Opinión
Ver día anteriorJueves 6 de octubre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Informe sobre seguridad

Tufo a acto proselitista

Alarmante mensaje

A

unque el acto, por sí mismo, no revistió ninguna importancia, dado que el informe sobre la seguridad pública en la capital ya había sido expuesto por Luis Warman, presidente del consejo ciudadano, el 14 de septiembre en la Universidad del Valle de México, plantel San Rafael, la advertencia que levantó el jefe de Gobierno frente a los hechos violentos que rodean al DF y que cada día están más presentes en sus calles, bien merecieron lo rimbombante del acto.

El por qué del replay, que en su primera edición no convocó a más de una cincuentena de personajes de poca estirpe, podría buscarse en las razones políticas que inundan al país y la ciudad, desde luego, porque entre las porras, los aplausos y el punchis-punchis como sonido de fondo, el acto, más que un informe parecía acto de campaña, aseguran quienes estuvieron presentes, Pero todo eso no opaca el calado de los últimos párrafos del discurso que pronunció Marcelo Ebrard.

Seguramente la intención no es crear desasosiego, pero de alguna manera significó no metner la cabeza en el hoyo ante los brotes de inseguridad que se encadenan, y que avisan de males mayores.

Sucedió en Monterrey, donde, se diga lo que se diga, ante el incremento de hechos delictivos se creó un velo de silencio. No había, al final del año pasado, denuncias en contra de los hechos cometidos por el llamado crimen organizado. Un día la violencia se encaramó en la vida de los habitantes de aquella ciudad, y ahora frenar esos actos delictivos parece imposible, y el terror se palpa en la vida cotidiana de los regios.

En el DF las ejecuciones empiezan a sonar cada vez con más frecuencia, el narcomenudeo se vuelve evidente en muchos antros de todas partes de la ciudad, el cobro de cuotas por protección amplía su influencia, y poco a poco aquello que desde aquí se mira con horror –como los decapitados– amenaza con suceder y robarnos la tranquilidad que los gobiernos de izquierda, desde la admnistración de Cuauhtémoc Cárdenas y hasta hace pocos meses, se sentía en esta capital.

No queremos decir que la paz citadina, que tampoco podríamos calificar de total, esté perdida. Los elementos de juicio que presenta el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del DF confirman que la delincuencia ha disminuido, aunque la palabras del jefe de Gobierno nos ponen en guardia frente a la amenaza, el contagio que se pudiera sufrir aquí.

Explicamos en la entrega anterior que Cuauhtémoc Cárdenas, al tomar posesión como jefe de Gobierno, enfrentó una situación de inseguridad, heredada de la última admnistración priísta, que se empezó a resolver en su mandato, pero que obtuvo resultados positivos hasta el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y se consolidó en los primeros cuatro años de gobierno de Marcelo Ebrard.

Pareciera que la ciudad de México estuviera vacunada contra el virus de la violencia criminal con los programas de asistencia hacia la población, desde la ayuda a los adultos mayores, a las madres solteras o a los jóvenes estudiantes de prepa, entre muchísimos más, pero la advertencia del jefe de Gobierno nos señala que eso no basta.

Tal vez sea el momento de hacer más fuerte al Estado, para que el gobierno ocupe el lugar que la iniciativa privada, insesible y deshumanizada, ha dejado vacío y se lance a crear los empleos y la riqueza que hacen falta en todo el país. No hacerlo puede dar al traste con todos los esfuerzos que ha logrado el GDF. Habrá que recordar el refrán de antaño: el ocio es la madre de todos los vicios, y el hambre de la violencia.

De pasadita

Pudo haberlo dicho de cualquier otro estado de la República, los ejemplos se disparan en cuanto se pronuncia la palabra violencia, pero Marcelo Ebrard señaló Veracruz. ¿Será porque sabe que Fidel Herrera vendrá en apoyo de René Arce, el pinto –antes era amarillo y negro, después tricolor y ahora verde–, para tratar de recuperar el cacicazgo perdido en Iztapalapa y todo lo que eso representa? ¿O fue pura casualidad? ¡Aguas!