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Dedican al autor una mesa redonda en la feria del libro del Zócalo

Reconocen el compromiso social que Juan de la Cabada refleja en su obra
Foto
Jermán Argueta, durante su participaciónFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de octubre de 2011, p. 5

El escritor campechano Juan de la Cabada es uno de los cuentistas más importantes de México, debido a su estilo refinado, manejo de la brevedad, contundencia y el compromiso social en el que involucra a sus personajes.

De ese modo lo consideró el músico y escritor Alfredo Mauricio Marichal Cancino, sobrino de la actriz Julia Marichal, nieto de De la Cabada e integrante de la mesa-homenaje Juan de la Cabada y la Guerra Civil española, realizada la tarde ayer en el Museo del Estanquillo, una de las sedes externas de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo.

Marichal Cancino abordó el contexto histórico, político y social de la Guerra Civil española, en la que participó De la Cabada al acudir en 1937 a un congreso convocado por el presidente del gobierno de la II República Juan Negrín López.

Con el novelista, cuentista, narrador oral, guionista de cine y periodista iban José Chávez Morado, Fernando Gamboa, Silvestre Revueltas y luego los alcanzó David Alfaro Siqueiros, todos ellos como miembros de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios.

Destacó que en esa etapa en España, De la Cabada logró escribir su primer libro de cuentos, Paseo de mentiras, que publicaría en México años después. Incluso allá perdió el texto inédito de Incidentes melódicos del mundo irracional, en el que recrea leyendas y tradiciones del mundo maya, por lo que tuvo que rehacerlo de regreso al país.

Evocaciones del exilio

En la mesa también participaron el escritor, editor y cuentista Jermán Argueta y la exiliada española Leonor Sarmiento Pubillones, hija del sindicalista Ángel Sarmiento, quien evocó la estancia con su padre en la Francia ocupada por los nazis, luego de haber huido de su país por la represión franquista.

El miedo era constante, comentó Sarmiento Pubillones –quien en aquella época contaba con 14 años–, pero aún así se daban el modo para ayudar a quienes participaban del lado de la resistencia francesa.

Sarmiento, quien leyó textos del filósofo Adolfo Sánchez Vázquez y del poeta y guionista de cine Manuel Altolaguirre sobre la guerra y el exilio, dijo que Juan de la Cabada y varios inmigrados españoles fundaron aquí la Editorial Séneca, y que al escritor campechano lo conoció en el Ateneo Español de México.

“Lo decisivo es ser fiel –aquí o allí– a aquello por lo que un día se fue arrojado al exilio. Lo decisivo no es estar –acá o allá–, sino cómo se está”, leyó Sarmiento de un texto escrito por Sánchez Vázquez en 1977.

Jermán Argueta regaló al público del Estanquillo y a De la Cabada el cuento oral La casa de mis abuelos, para que se lo llevaran en el corazón. La casa de sus abuelos, contó, no era una casa, sino un barco, porque fluía agua por debajo y también por arriba, en forma de lluvia. Los dedos del nieto eran peces dorados, había neblina y, desde el tapanco, miraba cómo entraba el tiempo por las rendijas.