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No le preocupa perder la belleza si está de por medio la victoria

Nada es más sexy que la fuerza, afirma la pugilista Zulina Muñoz
 
Periódico La Jornada
Viernes 25 de marzo de 2011, p. a19

La belleza no es nada en el boxeo, si acaso un atributo que se puede explotar comercialmente. Zulina Muñoz lo aprovecha porque le gusta la coquetería, confiesa, porque le agrada verse linda sobre los cuadriláteros, pero apenas suena la campana eso ya no importa ahí y dice que nada es más sexy que la fuerza.

Sacrificaría esa imagen de chica esmerada con tal de ser campeona del mundo, dice.

No me da miedo quedar fea, dice durante la ceremonia oficial de pesaje para la pelea en la que este viernes defenderá el título juvenil gallo del Consejo Mundial de Boxeo ante Judith Rodríguez, en el Salón José Cuervo, en Polanco.

Su único acto de rudeza en el encordado fue arrancar con los dientes la tapa de la bebida rehidratante. Lo demás en ella es delicado, la voz demasiado amable y la sonrisa fácil.

Elige cuidadosamente la ropa con la que subirá a la báscula, los tacones altos con los que camina por la Comisión de Boxeo capitalino, el maquillaje y la cejas delineadas, todo eso que no le preocupa siempre que avance con pie firme hacia el título del orbe.

El tabique de la nariz, ligeramente aplastado, un poco torcido hacia la izquierda, da constancia de que sus palabras no son alarde.

Refiere que la primera vez que terminó con secuelas del combate en el rostro, cuando entró al baño de su casa y miró los pómulos inflamados, las cejas hinchadas, los moretones, no resistió la impresión y se soltó a llorar. Eso ocurrió hace años; ahora es diferente.

Foto
La Loba Muñoz, durante la ceremonia de pesajeFoto Juan Manuel Vázquez

Si salgo con la victoria no me importa lo demás. No me duelen los golpes, ésos son pasajeros, pero el sentimiento de ganar me dura toda la vida, señala.

La belleza, entonces, queda por debajo de sus aspiraciones deportivas. Otra cosa –aclara– es la sensualidad. Para ella hay algo seductor en ver a una mujer fuerte, que sabe pegar, que se mueve con gracia y es demoledora. Eso, por sí mismo es sexy.

Por eso ahora está dedicada por completo al boxeo. Hace tres años trabajaba de enfermera en una clínica, pero gracias a que el boxeo femenil ha crecido y ha empezado a pagar un poco más a las mujeres, ahora la Loba puede concentrarse en seguir creciendo como pugilista.

Cuando este viernes salga del vestidor rumbo al cuadrilátero, muy coqueta, con guantes rosas y bata con dorados, caminará como todos los peleadores, con saltitos pequeños. Dice que en el trayecto repasará lo que hará sobre la lona, la distancia a la que mantendrá a la rival, los movimientos para salir por los costados y en qué momentos meter los mejores golpes.