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Falta revisión, más allá de antologías u homenajes: director del MAM

La obra de María Lagunes, alerta del vacío crítico en la escultura mexicana
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de enero de 2011, p. a14

Buena parte de la producción escultórica mexicana de las cinco décadas pasadas aún no ha sido revisada en términos de autor, de lenguajes o de búsquedas específicas, más allá de los consabidos homenajes o de las generosas compilaciones antológicas, señala Osvaldo Sánchez, director del Museo de Arte Moderno, recinto que montó la exposición María Lagunes. El volumen develado, retrospectiva de 71 piezas, entre escultura, dibujo, pintura y tapiz, que abarca medio siglo de producción artística. Para la muestra, la autora realizó una escultura en fibra de vidrio con la que cierra su ciclo de 2010.

Continúa Sánchez: La reflexión académica en torno a la escultura en México en la pasada mitad del siglo XX carece de contextos legitimadores que nos permitan aquilatar a sus artistas sin mitificaciones. La obra de María Lagunes nos alerta sobre este vacío crítico.

Aunque Lagunes vive en México, reconoce que a partir de 1990 me he dedicado más a Europa; incluso en París la galería Jean-Luc Méchiche promueve su obra. De 1973 a 2000 participó en los salones de mayo. En 2004, por ejemplo, expuso en el Museo de Arte Moderno de Valladolid y en el crucero del Hospital Real de Granada, ambos en España. Para el jardín de las esculturas del Fórum Cultural Guanajuato, realizada en el exterior del Museo de Arte e Historia de Guanajuato, en León, realizó la obra en bronce Protagonistas en llamas, de tres metros de altura.

En la obra seleccionada para la exposición se impone la temática recurrente de Lagunes, como las ciudades y las multitudes, así como la amplia gama de materiales empleados en sus esculturas: mármol, ónix, madera, granito, bronce, acero cromado y fibra de vidrio, apunta la curadora Lily Kassner. También realizó tapices como esculturas, que llamó textiles blandos. Cada material requiere una solución diferente, acota la escultora.

Nacida en una hacienda ganadera en Veracruz, Lagunes vivió sus primeros seis o siete años en plena libertad. Desde pequeña empecé a mover las manos: con cintas de varitas hacía casitas como las que veía en el lugar, luego las rompía. Después, se fue a vivir al puerto de Veracruz, donde estudió, primero, decoración de interiores en la Universidad Femenina de Veracruz, luego, grabado, litografía y cerámica en el Centro Superior de Artes Aplicadas; finalmente, de 1961 a 1965, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde fue maestra de 1969 a 2005.

Hizo una primera exposición individual, Las ciudades y el hombre, 1966, en el Instituto Francés de América Latina, por medio de la cual obtuvo una beca para estudiar en Francia sobre la integración de la escultura a la arquitectura y el urbanismo, con André Bloc. Su estancia europea y sus recurrentes exposiciones le abrieron el horizonte hacia todas las tendencias. Se quedó ligada al medio francés.

La obra de Lagunes tiende hacia la verticalidad. Al respecto, Kassner escribe: “la figura humana se transforma en seres espigados que, sin la extrema delgadez de los de Giacometti, dimanan similar espiritualidad profunda, cuerpos de armoniosa complexión que dejan entrever, en vez de órganos, partes estructurales del sostén interno de su construcción –algo parecido a lo que en los talleres de escultura se le dice ‘alma’”.