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El poeta, filósofo y militante de izquierda recibió cálido homenaje

González Rojo ha deletreado el infinito practicándolo, dijo Hernández Navarro

Enrique rechaza la fetichización de los intelectuales y del trabajo intelectual: Armando Bartra

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Luis Hernández Navarro, Armando Bartra, Enrique Semo, Enrique González Rojo, Martí Batres y Gabriel Vargas Lozano durante el homenaje a González Rojo efectuado la noche del jueves en el Club de Periodistas de MéxicoFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de mayo de 2011, p. 4

Si un aspecto hay que destacar de Enrique González Rojo Arthur es que ha dedicado su vida y obra a la tremenda tarea de, parafraseando su poema, deletrear el infinito practicándolo.

Así lo sostuvo el periodista Luis Hernández Navarro durante el homenaje que se rindió el jueves al escritor y filósofo en el Club de Periodistas de México, en reconocimiento a su larga vida de honestidad intelectual y lucha por el cambio social.

Organizado por la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal, fue un acto cálido, emotivo e incluso amoroso al que asistieron decenas de personas que colmaron el patio principal de ese céntrico recinto, entre familiares, amigos, alumnos, lectores y simpatizantes de la obra y las causas de ese entrañable y comprometido intelectual, quien cumplirá 83 años el próximo 5 de octubre.

Una breve intervención musical de dos piezas a cargo del guitarrista Guillermo González Phillips, quien es hijo del homenajeado, abrió el programa, el cual prosiguió con una mesa redonda en la que las diversas facetas de Enrique González Rojo fueron abordadas por cinco intelectuales: Enrique Semo, Armando Bartra, Gabriel Vargas Lozano, Jorge Aguilera López y Luis Hernández Navarro, además de Martí Batres, titular de Desarrollo Social del Distrito Federal.

En su intervención, Enrique Semo se refirió a la figura de González Rojo como político y teórico del socialismo, de la que destacó su enorme honestidad, modestia y valor.

El economista e historiador sostuvo que en un mundo intelectual preocupado más por la fama que por la obra, más por el estrellato que por la profundidad del pensamiento, el personaje se ha dedicado a hilar el complejo tejido de sus pensamientos sin preocuparse por la gloria pasajera y a veces inmerecida que otorga la publicidad en todas sus formas.

Destacó asimismo cómo ese poeta y el filósofo se ha dedicado no sólo a hacer política, sino también a pensar sobre ella, a partir del convencimiento de que no es posible luchar con el poder sin ideas, y mucho menos cuando se piensa en cómo cambiar el mundo.

Como lo hicieron los filósofos Armando Bartra y Gabriel Vargas Lozano en sus respectivas intervenciones, Semo habló de cómo el papel de los intelectuales en la sociedad y la lucha de clases ha sido uno de las principales temas que ha ocupado la reflexión crítica de González Rojo durante varias décadas.

Enrique rechaza la fetichización de los intelectuales y del trabajo intelectual, sostuvo en su turno Armando Bartra, quien sostuvo que no podía hablarse del homenajeado como una persona más, sino como parte de aquellos que se han empeñado en cambiar el mundo en un lugar más justo: Enrique es el compromiso con las mejores causas, es la militancia en el sentido más profundo del término.

Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada, hizo una semblanza del escritor, durante la cual recordó que éste es nieto e hijo de dos grandes poetas, Enrique González Martínez, patriarca de la poesía mexicana de la primera mitad del siglo XX, y Enrique González Rojo, integrante del grupo de los Contemporáneos.

Luego lo describió como un hombre amable y modesto, dotado de un extraordinario sentido del humor; un poeta de lo real y un filósofo dotado de un pensamiento crítico y genuino; un militante de izquierda comprometido y consecuente, además de profesor universitario formador de varias generaciones y trabajador inagotable que escribe todos los días, con más de 30 libros de poesía, narrativa y ensayo, y otros 15 sobre filosofía.

El periodista subrayó que fue en su época de estudiante de filosofía cuando González Rojo tomó conciencia de la posición filosófica que asumiría posteriormente: el marxismo, bajo la influencia de Elí de Gortari y Wenceslao Roces, ideología que lo llevaría a integrarse en 1955 al Partido Comunista Mexicano.

El repaso no dejó de mencionar la relación de González Rojo con José Revueltas, su papel como fundador de la Liga Lenilista Espartaco y del Partido de la Revolución Democrática, así como de integrante de la presidecia colectiva de la Convención Nacional Democrática impulsada en 1994 por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, además de su añejo empeño por vincular las luchas sindicales y campesinas.

Maestro en Letras mexicanas por la UNAM, Jorge Aguilera Gómez habló del González Rojo poeta, y definió que éste es un autor deslumbrante y comprometido cuya obra resulta irónica, mordaz y humorística.

En él encontramos la cada vez más difícil práctica estética que no rehúye lo coloquial por aparentar una complejidad que puede devenir artificio fatuo, porque en su obra conviven la vida cotidiana con la reflexión filosófica en su sentido primigenio, dijo.

“Sobre todo, lo que Enrique González Rojo ha demostrado es que la facultad humana de asumir un compromiso auténtico con las causas más necesarias –entre ellas la explotación económica y el sojuzgamiento étnico– no es incompatible con la producción literaria; por el contrario, su creación lírica es arma de combate que no renuncia a lo estético”.