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Proyecto legislativo panista busca criminalizar a los músicos

Opiniones encontradas, desde quienes tachan de hipócrita la decisión a quienes la encomian
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de mayo de 2011, p. 15

La decisión del gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, de prohibir la difusión de narcocorridos generó opiniones encontradas entre políticos, especialistas y académicos, ya que mientras algunos aplaudieron la medida, otros dijeron que era una acción hipócrita, desesperada y frívola y poco efectiva, si no está acompañada de acciones que desalienten la cultura del dinero fácil que asocian los jóvenes con el narcotráfico.

Para José Ángel Pescador Osuna, ex secretario de Educación federal y ex presidente municipal de Mazatlán, Sinaloa, la medida de prohibir la difusión de los corridos que tienen que ver con el narcotráfico puede tener un impacto favorable, aunque aseveró que hay acciones que se dejan de lado y que podrían ser mucho más efectivas para desalentar los estímulos al dinero fácil, al poder y a las mujeres, que se promueven con este tipo de música.

Subrayó que es muy importante hacer frente a los problemas sin prohibiciones, porque el consenso que se pudiera generar en torno a una medida podría diluirse.

Pescador Osuna manifestó que resulta contradictorio impedir el acceso a este tipo de música, así como a videos e imágenes alusivas a las actividades y modus vivendi del crimen organizado, y que no se realicen estrategias para disminuir el consumo de alcohol.

Francisco Labastida Ochoa, ex gobernador sinaloense, consideró que para que un plan nacional contra la violencia y el crimen organizado sea efectivo debe incluir medidas que eviten que los medios de comunicación y la sociedad conviertan a los narcotraficantes en héroes.

Es necesario impedir que los modelos a seguir por los jóvenes sean los delincuentes, recalcó, y en ese sentido consideró positiva la decisión del gobernador López Valdez de prohibir la ejecución de los narcocorridos en bares, restaurantes y demás sitios de diversión.

En cambio, diputados del PRD y el PT consideraron como una medida desesperada y frívola la prohibición de interpretar y reproducir narcocorridos en Sinaloa, pues con ello no se resuelve de fondo el problema de la violencia.

El PAN insistió a su vez en que se apruebe una reforma para sancionar hasta con cuatro años de prisión a quienes compongan, interpreten o difundan canciones que exalten al crimen organizado, así como a los medios de comunicación que hagan apología del delito, y si provocan públicamente que éste se cometa.

El proyecto panista, que se presentó en enero de 2010, pretende que si se considera que un narcocorrido incitó a cometer un crimen, hizo apología de éste o de algún vicio, se aplique prisión de uno a tres años a quien lo compuso o lo cantó. Pero que si el delito se cometió presuntamente por el contenido de la canción, se considere al autor o intérprete partícipe en el ilícito y se le encarcele hasta cuatro años.

Y si el narcocorrido y el delito cometido caen en lo previsto en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, que se aumente la pena de cárcel hasta en una mitad.

Los diputados Pedro Vázquez González, coordinador del PT, y Víctor Manuel Castro Cosío (PRD), secretario de la Comisión de Educación, cuestionaron no sólo la medida decretada por el gobernador de Sinaloa, sino también el alcance de la propuesta panista.

Pedro Vázquez señaló que la iniciativa del PAN busca aplicar otra medida policiaca, propia del origen conservador de ese partido, pero contiene reglas que la sociedad no está dispuesta a atender. Lo que se requiere, expresó, es que desde la educación básica se fomente en los niños lo que representan el respeto, la violencia y la delincuencia organizada, y los daños que las drogas causan al individuo, pero también a la comunidad.

Roberto Bermúdez Sánchez, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, señaló que la prohibición de difundir dicha música es una medida hipócrita que no resuelve en nada el gravísimo problema del narcotráfico que enfrenta el país, y que tiene sólo la intención gubernamental de pretender demostrar a la sociedad que se hace algo para combatirlo, aseguró.

El problema no es que los jóvenes y la ciudadanía en general escuchen narcocorridos, sino las condiciones de pobreza y falta de oportunidades para acceder a una vida digna, situación agravada todavía más entre la mayoría de los jóvenes que no tienen espacios suficientes para continuar sus estudios superiores, pero tampoco tienen cabida dentro de la economía formal, dijo.

Miguel Castillo, coordinador de la licenciatura en sicología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), aseveró que la violencia que genera el narcotráfico no es resultado de una expresión cultural o preferencia musical de la sociedad, pues “escuchar narcocorridos no te convierte en un criminal.

Está comprobado, de forma científica, que no hay un comportamiento inducido si una persona está expuesta a imágenes, letras musicales o contenidos que reflejen agresiones, asesinatos, robos, secuestros o impunidad que los trastorne hasta llegar a convertirse en criminales.

El experto en educación subrayó que en cambio a los jóvenes a quienes se ofrece la opción del crimen organizado frente al desempleo masivo y a los salarios de miseria, esta actividad puede representarles una alternativa.