Opinión
Ver día anteriorJueves 6 de octubre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Circo republicano
D

entro de un año la campaña presidencial en Estados Unidos estará a punto de terminar. El presidente Barack Obama estará buscando su relección contra el candidato del Partido Republicano. El nombre de ese candidato aún no se conoce. Por esas fechas en México ya tendremos presidente electo, y hay quienes piensan que desde ahora conocen su identidad, pese a que los principales partidos ni siquiera han seleccionado a sus candidatos.

El circo republicano consiste en una serie de debates entre los distintos aspirantes a la nominación del partido. Esa nominación se obtiene mediante la acumulación de votos en las primarias del partido en distintos estados y culmina en una convención nacional del partido, que en esta ocasión se llevará a cabo a finales de agosto de 2012.

Se han programado una veintena de debates, que empezaron en mayo y terminarán en marzo de 2012. En el primero participaron cinco aspirantes y nueve en el más reciente, el 22 de septiembre. Algunos candidatos, como el ex gobernador de Minnesota Tim Pawlenty, ya se han retirado de la contienda, y otros, como el gobernador de Texas, Rick Perry, apenas han iniciado sus campañas.

El problema con esos debates (aparte de que son muchos) es que los participantes se la pasan pensando lo que deben decir y casi nunca dicen lo que piensan. Aluden a los grandes problemas que aquejan a Estados Unidos, incluyendo el desempleo, la deuda pública, la inmigración ilegal y el déficit comercial. Pero lo hacen con miras a decir cosas que creen que serán del agrado del Tea Party. Éste se ha convertido en el juez de lo que debe ser el perfil del candidato republicano.

En teoría el Tea Party es un movimiento popular que agrupa a millones de estadunidenses que exigen menos intromisión del gobierno federal en sus vidas y menos impuestos, más mercado libre, una mayor defensa de las libertades individuales, así como un mayor papel de los gobiernos locales y estatales, y un mayor apego a las ideas e ideales de los fundadores del país. El movimiento se ostenta como ajeno a los partidos políticos y no pretende competir para cargos de elección popular.

Empero, en la práctica es una aglomeración de grupos reaccionarios cuya única meta es sacar al negro de la Casa Blanca. Tras la elección de Obama se fue conformando una oposición sistemática al carismático pero inexperto presidente para asegurar su no relección.

Los presidentes de Estados Unidos siempre han buscado relegirse y casi todos lo han conseguido. En las últimas décadas tres no lo han logrado: Gerald Ford en 1976, Jimmy Carter en 1980 y el primer George Bush en 1992. Ahora hay muchos republicanos que creen que Obama podría formar parte de ese grupo de presidentes de un solo mandato.

El Tea Party ya ha tenido un impacto importante en la vida política de Estados Unidos. El año pasado influyó en las elecciones al Congreso y ahora su peso es evidente en los debates que los republicanos han organizado para ir depurando la lista de aspirantes a la nominación del partido en 2012.

La principal tarea de un aspirante es conseguir los fondos necesarios para crear una organización a escala nacional, pero sobre todo en aquellos estados que pronto tendrán las elecciones primarias. Y los grandes contribuyentes al Partido Republicano aún no han encontrado un candidato que les simpatice del todo.

Como muestra de lo absurdo que pueden resultar esos debates baste recordar la reacción del Tea Party a lo declarado por Rick Perry en uno de ellos. Dijo que apoyaba la política de Texas de cubrir el costo de la colegiatura para aquellos estudiantes universitarios, incluyendo a los hijos de mexicanos indocumentados, que han residido en el estado tres años y son egresados de una de sus escuelas preparatorias. La ley también estipula que el estudiante deberá iniciar los trámites para conseguir la ciudadanía estadunidense.

Pues bien, en una encuesta los miembros del Tea Party se pronunciaron en un 80 por ciento en contra de lo sostenido por Perry. Aún peor, a los pocos días Mitt Romney puso un anuncio en la televisión en el que criticaba a Perry y mostraba unas declaraciones hechas en noviembre de 2003 por del entonces presidente Vicente Fox agradeciendo al gobernador de Texas haber firmado esa ley.

Perry había empezado bien su campaña y muy pronto encabezó las encuestas. Pero en los debates tuvo varios tropiezos y ahora el Washington Post ha publicado una nota en la que asegura que la familia de Perry lleva años yéndose de cacería a uno de sus ranchos, cuyo nombre sigue siendo Niggerhead.

Con el ingreso de Perry a la contienda por la nominación del partido republicano muchos pensaron que el número de aspirantes se iría reduciendo y que sería una lucha entre él y Romney. Sin embargo, Romney tiene problemas con los sectores más conservadores del partido y además tiene la desventaja de ser mormón. De ahí que muchos republicanos le hayan pedido al gobernador Chris Christie, de Nueva Jersey, que se lanzara para presidente. Hace un par de días, Christie dijo que no lo haría.

En estos días Romney aparece encabezando las preferencias entre los republicanos, aunque no ha podido hasta ahora rebasar un 25 por ciento. Empatados en segundo lugar están Perry y el empresario Herman Cain, que se hizo rico vendiendo pizzas. ¿Cuál prefieren?

Hoy por hoy Obama tiene las de perder si uno confía en las encuestas. Más de la mitad del electorado cree que no podrá relegirse. Pero falta más de un año para las elecciones, y un año es mucho tiempo. Lo único cierto ahora es que los republicanos han organizado un circo entretenido.