Opinión
Ver día anteriorDomingo 6 de febrero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Nefasta necedad
H

ace tres años escribimos una crónica que titulamos Aberración urbana, en referencia a la entonces nombrada Torre Bicentenario, la cual sería el edificio más alto de Latinoamérica, con el diseño de un arquitecto holandés, inspirado supuestamente en la Pirámide del Sol de Teotihuacán, que, en palabras de Germán Dehesa, más bien parecía el muñeco del Tin Larín.

Lo más grave era que se iban a apropiar de un pedazo del Bosque de Chapultepec para construir un gran estacionamiento subterráneo y destruirían una de las muestras más representativas del arquitecto Vladimir Kaspé. Era el Super Servicio Lomas, construido en 1948 en las Lomas de Chapultepec, una zona de la ciudad que en esa época estaba iniciando su desarrollo.

Aquí, alrededor del tema central de una gasolinera para una zona residencial, Kaspé diseñó locales comerciales, una estación de autoservicio y una sala de fiestas que se convirtió en oficinas. Solucionó una compleja serie de necesidades con un diseño sencillo, funcional y estético que daba unidad al conjunto.

Por su importancia estaba incluído en la relación de inmuebles con valor artístico del Instituto Nacional de Bellas Artes. Hablamos en pasado porque prácticamente fue destruido todo el conjunto.

La obra era representativa de la corriente funcionalista, derivada de las enseñanzas de la Bauhaus y de los postulados de Le Corbusier, que fueron creando la arquitectura contemporánea mexicana, reconocida mundialmente. Uno de los mejores exponentes de esta arquitectura fue Vladimir Kaspé.

Nacido en Rusia en 1910, Kaspé se trasladó a París en donde se tituló de arquitecto. Ahí conoció a Mario Pani, quien al comenzar la Guerra lo invitó a venir a México, donde realizó una destacada obra.

La experta en la material, Louise Noelle, comenta de ella: Sobresale su gusto por el orden y la pureza del diseño, aunado a la preocupación de cuidar el proceso del trabajo constructivo, para lograr así edificios que siempre guardan un aspecto impecable.

Las inumerables muestras públicas de rechazo y la acción del INBA lograron detener el proyecto de la Torre Bicentenario. Ello no desanimó a la empresa Danhos, que elaboró otra propuesta arquitectónica y consiguió un amparo con el cual se lanzó a destruir la obra de Kaspé, dejando un pequeño pedazo que supuestamente van a integrar en la nueva construcción.

Esta consiste en una torre de 25 pisos, que se estima va a atraer a 7 mil personas y sus autos, a una zona que ya padece graves problemas de circulación. Entre otras causas porque que se ha vuelto paso de miles de automovilistas que bajan de Santa Fe y Bosques de las Lomas, enormes fraccionamientos que se autorizaron sin abrir nuevas vialidades, lo que convierte en una pesadilla las escasas vías que les dan acceso. A todo ello se añade que el predio está a unos pasos del Periférico, vía de suyo congestionada en las horas pico, lo que se va a agravar con el aforo de vehículos que va a generar la polémica torre.

Ahora nuevamente se levantan voces ciudadanas y la secretaria del Medio Ambiente del gobierno capitalino, Martha Delgado, reconoce la necesidad de analizar la afectabilidad vial del proyecto, por las implicaciones que puede tener en los alrededores, incluído el Bosque de Chapultepec, colindante con el predio.

Aunque el abogado del Grupo Danhos afirma que cuentan con todas las licencias y permisos necesarios, no perdemos la esperanza de que impere el bien público sobre los intereses económicos y políticos que usan a la ciudad como botín.

En las cercanías se encuentra el que seguro es el restaurante de carnes tipo argentino más antiguo de la ciudad: Loma Linda, situado en Paseo de la Reforma 1105. Fue pionero hace más de medio siglo en ofrecer lomo, churrasco, empanadas y demás especialidades características del cono sur. Ha renovado su aspecto de cabaña, pero conserva la calidad de sus viandas.