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Me obligaban a firmar una carta en la que admitía una deuda mayor

Pacientes de escasos recursos denuncian malos tratos y cobro excesivo en el INER
 
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de febrero de 2011, p. 14

Desde antes del mediodía del lunes, Víctor fue dado de alta del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) luego de que una insuficiencia respiratoria grave lo mantuvo hospitalizado durante un mes. Pero las trabajadoras sociales le condicionaron la salida al pago de 19 mil pesos que adeuda por el servicio recibido. Y eso que por sus condiciones socioeconómicas el paciente fue clasificado en el nivel 1 para el pago de las cuotas de recuperación.

Víctor es portador de VIH/sida; hace dos años perdió el sentido del oído y por ello dejó de trabajar. Su esposa Patricia es el único sostén de su familia. Como ayudante de cocina tiene un salario de mil pesos a la semana, sin prestaciones. Con un préstamo y parte de su sueldo únicamente pudo cubrir 5 mil 700 pesos durante el tiempo que su esposo permaneció internado. El monto incluye el pago de 4 mil pesos que el INER le cobró por los días que Víctor estuvo en el área de urgencias y sin el cual no le asignarían una cama en el hospital.

En entrevista, Patricia comentó que desde los primeros días se percató de que la cuenta crecía mucho de un día para otro, porque inicialmente el área de trabajo social determinó que les correspondía el nivel 3, el cual se aplica a las personas de mayores ingresos económicos. Para mí era imposible y solicité la reclasificación.

Luego de pedirlo formalmente y por escrito a las autoridades del instituto, Patricia logró la reclasificación al nivel 1, y supuse que ya no habría problemas y podría pagar la cuenta, pero no fue así porque la deuda siguió creciendo a pasos gigantes, sobre todo porque varios estudios de laboratorio y de imagen aparecen casi todos los días y a veces hasta duplicados.

El pasado lunes, cuando los médicos dieron de alta a Víctor, les informaron que todavía deben 19 mil 878.22 pesos.

Tanto la señora Patricia como sus hijos se quejaron del maltrato de que fueron víctimas por parte de las trabajadoras sociales, una en particular, que se burló de nosotros y no nos dejó explicarle ni plantearle nuestras dudas.

Señalaron que desde antes del mediodía Víctor desocupó la cama y pasó a una silla, donde permaneció el resto de la tarde, a pesar de que aún está convaleciente y debilitado por la enfermedad.

Para las trabajadoras sociales, sólo había dos posibilidades de salvar el conflicto: que pagaran los 19 mil pesos de la cuenta o que Patricia aceptara firmar una carta compromiso en la que reconocía una deuda hasta tres veces más grande porque se le ubicaría nuevamente en el nivel 3.

Otro problema fue que la señora pudo llegar al INER alrededor de las 18 horas, luego que concluyó su jornada laboral –porque si falto o me salgo antes me descuentan–, situación que las trabajadoras sociales tampoco escucharon y no permitieron que Víctor se fuera a su casa.

El trato fue aberrante, porque en el instituto tienen toda la información de los pacientes, para poder ubicarlos después si es que tienen algún adeudo, por lo que la actitud de las empleadas estaba fuera de lugar, señaló Patricia.

A la hora en que ella llegó al INER ya se había retirado el personal de contabilidad, por lo que Víctor y su familia salieron con el compromiso de que regresarían. Lo único que pedimos es que hagan bien sus cuentas y que nos cobren sólo por lo que efectivamente le hayan hecho al paciente, dijeron.