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La ciudad de México fue la primera escala de la columna, que partió de Cuernavaca

Llega Caravana por la Paz a Michoacán; tenemos que salir de este infierno: Sicilia

En Morelia, decenas de víctimas del crimen organizado se suman a la concentración

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Desapariciones y abusos policiacos, entre los ilícitos denunciados en el mitin de la capital michoacanaFoto Víctor Camacho
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Periódico La Jornada
Domingo 5 de junio de 2011, p. 10

Morelia, Mich. 4 de junio. En el comienzo del largo trayecto en la ruta del consuelo, con destino final al epicentro del dolor, Ciudad Juárez, Chihuahua, la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad se adentró a tierras del presidente Felipe Calderón. En el mismo sitio donde ocurrieron los granadazos de septiembre de 2008 se realiza el mitin, en el que se ofrece un disperso parte de daños del sexenio calderonista: el michoacanazo, muertos, secuestrados, desaparecidos en Acapulco, La Familia Michoacana y la lucha de los indígenas de Cherán.

Tenemos que salir de este infierno y dolor que nos han impuesto, resume el poeta Javier Sicilia en su arenga por que la sociedad y su activismo ponga fin a las decenas de miles de bajas colaterales o abstracciones que nos quieren hacer creer, cuando detrás de esos rostros hay vidas segadas, inocentes o criminales que no nacieron así.

Un nuevo episodio en la lucha contra la guerra al crimen organizado que ha asumido este movimiento se inició hoy en Cuernavaca, Morelos. Luego hizo escala en la capital del país y pernoctó en Michoacán, una de las entidades más sacudidas por la violencia y primer estado donde Calderón comenzó su experimento militar para combatirlo, en diciembre de 2006. Los inocentes están pagando esta guerra, por la negligencia de las instituciones, por la corrupción de las instituciones, que ha permitido que el crimen campee, como lo está haciendo, y cobrando las víctimas que somos los ciudadanos.

En ruta hacia la firma del pacto ciudadano, en Ciudad Juárez, la caravana hace una primera concentración en el centro de esta ciudad, a la que se suman los agraviados de la entidad, que no son pocos. Algunos reviven un grito añejo: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! Es una consigna legendaria, que cobra fuerza de nuevo, ahora en medio de otro tipo de guerra.

Hay quienes denuncian la desaparición de la periodista María Esther Aguilar, corresponsal de Cambio. Otros reclaman lo que en su momento fue un escándalo: la desaparición de 20 michoacanos en Guerrero. O a quien le secuestraron a un familiar que simplemente salió a trabajar.

Son casos particulares, en este cuadro michoacano donde permea el crimen organizado que es denunciado durante la concentración. El saldo parece interminable. Incluye el reciente conflicto de los indígenas purépechas, quienes denuncian la muerte de sus bosques en Terán, la colusión de los gobiernos federal y estatal en la protección de quienes explotan sus recursos. Cherán es muestra de lo que puede hacer la sociedad movilizada, resume Sicilia al reivindicar la lucha indígena.

Prevista para iniciar a las 9 de la mañana en el monumento a La Paz, en Cuernavaca, la tierra del poeta, quien ha encabezado esta movilización social, la caravana salió dos horas más tarde. Trece autobuses y casi 30 automóviles y camionetas acompañan a Sicilia en esta nueva travesía contra una realidad que avasalla a los ciudadanos, una violencia impune que los acorrala.

No ha pasado un mes de aquel mitin, como un estruendoso grito contra la militarización del combate al crimen organizado que mantiene el país casi en vilo de tantas muertes que ha dejado. Desde entonces, cuando Sicilia lanzó el desafío a partidos e instituciones para poner fin a una estrategia que arroja más de 40 mil muertos como saldo sangriento de la obsesión presidencial.

Desde aquel mitin no ha habido respuesta. Parece que no ha pasado nada, o casi nada: la difusión por el principal consorcio televisivo de una serie dedicada a la apología de la Policía Federal, impoluta, eficaz, atrevida, intrépida, inexistente en el país; una parada militar en Ciudad Juárez, encabezada por el presidente Felipe Calderón, quien reafirma su visión castrense para salir de la crisis de inseguridad.

Primera parada: el emblemático Ángel de la Independencia, en el corazón político del país, donde Sicilia ratifica el carácter que le confiere a la marcha con su visión poética: “La caravana del consuelo, palabra bellísima, muestra solidaria –dice– para acompañar el dolor, la soledad del otro, igualmente agraviado por el crimen organizado o por las corporaciones policiacas, o por las dos en esa siniestra colusión de ambos”.

Una marcha, asegura durante el mitin inicial, contra la noche que nos han impuesto los políticos y las ineficaces instituciones. Mientras quienes dicen representar a la sociedad mantengan esa visión de alcanzar el poder por el poder o la lógica del haiga sido como haiga sido, la sociedad no va a poder recobrar su dignidad, subraya.