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Vencer al filipino, la máxima aspiración para definir su futuro

El combate contra Pacquiao puede ser el último: Márquez

No sé cómo le haga para subir tantas divisiones, pero no quiero investigar

 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de agosto de 2011, p. a15

El combate más importante puede ser el último para Juan Manuel Márquez. Lo sabe, porque tardó tres años para que el filipino Manny Pacquiao aceptara volver a pelear contra él –el 12 de noviembre en Las Vegas–, después del último encuentro que sostuvieron y que el mexicano insiste haber ganado.

Del resultado de ese pleito se desprenderá su futuro. Podría coronar su carrera con un final casi cinematográfico si logra vencer al que muchos consideran su enemigo natural. Podría ser amargo, porque –admite– de perder esa sería la última pelea de su carrera.

No me presiona nada. Al contrario, me motiva saber que no tendré otra oportunidad. Sé que puede ser el último combate contra él y quizá el último de mi carrera, pero eso me da más fuerza, agrega.

Sabe que difícilmente podría concretarse otro pleito contra el filipino. Para Márquez –reconoce– no hay otra oportunidad para despejar todas las dudas que se arrastran desde ese combate que terminó por decisión dividida. Tuve que esperar para tener la oportunidad de demostrar que le puedo ganar, que no es invencible, como ya le gané en 2008.

Lo ha dicho tantas veces desde entonces: los jueces le regalaron el título superpluma al filipino, que hasta esa noche había pertenecido a Márquez: He visto las peleas, sin audio para no influirme, las he calificado dos veces asalto por asalto, y las dos veces yo gano por dos puntos.

Tampoco le intimida que Pacquiao siga escalando divisiones y cosechando cetros. Ahora el filipino es una masa de músculos que empezó su carrera desde peso mosca y conquistó en noviembre del año pasado el cinturón superwelter, cuando derrotó en 12 asaltos al mexicano Antonio Margarito, a quien envió al hospital por los golpes que recibió en la refriega.

Él viene de un peso más chico que yo, ahora yo buscaré la manera para subir fuerte y rápido como lo hacen en el equipo de Pacquiao, dice al reconocer cómo se ha desarrollado el filipino.

La forma como ha subido tanto y con éxito no es problema de Márquez ni le preocupa, como al peleador estadunidense Floyd Mayweather Jr, quien ha levantado sospechas en torno a Pacquiao, en el sentido de que el físico que ha desarrollado es producto de sustancias prohibidas.

“Quién sabe cómo lo haga, mucha gente dice que se toman y se ponen –hace ademanes de inyectarse. A mí no me interesa la duda, porque es una forma de difamar, no hay pruebas, así que lo mío es trabajar y ponerme fuerte”, dice Márquez.

Es asombroso el desarrollo de Pacquiao, reconoce, pues ha subido ocho divisiones, mientras el mexicano sólo ha ascendido cinco, pero cómo lo hizo es un tema que no quiero ni investigar ni saber, a mí sólo me queda el entrenamiento.

Como parte de ese trabajo hace menos de un mes enfrentó al colombiano Likar Ramos, a quien noqueó en el primer asalto cuando no habían transcurrido ni dos minutos.

El entrenador Ignacio Beristáin se molestó porque asegura que se desperdició una oportunidad para observarlo en acción. Márquez tiene una opinión distinta, pues considera que una pelea es impredecible, y la preparación para enfrentarla no fue una pérdida de tiempo.

Hubiera querido que resistiera unos seis asaltos, pero le metí un golpe que hasta sentí el impacto de su mandíbula en mis nudillos y ante eso no hay mucho que hacer, señala Márquez.

Aclara que la opinión distinta de Beristáin no hace que la preparación rumbo al combate más importante de su carrera afecte las relaciones con su mánager.

Simplemente él dice que haga una cosa y le hago caso, pero si hay algo que me ha funcionado, pues lo siento, pero lo seguiré haciendo. Al final es uno el que sube a recibir los chingadazos.