Opinión
Ver día anteriorDomingo 3 de julio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Mexican Chicago
H

ace ya un buen número de años tuve la oportunidad de conocer a Jesús García, líder mexicano muy querido de la ciudad de Chicago donde radica desde pequeño. Es nativo de Durango, más concretamente de Santiago Papasquiaro, hoy territorio asolado por el narco. En 1986 fue electo como concejal y trabajó al lado del legendario alcalde afroamericano Harold Washington, que pudo triunfar debido a una alianza entre negros y latinos. Luego, en 1999, Chui fue el primer mexicano en ser electo al Senado del estado de Illinois. Y el año pasado ganó las primarias del Partido Demócrata y luego el puesto de Comisionado por el séptimo distrito del condado de Cook. Su regreso a un puesto político clave, marca un renovado brío en la comunidad mexicana de Chicago, especialmente de los barrios de Pilsen y La Villita.

Lo conocí en noviembre de 2003 en una cena en su casa en La Villita, al acompañar a Susan Gzesch, abogada de derechos humanos de la Universidad de Chicago. Fue una noche memorable en más de un sentido. A la cena asistieron también dos personajes del mundo político mexicano de Chicago, el Rojo Raúl Ross, activista, político y posteriormente editor de MX Sin Fronteras, y Juan Andrés Mora, en ese tiempo corresponsal de La Jornada. La plática derivó en política local y para mí fue una verdadera introducción a la manera en que hacen política los mexicanos en Estados Unidos.

A las 10 de la noche nos retiramos, porque Chui tenía que trabajar temprano y Susan debía regresar a Hide Park. Pero a la salida, el Rojo me propuso dar la vuelta para conocer el barrio y tener una verdadera experiencia antropológica. Susan esbozó una sonrisa y me dejó en manos de dos expertos guías, conocedores del entorno, sus cuevas y profundos vericuetos.

En efecto, nos dirigimos a La Cueva, en la calle 26 Oeste, y según me informaron había un show muy especial, aunque un poco tarde. Al entrar a La Cueva, nos cacharon para ver si traíamos armas, lo que ya me dio un primer indicio del lugar. La guarida estaba vacía y al sentarnos en una mesa nos vimos rodeados de chicas todas muy bien arregladas y pintadas. Estábamos en el bar travesti más conocido del barrio mexicano de Chicago (ver La Cueva Chicago en YouTube)

Después de un rato la charla derivó en política y ahuyentó a las muchachas, que se fueron a otra mesa, donde un solitario cliente recién llegado, con tejana negra y chaleco, pidió una botella de tequila. El tema del momento era el voto remoto, como suelen decirle al voto de los mexicanos en el exterior, que tuvo a varios de sus protagonistas, promotores y activistas radicados en la ciudad de Chicago.

Eran las 10 y media de la noche y el famoso show empezaba a las cuatro de la mañana. Poco a poco se fueron llenando las mesas y de vez en cuando salía alguien a bailar con alguna de las chicas. Llegaba la clase obrera mexicana de Chicago, algunos con cachuchas con nombres de las fábricas donde trabajaban, otros con uniformes y ropa de fajina. El ambiente gay y travesti de los mexicanos en Chicago es abierto, expuesto y militante.

Pero así como hay bares, antros, changarros y restaurantes mexicanos también hay bibliotecas, museos y centros culturales. En el barrio de Pilsen está ubicada la biblioteca Rudy Lozano, en honor a un joven y carismático líder local asesinado a quemarropa en su propia casa, por un gatillero mexicano, justo cuando estaba a punto de convertirse en una figura clave en el escenario político de la ciudad. Allí se reúnen decenas de jóvenes y adultos del barrio a leer, trabajar y estudiar.

El National Museun of Mexican Art, ubicado también en Pilsen, es una rara excepción en el panorama mexicano de Estados Unidos. Todos los años se hacen exposiciones de primer nivel y se realizan numerosas actividades culturales. Tiene una vasta colección de arte pero también realizan numerosas exposiciones temporales. Los concursos de altares por el Día de Muertos son actos que reúnen multitudes y se exhiben desde los tradicionales altares con flores y papel picado a cargo de Rita Arias, hasta montajes e instalaciones muy atrevidas y sofisticadas. Hay un gran dinamismo cultural, artístico, pictórico y escultórico. Me llamó especialmente la atención una exposición sobre la negritud en México, que atraía muchos afroamericanos de barrios vecinos interesados en conocer esta raíz medio oculta y desdeñada de nuestra multiculturalidad.

Los mexicanos en Chicago, son una comunidad bravía. Muy diferente a la de otros lugares de destino tradicionales. En Chicago los cónsules mexicanos pueden ser depuestos por la comunidad: ya se ha dado el caso y sólo pueden detentar el cargo personas con notables habilidades personales y un manejo muy cuidadoso de la relación con la comunidad y sus distintas organizaciones. Hay una estirpe de mexicanos marcada por la conciencia de clase obrera que se acuñó desde los años 20 en las grandes factorías de Chicago, Indiana y Detroit.

Es en Chicago donde se marca la pauta de las grandes movilizaciones sociales de migrantes en 2006 en respuesta a la propuesta de ley HR4437, del legislador republicano Sensenbrenner. La respuesta masiva a una movilización en la que se esperaban 50 mil personas y llegaron más de 300 mil cimbró a la ciudad y al país entero. Y luego volvieron a repetir otra manifestación masiva el primero de mayo e inauguraron por primera vez el Día del Trabajo, del trabajador migrante, en Chicago y en Estados Unidos.

Chicago es también tierra de oportunidades y de empresarios. También es tierra de sueños, como el del senador Richard Durdin, con su propuesta del Dream Act, para legalizar a la generación 1 ?, que son aquellos migrantes que llegaron de niños, estudiaron y se socializaron en Estados Unidos, pero no les permiten continuar con sus estudios universitarios por su condición de ilegalidad. Esta propuesta ha sido rechazada ene veces en el Congreso, ni siquiera ha podido ser discutida. Pero así como hay una ley Arizona y sus copias, en Illinois, el congreso local aprobó la Dream Act, que les da derecho a estudiar a muchos jóvenes. Bien por ellos y por esta ciudad tan excepcional como mexicana.