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En la del DF cayó hasta 50% en vacaciones, casi el doble que en mismo periodo de 2010

Se desploman ventas de alimentos en las centrales de abasto del país

La crisis llegó al bolsillo de la gente y por eso restringe sus compras, señala la directora de Flama

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Venta de arroz y frijol en un local de la Central de Abasto de la ciudad de MéxicoFoto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de agosto de 2011, p. 23

Las ventas de alimentos en la Central de Abasto de la Ciudad de México (Ceda), la principal del país, se desplomaron de 40 a 50 por ciento durante las vacaciones de verano, prácticamente el doble de lo registrado en igual periodo de años anteriores, aseguró Rubén Ríos Bastida, presidente de la asociación civil de comerciantes de tal central (Cedaac).

Aunque dijo que siempre baja la demanda durante las vacaciones porque las familias alteran sus hábitos alimenticios, ya sea porque salen de paseo, comen fuera, hacen una comida al día o prefieren alimentos preparados e industrializados, precisó que la caída comenzó a registrarse desde el 10 de mayo y lo atribuyó a que la gente está restringiendo sus gastos.

Construida hace 28 años, la Central de Abasto de la Ciudad de México es presentada como la más grande del mundo ya que cuenta con 433 bodegas ubicadas en 327 hectáreas, que representan 51 veces el espacio del Zócalo capitalino, según su página oficial.

El año más crítico

Ahí se comercializan diariamente 30 mil toneladas de alimentos, se compra y distribuye 30 por ciento de la producción hortofrutícula nacional y se fija el precio de frutas y verduras que llegan de 22 estados de la república, además de que surte más de mil 500 puntos de venta del Distrito Federal y del estado de México entre mercados, tianguis, cadenas de autoservicio, restaurantes, hoteles o negocios de barrio o, en menor medida, amas de casa.

Este ha sido el año más crítico porque aunque las ventas de alimentos siempre bajan por las vacaciones de verano no rebasan 20 por ciento, no tanto como ahora, insistió el dirigente de Cedaac, y lo atribuyó a la mala situación económica del país.

Aunque no especificó cuántas toneladas o qué monto de dinero han dejado de percibir los comerciantes de la Central de Abasto, ejemplificó que la comercialización de un producto tan popular en la cocina mexicana como es la papa se redujo de 2 mil 200 toneladas por día a mil 200 toneladas diarias entre mayo y agosto.

A nivel nacional la caída no fue tan pronunciada, ya que Ramón Chavira, presidente de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de Centros de Abasto (Conacca), aseveró que las ventas disminuyeron 25 por ciento en promedio en las 64 centrales de la organización, o sea cinco puntos más que otros años.

Cecilia González, directora de seguridad patrimonial y justicia de la Federación Latinoamericana de Mercados de Abastecimiento (Flama), consideró que la crisis ya llegó al bolsillo de la gente y por eso restringen sus compras, así sea en lo más elemental, como son los alimentos, pero también dijo que por comodidad y falta de una educación alimentaria, se desplaza a las frutas y verduras por productos industrializados, pese a los daños que pueden ocasionar a la salud.

Un sondeo difundido hace unas semanas por la consultoría TNS Research International, especializada en hábitos de consumo, indica que el consumo de la llamada comida chatarra en los niños mexicanos se incrementó en estas vacaciones. Cuando hay clases, tres de cada 10 menores acostumbran comer dulces, golosinas y botanas, pero en las vacaciones fueron cuatro de cada decena. Un alza de 10 puntos porcentuales al pasar de 33 a 43 por ciento del total, a pesar de que los niños pasan más tiempo en casa, pero también se incrementa la ingesta de productos altos en carbohidratos y grasa, según TNS.

Ríos Bastida afirmó que por la misma baja en las ventas no se ha disparado el precio de los alimentos, salvo algunas excepciones como sucedió con el aguacate hasta hace unas semanas, ni siquiera por las sequías o inundaciones en algunos estados. Por el contrario, todos los productos perecederos por las bajas ventas han estado muy por abajo de su costo normal y estamos esperanzados que la demanda se componga con las clases.