Hoy sábado, en la Cineteca Nacional, comienza el proyecto interdisciplinario Mental movies, con el cual cada persona desarrollará, por medio de su imaginación, su propia película. Los elementos a la mano son la historia, narrada por un director de cine, y la música.

En conferencia de prensa, Paula Astorga, directora de esta dependencia, expuso que en Mental movies se unen literatura, música, artes visuales y, por supuesto, cine. Colaboran para su realización el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), por conducto de la Cineteca, con el apoyo del Museo de Arte Carrillo Gil y la Fonoteca Nacional.

La idea original es de la editorial argentina Clase Turista. Consiste en pedir a un escritor o guionista que realice un relato breve acerca de la película que filmaría si tuviera a su disposición todo el presupuesto del mundo. Una vez con el texto en mano, un artista visual diseña el cartel de esta película ficticia mientras un grupo de rock se encarga de componer la canción del soundtrack.

Finalmente, el material se presenta ante el público y todos los involucrados –escritores, artistas plásticos y músicos–, quienes comparten sus técnicas de trabajo o influencias en un intercambio con los asistentes para culminar con un pequeño concierto de la banda encargada de traducir en música la creatividad del escritor.

Redes culturales

Mental movies forma parte de la colección de Clase Turista llamada Millonarios por dentro, que busca celebrar la imaginación más allá de las restricciones económicas y crear redes de interacción cultural y difusión en el mundo.

La primera presentación de las dos películas de la mente de la colección mexicana son: No los perdono, con texto de María Novaro, arte de Javier Gutiérrez y música de Álex Otaola, y La torre y la niña pulpo, relato de Luis Téllez y Karla Castañeda, con arte de Alejandro Magallanes y música cortesía de Songs for Eleonor. La cita es hoy sábado a las 18 horas, en la Sala 3, Fernando de Fuentes, de la Cineteca Nacional.

La siguiente presentación se efectuará el 7 de octubre; participarán Fernando Eimbcke y Nicolás Pereda en los relatos; Dr. Alderete y Fernanda Brunet en los diseños, y Siddharta y Natalia Lafourcade en la música.

En la rueda de prensa, Perla Rodríguez, de la Fonoteca Nacional, expresó: Esta es una creación de nuevas y provocadoras ideas. De ahí que la Fonoteca Nacional aceptara la propuesta de participar en este proyecto. La Fonoteca tiene que ver con el sonido, y este proyecto se relaciona con la literatura y la música. En la Fonoteca fomentamos una cultura del escucha de tipo académico.

Paula Astorga dijo que el proceso de selección de los cineastas fue complicado, pero todos aceptaron al conocer el proyecto. La idea es que a final de año tengamos una caja con los cuatro textos, carteles y música. También, con estas actividades iniciamos los festejos por el aniversario del cine sonoro en México.

Por su parte, Florencia Magali, coordinadora del Área Educativa del Museo de Arte Carrillo Gil, instancia que planteó con los argentinos la posibilidad de realizar este proyecto en México, dijo: “El año pasado, la editorial Clase Turista participó en el foro de editoriales que hacemos en el museo; fue entonces cuando establecimos el vínculo. Por eso decidimos incluir a la Cineteca y a la Fonoteca, para que reforzaran los lazos institucionales.

Esperamos que el público mexicano reciba este proyecto con entusiasmo para hacerlo en más ediciones.

En entrevista, el argentino Esteban Castromán informó que el proyecto surgió en 2009, en Buenos Aires. “Nuestra idea era crear un formato donde pudieran dialogar las diferentes artes para crear un campo de experimentación y de relatos. Los creadores somos Iván Moiseeff y Lorena Iglesias. Lo hicimos en Argentina, luego en España (Madrid) e Italia. Ahora estamos en México, y en octubre estaremos en Bélgica. Nuestra idea es regresar acá para desarrollarlo en Tijuana.

Posteriormente, en Florencia, Italia, todo para generar un gran mosaico global de artistas para que puedan dialogar. Cada ciudad, cada persona, tiene sus posibilidades de imaginación y de generar relatos. El formato del cine se vuelve una excusa para contar historias.