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He sido consecuente y constante al denunciar pasado y presente del ex mandatario, afirma

Uribe ,un gran oportunista, sostiene Daniel Coronell, periodista colombiano

El ex gobernante me ha acusado de sicario, mafioso, estafador y no me acuerdo qué más, dice a La Jornada

En 2005 el comunicador tuvo que exiliarse en EU; el ex presidente confunde información con el mensajero

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Daniel Coronell, periodista colombiano, quien decidió denunciar penalmente al ex mandatario Álvaro Uribe
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 10 de enero de 2011, p. 23

Daniel Coronell es uno de los periodistas más apreciados de Colombia, a quien el ex presidente Álvaro Uribe ha calificado de miserable por las denuncias que el informador ha hecho por los negocios irregulares de los hijos del ex mandatario. Y el ex gobernante no para ahí. Me acusa de sicario, mafioso, extorsionista, estafador..., ya no me acuerdo de más, indica el periodista, quien decidió denunciar penalmente a Uribe.

No es el primer enfrentamiento que Uribe mantiene contra Coronell. El periodista de 46 años y ganador en varios géneros del premio de periodismo Simón Bolívar, cuenta en entrevista con La Jornada, que cada vez que alguien le menciona su nombre al ex gobernante, éste “monta en cólera. He sido constante y consecuente en las denuncias sobre su pasado y su presente. Lo fui cuando era candidato sin ninguna opción, cuando marcaba en las encuestas el 2 por ciento, yo estaba también desde esa época diciendo quién era Uribe.

“Tuve un papel relevante en la denuncia de la compra de su primera relección; en las chuzadas (escuchas ilegales), los negocios de sus hijos, la corrupción del proceso releccionista y eso lo ha molestado y lo lleva a confundir la información con el mensajero. Quisiera que esas informaciones desaparecieran o por lo menos que quien las ha investigado terminara en la cárcel. Uribe hizo durante su gobierno tres intentos por criminalizarme. Recientemente la ha emprendido contra mí en Twitter. Trato de conservar toda la cortesía en el lenguaje, no insultarlo jamás pero también persistir en un trabajo periodístico de investigación que es muy importante”.

Álvaro Uribe ejerció la presidencia de Colombia en dos periodos 2000-2006 y 2006-2010 después de modificar la Constitución. Él y sus aliados intentaron otra modificación constitucional para una segunda relección, pero la Corte Constitucional falló en su contra y lo imposibilitó a presentarse como candidato para un tercer periodo.

Coronell, quien junto con su familia debió exiliarse tras amenazas de muerte en Estados Unidos en 2005, elogia esa decisión. Colombia le debe mucho más a la Corte Constitucional que lo que está dispuesta a aceptar. Que esos siete magistrados hayan marcado un alto a la carrera por perpetuarse del entonces presidente Uribe, le puso un nuevo ritmo a la democracia en el país. No tardaremos en darnos cuenta de todo lo que evitaron con la decisión del no a la relección de Uribe. Si bien la elección de (Juan Manuel) Santos no cambia el fondo del gobierno Uribe, sí nos muestra variaciones importantes. Nos habíamos acostumbrado a un gobierno entrometido, que irrespetaba los fueros de la justicia, que espiaba a los altos jueces, que investigaba a sus aliados involucrados en el narcotráfico y los grupos paramilitares, que espiaba a los dirigentes de la oposición y a los periodistas. La reserva de la fuente que es un derecho que garantiza la libertad de información no le parecía. Es un obstáculo en el cumplimiento de sus planes.

Coronell, graduado en el Externado de Colombia, es profesor de periodismo en las universidades de los Andes y Javeriana, dice que Uribe es “un gran oportunista. Al comienzo de su carrera parlamentaria posaba de centro izquierda… Después de la gobernación de Antioquia lo marcó una fuerte tendencia a la derecha, le dio resultados electorales y él pensó que podía trasplantarlo a la esfera nacional. Lo logró con éxito porque ha sido consistente con su discurso de fuerza, que hace unos años no tenía posibilidad política.

“Uribe durante su gobierno logró cosas importantes en materia de seguridad –no tantas como él dice. La herencia que deja, más allá del tema de la seguridad –que es muy importante– con notables avances que reconozco, ha sido de vulneración del orden constitucional, de violación de los derechos humanos, de atropello sistemático a la justicia, a la oposición política y a la prensa”, abundó.

