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Ejercer la crítica
El otro día me preguntaba por qué el pensamiento crítico, sobre todo en las sociedades en crisis, es tan incómodo pero al mismo tiempo tan irrenunciable, y entonces caí en la cuenta de que es como esa lancha que, recta en trayecto y a una gran velocidad, parte las aguas del mar hacia un lado y hacia otro, y, más que congregarlas, las disgrega en su parecer o perspectiva, tal como se contrapuntean las opiniones del público y su crítico, que, también como las aguas del mar, ve cómo la audiencia se hace hacia un lado (cuando están de acuerdo) o hacia el otro (cuando en desacuerdo), de ahí que el ejercicio de la crítica no sólo nos confirme esta idea de que lo que no se mueve no avanza, sino que además nos ofrece la certeza de que, como la lancha en el mar, el pensamiento crítico va siempre hacia adelante y gracias al cual sólo podemos evolucionar, como en las discusiones de los que realmente se aman, contrariándonos. |