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Directora General: CARMEN LIRA SAADE Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER Domingo 27 de febrero de 2011 Num: 834 |
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Bazar de asombros Lobos Atauriques Reinventar la frontera Dos poemas Fantasmas del pasado: José María Arguedas: todas las sangres de América Llueve en Coyoacán Ricardo Martínez a dos años de su muerte Columnas: |
Ricardo Martínez
Juan Gabriel Puga A continuación se transcribe el discurso pronunciado por Zarina Martínez, hija de Ricardo Martínez, en el Museo Colección Blaisten que se encuentra dentro de las instalaciones del Centro Cultural Universitario Tlatelolco de Ciudad de México, a casi dos años del fallecimiento del gran pintor mexicano. “Maestro Sealtiel Alatriste, director general de Difusión Cultural de la UNAM. Etnólogo Sergio Raúl Arroyo, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, maestra Julieta Giménez Cacho, secretaria de Programación y Asuntos Internacionales de la Coordinación de Difusión Cultural, Sr. Andrés Blaisten, señoras y señores, amigos: En nombre de la Fundación Ricardo Martínez y de la familia Martínez Lacy, tengo la gran alegría de hacer entrega de La gran Venus a la Universidad Nacional Autónoma de México a través del Centro Cultural Universitario Tlatelolco. La gran Venus ha recorrido un camino largo y accidentado hasta llegar hoy a su destino final. Era uno de los cuadros preferidos de mi madre, Zarina Lacy. Después de su muerte, mi padre la vendió y afortunadamente la recuperó poco después. En 2008 él expresó su deseo de que, junto con Los hombres del valle, donado a la UNAM ese año, La gran Venus se integrara también a su patrimonio artístico. Su muerte retrasó mas no canceló el proyecto que hoy vemos cumplido. Ricardo Martínez fue un universitario fugaz pero con una deuda innegable con la Universidad, por lo que ésta representó en su propia vida, no sólo académica sino personal: ahí conoció a Zarina Lacy. Ahí hizo amigos entrañables, presentes hoy a través de sus hijos, nuestros amigos entrañables. Casi toda la familia Martínez Lacy pasamos por sus aulas y uno de nosotros trabaja actualmente en la UNAM como profesor e investigador. Podemos decir entonces que La gran Venus pasó con éxito el examen de admisión a la UNAM y hoy lo celebramos. Este es el primer acto público de la Fundación Ricardo Martínez y es para nosotros un honor que sea con la Universidad Nacional Autónoma de México. Esperamos continuar una relación de cooperación que contribuya a difundir el legado de mi padre. Muchas gracias". Con estas palabras, Zarina Martínez, hija del pintor Ricardo Martínez de Hoyos, fallecido el 11 de enero de 2009, dio paso a una era de reconocimiento y promoción a la imagen de este gran artista que tendrá como base de actividades la Fundación que lleva su nombre. La entrega de La gran Venus al acervo del Centro Cultural Universitario de Tlatelolco fue el primer acto público de esta organización, creada a partir de un trabajo sistemático de revisión y clasificación de todo el material que existe dentro del estudio del pintor, tarea en la cual se ha avanzado considerablemente. Hoy en día, la Fundación reúne un archivo de imágenes y documentos muy extenso que incluye un catálogo preliminar de las piezas prehispánicas que el artista conservaba en su taller, mismas que fueron registradas por el INAH, así como una clasificación de su biblioteca de arte y un registro de sus imágenes ante la Dirección General de Derechos de Autor. La Fundación se mantiene actualmente con recursos propios, pero se contempla en un futuro la posibilidad de establecer mecanismos que permitan recibir donativos y aportaciones pues, aunque la institución fue creada sin fines de lucro, mantenerla implica gastos que hay que cubrir de una u otra manera, indica Zarina Martínez, quien también nos informa que se ha establecido un grupo de “Amigos de Ricardo Martínez.” Zarina, residente en París con sus dos hijos y su esposo, comenta que se ha comenzado a trabajar en la elaboración de un catálogo que permita un seguimiento de la obra de su padre, así como la posibilidad de acceder a coleccionistas, facilitar la detección de falsificaciones y agilizar la expedición de certificados de autenticidad. Además, continúa Zarina, se tienen algunos proyectos en puerta, como la oferta del Gobierno del Distrito Federal de habilitar un recinto que albergará al Centro Cultural Ricardo Martínez. Este proyecto, que está detenido por falta de presupuesto, tendrá como morada el antiguo Teatro Variedades del Centro Histórico de Ciudad de México; las autoridades han informado que habrá presupuesto y que la intención es dar término a dicho proyecto para 2011. En el corto plazo, la Fundación trabaja con el GDF a través del Museo de la Ciudad de México en la elaboración de una exposición que tendrá lugar durante el primer semestre de 2011 y que albergará una parte importante de la obra de Martínez. Con esta exposición se espera atraer la participación privada con el objetivo de poder llevar a término el gran proyecto de Centro Cultural. Entre los logros de la Fundación está haber acordado con la UNAM la realización de una exposición retrospectiva durante el primer semestre de 2012, que tendrá lugar en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. El departamento de Difusión Cultural de la máxima casa de estudios ha ofrecido también su apoyo para la edición del catálogo que esperan concluir en breve. Otro de los proyectos a mediano plazo consiste en realizar una exposición itinerante de obra reciente del pintor, para ser dada a conocer en el interior de la República, misma que dará inicio en el Museo de la Ciudad en Querétaro. Esta admirable labor de difusión de la obra de Ricardo Martínez está a cargo de tres de sus hijos, Ricardo, Zarina y Pablo, y actualmente tiene domicilio en un local de la colonia Las Águilas de Ciudad de México. La gran Venus puede ser visitada y admirada en las instalaciones del Centro Cultural Universitario Tlatelolco en la sección Museo Colección Blaisten. Esperamos que la labor de la Fundación Ricardo Martínez fructifique en la extensa difusión de su maravillosa obra que, a pesar de haber sido ya exhibida en numerosas ocasiones, merece un lugar permanente en la vida y en la cultura de Ciudad de México. |