Al regresar de su exilio en 2007, Coronell fue premiado por la mejor columna de opinión y, en 2008, como director de Noticias UNO, con el reconocimiento de mejor seguimiento a una noticia en televisión. Fue opositor de la primera y segunda relección de Uribe por el atropello a la institucionalidad, y señala similitudes entre el ex presidente y el peruano Alberto Fujimori: Hay enormes similitudes en el uso de la inteligencia del Estado como herramienta política, también en la vulneración de los derechos humanos de los más débiles, en alianzas de personas cercanas a él con grupos irregulares para combatir otros grupos irregulares, también en la inversión permanente en el culto a la personalidad.

¿Con el intento de relegirse hasta dónde se intentó cambiar el orden constitucional de manera fraudulenta?

–La primera relección en sí fue producto de un fraude, eso ya está demostrado más allá de las opiniones. Hay tres congresistas condenados por eso, lo que pasa es que el proceso judicial no ha operado con el mismo ritmo en el caso de los funcionarios del gobierno de Uribe. Fue evidente el fraude en la primera relección y lo hubo también para buscar la segunda, en la conformación del referendo releccionista, en su financiación, en las cuentas públicas que presentaron. Fue un fraude advertido y evaluado por la Corte Constitucional y que pesó mucho en la decisión de no darle paso a una tercera administración de Uribe. Ahora el ex presidente plantea que lo fraudulento fue sin su conocimiento. Eso es imposible. No creo que los promotores hayan actuado por su cuenta y a espaldas del beneficiado. No creo que en la primera relección la compra de los votos a los parlamentarios se haya hecho sin el conocimiento del presidente. Es más, hay testimonios de los implicados que indican que eso no fue así. Por último, el uso del aparato de inteligencia del Estado, de la Central de Inteligencia, el DAS, para perpetuar a Uribe en el poder es un hecho. Si usted mira las declaraciones del jefe de inteligencia del DAS, en su confesión establece cuáles eran los blancos principales: los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los parlamentarios de la oposición y un periodista”.

Recientemente, Uribe arremetió contra Coronell vía Twitter por los señalamientos que el periodista hizo de los hijos de ex mandatario, y la confrontación finalizó con la denuncia del comunicador contra el ex gobenante por injurias y calumnias. Denunció penalmente a Uribe, cuenta Coronell, pues pensé que no debía soportar la andanada sin reaccionar. Tengo la certeza que no servirá de mucho pues una cosa es un reportero ante un hombre tan poderoso como él. Es una constancia para que mis hijos sepan en unos años que su papá no acepta como propios los calificativos que quiso endilgarle en un momento el hombre más poderoso de Colombia. Me acusa de sicario, mafioso, extorsionista, estafador... no me acuerdo de más.

–¿Cuál es el tema con los hijos del ex presidente?

–Son varios, en diferentes periodos. Hace dos años en una investigación puse en evidencia que Tomás y Gerónimo (Uribe) se enriquecieron al lograr utilida- des cercanas a 10 mil por ciento. El espacio donde se encontra- ban unos lotes de ordeña de su propiedad fue declarado zona franca y, por efecto de la valorización, esas tierras tuvieron esa utilidad. Buena parte de las decisiones que permitieron el negocio provenían de subalternos de su padre. En lo municipal, el alcalde que había promovido el cambio de uso de la tierra por medio de una empresa familiar terminó comprando parte de esas tierras y se benefició también. Ellos se la vendieron a muy buen precio comparado con el negocio que habían hecho un día antes con otras personas.

“Por otro lado, en el escándalo de la compra de la primera relección, uno de los mecanismos fue la entrega de las notarías que es un negocio muy rentable, y está probado que algunas se entregaron para comprar el favorecimiento político de los congresistas que, a cambio, debían votar a favor de la relección. A raíz de eso surgió el tema de una notaría en Tunja, Boyacá, –en conversación que tengo grabada– la antecesora me cuenta que ella es cuota de Tomás, el hijo mayor. La revelación de la grabación les disgustó mucho. En tercer lugar tiene que ver con la relación de los hijos con un político de menor envergadura de la costa del país, Javier Socarrás, involucrado en varios delitos: la falsificación de su título profesional y el otro, muy grave, de participar en el tráfico de fallos en el Consejo de Estado. Últimamente y a raíz de una investigación y publicación del Miami Herald se hace mención del encuentro de Tomás en Panamá con unos contratistas (de la alcaldía de Bogotá) cuestionados: los Nule y una multinacional brasileña de construcciones.

Nule le entregó una declaración al periódico que reprodujo la emisora colombiana la FM y dice que Tomás Uribe no se benefició con la contratación. Lo que planteo es que hay un conflicto de intereses y hay que revisar éticamente por qué el hijo del presidente se reúne con personas que están interesadas en contratar obras gigantescas con el gobierno que preside su padre. Me parece que aunque sea una gestión desinteresada, es una gestión que no es admisible”.