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Alejandro Rosas es autor del libro 365 días para conocer la historia de México

Deplora investigador que en las escuelas se adoctrine en la religión de la patria

Se deben memorizar fechas, nombres y acontecimientos, pero no se alienta la discusión intelectual ni se responde a los por qués y los cómos, dice

La han utilizado como discurso legitimador

 
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de septiembre de 2011, p. 6

En las escuelas no nos enseñan historia, más bien nos adoctrinan en la religión de la patria, sostiene Alejandro Rosas, autor del libro 365 días para conocer la historia de México.

“Durante muchas décadas –explica el investigador– la enseñanza de la historia en el país ha dejado mucho qué desear: fechas, nombres y acontecimientos que se deben memorizar, pero que no provocan interés ni alientan la discusión intelectual o reflexión ni responden a los porqués ni a los cómos.

“En la segunda mitad del siglo XX, el conocimiento del pasado fue marcado por los dogmas de fe que estableció la historia oficial. El sistema político mexicano –por medio de la educación– no ha estado dispuesto a enseñarnos, sino adoctrinarnos en la religión de la patria. De ahí que la historia no hay que creerla, sino cuestionarla, por ser una visión maniquea, cuya mayor consecuencia ha sido la intolerancia”, asevera.

Más de 20 años de investigación

En charla con La Jornada, Alejandro Rosas manifiesta que lo anterior “tiene que ver con el planteamiento de los ‘buenos’, puros e inmaculados, incapaces de equivocarse; contra los ‘malos’ o villanos que se equivocaban y vendían la patria”.

Si bien la historia oficial existe en todos los países, en México hubo un abuso, porque no había fuentes alternativas para cotejarla y confrontarla, abunda Rosas.

“El ciudadano de a pie, nacido en el siglo XX, sólo tenía acceso a la historia que daban en el discurso cívico de ciertas efemérides, como el 15 de septiembre o el 20 de noviembre, el patriotero programa de la Hora Nacional y el libro de texto, y no encontraba 10 libros de biografías sobre un mismo personaje histórico, sólo encontraba la biografía convencional que vendía el sistema.”

La cuestión es que nos enseñan la historia no como una ciencia social que hay que cuestionar o reflexionar, sino como un dogma de fe. Y eso ha sido una manipulación terrible durante el siglo XX. La historia la han utilizado como un discurso legitimador.

Por otra parte, prosigue Alejandro Rosas, “a las personas de a pie les causa cierto escozor cuando se desmitifican importantes figuras históricas. Estamos tan adoctrinados que les cuesta trabajo abrirse.

Hoy día el lector, cuando lee novela histórica, cree que está leyendo historia. Y eso no es así, considera.

“Las novelas históricas deben leerse como tales: como novelas. Con el goce literario que implica, pues al final de cuentas no son libros para aprender historia, son volúmenes para provocar el gusto por la lectura y en particular por la historia.

Pero si se quiere aprender historia hay que recurrir al ensayo, la crónica o la biografía, por ejemplo. El lector que lee una novela histórica, piensa que ya sabe de historia.

Publicado por mr-ediciones, 365 días para conocer la historia de México es un libro de divulgación ameno e interesante, cuyas datos, crónicas o semblanzas son históricamente comprobables.

Se trata de un volumen que a manera de aquellos calendarios a los que uno iba arrancándoles las hojas cada día, se encontraba en el reverso la frase para reflexionar, el consejo para la vida diaria, la receta de cocina o la cita interesante.

En este caso se ven reflejados los más de 20 años de investigación y divulgación del historiador Alejandro Rosas.

Sin orden cronológico, personajes, hechos y sitios históricos, son descritos en breves y amenas crónicas.

El volumen está dividido en siete temas e integra los días de la semana.

Lunes: Retratos: biografías no convencionales; martes: Bailar con la más fea: la historia nacional a través de sus fantasmas y espíritus, creencias y supersticiones.

Miércoles: Al grito de guerra: las historias dentro de la historia; jueves: A la mexicana: los ya merito de la historia nacional,

Viernes: circo, maroma y teatro: lugares de entretenimiento de otras épocas; sábado: la insólita cotidianidad, y domingo: lugares con memoria: edificios, monumentos, calles, casas, templos y su historia.