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Erando González propone una versión libre de La ópera de los mendigos, de John Gay

Reflexionan en escena sobre corrupción y pobreza con sabor a la ciudad de México

La comedia mexicana y el teatro de revista animan esa propuesta vertiginosa, dice el actor

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Escena del montaje de La ópera de a barrio que se presenta en La Gruta, del Centro Cultural HelénicoFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de mayo de 2011, p. 5

El montaje teatral La ópera de a barrio consiste en una adaptación dramatúrgica con un intenso sabor a la ciudad de México, con miradas nostálgicas a cierto estilo y giros idiomáticos, pero que se sitúa en el momento actual, dice Erando González, autor de esa obra de humor, en versión libre a partir de la primera comedia musical, La ópera de los mendigos, que escribió el británico John Gay en 1728.

Esa comedia se escenifica en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico (avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn).

La unión del mariachi y algo de Pedro Navajas con la música de ópera del siglo XVIII es protagonizada por un pachuco malandrín del México de los años 50 del siglo pasado, quien se ha enamorado y secuestra a la hija de un importante personaje de la política. En medio de los enredos y canciones, sale a relucir una sociedad apática, corrupta y llena de vicios, en el montaje con la dirección y actuación de Bernardo Velasco y seis actrices.

Hacemos guiños a películas de esos tiempos. La idea es ofrecer un rato amable con referencias directas a nuestra realidad, en un hecho teatral que exige alto desempeño de actrices y actores, dice Erando González, quien antes adaptó y actuó una versión de Ricardo III, de Shakespeare.

No tengo angustia ni urticaria de escritor, afirma el actor y músico, quien ahora habla desde la experiencia de la dramaturgia. Una fuerte inspiración en la comedia mexicana, incluso en el teatro de revista, es lo que ánima la obra. Algunos diálogos fueron pensados para ser adaptados al momento político. Es una comedia vertiginosa, donde el número de personajes está reducido en beneficio de un desarrollo de la acción teatral muy ágil, muy desparpajada, con un humor que raya en la tontería, muy zonzo, muy directo.

Más de una vez ocurre que la política nacional parece comedia de enredos. La dramaturgia se encarga de llevarla hasta los escenarios para reflexionar sobre corrupción, pobreza y los problemas nacionales con un montaje, como hace más de 250 años hizo Gay para criticar a la aristocracia inglesa.

La transformación, o meter tijera, acota González, a un libreto de 149 cuartillas surgió de la actividad académica como docente del Centro Universitario de Teatro (CUT), en la clase de Música en escena. Y el proyecto estudiantil de 30 páginas para abordar situaciones desde distintos personajes, explorar la tarea vocal y corporal para dar una interpretación única, es finalmente montado a escala profesional por un ex alumno, Bernardo Velasco, quien antes lo presentó en el teatro Benito Juárez, en el Festival Viva Vivaldi.

La dirección musical la encabeza Armando López, donde son inevitables citas de la ópera original, “pero también en tanto que una comedia urbana muy mexicana, pasa por la presencia del mariachi que toca Las Mañanitas, una valona y una canción popular, El pañuelo”. La capacidad de la música en escena, con trabajo de orquesta, en algunos temas de baile modificados tomados como el aire se hace latente, muestra guiños cíclicos del arte dramático, pues se cita a Pedro Navajas, canción que Rubén Blades compuso inspirado en la Ópera de los tres centavos, de Brecht, la cual a su vez fue otra adaptación por el bicentenario de La ópera de los mendigos, de Gay.