenográficos de un sutil juego de luces, además de un sencillo vestuario.

Quienes llenaron el centenario teatro guanajuatense la noche del jueves se toparon con una propuesta en la que los personajes de la obra mozartiana fueron desprovistos de su original naturaleza fantástica y humanizados.

Así, por ejemplo, pudo advertirse una interpretación de la Reina de la noche, no como el personaje maligno y etéreo, sino como una madre de carne y hueso que entra en conflicto emocional cuando se percata de que ha perdido injerencia sobre su hija, Pamina.

También el Papageno se muestra cómo un hombre ingenuo y propicio a los vicios y placeres mundanos, propiciando con ello acaso una especie de espejeo con los espectadores.

Si bien no es el héroe de la historia, en este personaje recae gran peso de la obra, y el cantante-actor que lo encarnó se ganó el afecto del público cervantino, tanto con su desempeño vocal como actoral, siendo al final de la hora y media del montaje el artista más aplaudido del elenco.

La adaptación de Peter Brook, intitulada Una flauta mágica (seguramente con la intención de resaltar que puede haber otras versiones), también se caracteriza porque las partes habladas de la obra fueron traducidas al francés, si bien los pasajes cantados se mantienen en alemán, su idioma original.

Fiel al espíritu original de sus creadores, Mozart y el libretista Emanuel Schikaneder, la puesta en escena mantiene su tono divertido, e incluso en varios momentos medio desmadrosón, como se dice que era el músico alemán. Esto ocurre sobre todo con la interacción que Papageno entabla en algunos momentos con el público, al utilizar incluso en ocasiones palabras en español o frases típicas mexicanas.

Al final, la obra es un cuento en el que se enarbola la importancia de la trascendencia humana, parte del mensaje y los simbolismos masones inherentes a la obra original, resumidos en los principios de fraternidad, sabiduría y amor.

Al término del montaje, el público reaccionó de manera favorable y cálida ante el trabajo de Théâtre des Bouffes du Nord. A la salida del recinto, algunas personas se decían satisfechas, pero admitían que esperaban más; en contraste, otros no ocultaban su emoción y se declaraban conmovidos.

Sea como fuese, nadie puede permanecer indiferente ante ésta, la más reciente creación del viejo maestro inglés, la cual será presentada en la ciudad de México el lunes y el martes de la semana próxima, en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.

Belleza nórdica

En tanto, el mediodía día del viernes, la Camerata de Oslo ofreció su único concierto cervantino en esta capital, con sede en el Templo de la Valenciana.

Fue un concierto de belleza y frescura inmaculadas, en la que la agrupación noruega ofreció un repertorio basado en la figura de la música nórdica Edvard Grieg.

El sonido de la agrupación fue poderoso y al mismo tiempo delicado, acariciante, de impactante limpieza. Quizá influye en ello que 10 de sus 17 integrantes sean mujeres y el rango de edad existente entre los músicos, en los que se combina el brío de la juventud y la sabiduría de la madurez.

Dos fueron las obras que destacaron del programa: la Suite Holberg, de Grieg, y Orawa, del polaco Wojciech Kilar. La primera, plagada de impactantes sutilezas, mientras la segunda, de marcados contrastes y colorido intenso.