Norberto Rivera Carrera expresó su preocupación por los jóvenes y adolescentes, pues sostuvo que la actual crisis sociocultural ha generado en este sector “actitudes de desilusión y rechazo hacia las instituciones –incluida la Iglesia y la familia– y los valores que éstas representan”.

En la homilía que encabezó durante la apertura del sexto Congreso de Laicos –donde el tema fueron los jóvenes–, el jerarca sostuvo que los síntomas más severos de esta situación conflictiva y de sus consiguientes conductas antisociales son alcoholismo, drogadicción, hedonismo, codicia, violencia, vandalismo, prostitución, prepotencia y consumismo, y expresó su inquietud porque en este panorama se ha dado un alejamiento de los jóvenes de las comunidades parroquiales.

Ante ello subrayó la necesidad de que la Iglesia y sus instancias afines realicen mayores esfuerzos por llegar a este sector de la población, para transmitir la fe en Jesucristo a las generaciones del siglo XXI que habitan en la ciudad de México.

Reconoció la existencia de una incapacidad que tenemos para acompañarlos en su proceso de maduración en los distintos ambientes sociales donde se ubican, y añadió que después de 17 años de que el segundo Sínodo hizo notar la urgencia de una atención cercana y diferenciada hacia los jóvenes, seguimos teniendo el reto de concretar las estrategias que logren que esta vertiente pastoral sea una verdadera prioridad en nuestras acciones cotidianas.

Recordó también que, en febrero pasado, durante la fiesta de San Felipe de Jesús, día en que se celebra al joven creyente, anunció la realización de una misión juvenil en la arquidiócesis de México para 2013, ocasión en la que también advertí a los jóvenes, presentes en el encuentro, que esa iniciativa requiere de conciencia, compromiso y preparación de todos los miembros de la comunidad arquidiocesana.

Señaló que la comunidad arquidiocesana debe ofrecer a los jóvenes nuevas expresiones de los valores, tanto humanos como evangélicos.