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Publican en la isla el primer libro sobre el Nobel en casi 20 años

Cuba rompe el silencio editorial ante la obra de Octavio Paz

Los signos mutantes del laberinto, de Rafael Acosta de Arriba, es una extensa investigación sobre la crítica de arte del escritor mexicano

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La presentación del libro se realizó en la Casa Benito Juárez, en el centro histórico de La HabanaFoto Archivo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 28 de diciembre de 2010, p. 5

La Habana, 27 de diciembre. Cuba rompió con un virtual silencio editorial sobre Octavio Paz, al publicar por primera vez en casi dos décadas un libro acerca de la obra del Nobel mexicano, autor casi desconocido en la isla.

Los signos mutantes del laberinto, que acaba de aparecer con el sello del Instituto Cubano de Investigación Juan Marinello, es una amplia investigación sobre la crítica de arte de Paz, realizada originalmente como tesis doctoral por Rafael Acosta de Arriba (La Habana, 1953).

La editora, Anette Jiménez, dijo en la presentación del volumen que la obra viene a llenar dos vacíos importantes en el panorama editorial de la isla: el de la escasa bibliografía sobre crítica de arte y el de la ausencia de publicaciones sobre Paz.

La profesora universitaria María de los Ángeles Pereira destacó que el texto incursiona en la zona más inexplorada de la vasta obra del autor de Árbol adentro, por lo que es de inapreciable valor para los especialistas.

Para muchos, este es el primer libro cubano dedicado a Paz. Sin embargo, Acosta reseña en la introducción que él mismo había publicado en 1992 Los signos al infinito –sobre la poesía y el ensayo del mexicano– en la editorial Vigía, de la provincia de Matanzas. El trabajo, corregido y aumentado, apareció dos años más tarde con el título Avidez de la palabra, de la Editorial Abril.

De cualquier manera, las referencias a Paz son exiguas en los catálogos cubanos, y su presencia fue esporádica en revistas literarias de los años 50 y 60.

Simpatizante de la revolución que triunfó en 1959, el mexicano se distanció de la isla, primero por el apoyo de La Habana a la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968 y tres años más tarde por el caso Padilla (la hostilidad oficial, el encarcelamiento y el posterior discurso de autoinculpación del poeta Heberto Padilla, que provocaron la protesta de decenas de intelectuales en el mundo).

Paz devino crítico exaltado del sistema cubano y aquí se ignoró su obra. En forma excepcional, dos revistas le rindieron homenaje: Casa de las Américas, en 1998, a la muerte del poeta, y Revolución y cultura, en 2004, por su nonagésimo aniversario.

Igualmente escasas son, hasta contarse con los dedos, las conferencias dedicadas a Paz, por lo que la presentación del nuevo título, en la Casa Benito Juárez, del centro histórico, fue también un acontecimiento cultural insólito. Es una forma de rendir homenaje a la cultura mexicana, dijo el autor. Leer a Paz es leer a México.

Acosta contó a La Jornada que, aunque el silencio cubano sobre Paz fue de origen político tras el caso Padilla, antes de ese episodio no se le editaba aquí por problemas de derechos de autor. Pero ya en los años 90 –cuando sus críticas a Cuba eran mayúsculas– él mismo se negó a publicar en la isla, cuando hubo un intento de hacerlo.

Los signos mutantes del laberinto es una versión de la tesis de doctorado que presentó Acosta el año pasado, y primer trabajo académico sobre Paz en Cuba (La Jornada Semanal, 13-XII-09).