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Un gol del defensa Darío Verón le dio su primer triunfo del torneo como visitante

Pumas quita lo invicto en casa al América y se mete a la liguilla

Vuoso falla una opción en el arranque del partido y Esqueda estrella dos remates en los postes

Los auriazules se enfrentarán al Cruz Azul

Las porras universitarias se adueñan del Azteca

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Darío Verón y Francisco Palencia festejan la anotación que dio la victoria a PumasFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de noviembre de 2010, p. 2

Un gol fue suficiente. Una sola victoria fuera de casa también basta; qué importa si llega al final del torneo si ésta ocurre en el Azteca y significa el pase a la liguilla. Darío Verón abandonó unos segundos su puesto en la defensa para hacer lo que los delanteros no conseguían: metió la pelota, a Pumas en la siguiente fase y acabó con la racha del América, que no perdía en casa desde hacía 25 partidos. Demasiadas cosas para una sola anotación.

Todo por un error al minuto 11. Miguel Layún, en el despeje de un tiro de esquina, dejó el balón a los pies del zaguero auriazul, quien la prendió con un zurdazo al ángulo superior derecho de la portería de Memo Ochoa.

Verón, un punto de equilibrio en la defensa, no hizo más en el ataque. Escoltado por Efraín Velarde y Pikolín Palacios, fue la pierna sólida para frenar los embates del equipo local.

Apenas trascurridos unos segundos, América demostraba que ante Pumas no hay rivalidad. Lo suyo es enemistad pura. Los de Coapa mostraron que en su cancha son un equipo voluntarioso e incisivo. Acorralaron a los universitarios, quienes llegaban con la esperanza de salvar el torneo y de ganar una vez, al menos, fuera de casa.

En unos segundos Daniel Márquez asustó a los visitantes con un cabezazo que mandó encima del marco de Sergio Bernal. Dos minutos después, Vicente Sánchez salió disparado por la izquierda y mandó un centro a Matías Vuoso, quien apenas rozó la pelota y la mandó fuera. La portería estaba abierta y Bernal era un hombre abatido.

Pumas apenas podía hacerse de la pelota en la primera mitad. La desesperación en la escuadra felina era notoria, buscaba salir por donde fuera, por costados o por el centro, pero el propósito era llegar al otro lado a cualquier precio. Aún sin mucha imaginación ni orden. Más músculo que cerebro.

América no les permitiría lucirse en la última fecha del torneo y controló con mayor idea la pelota. El equipo local apuntó siempre al frente. Con Márquez, el escurridizo Sánchez y Vuoso, un jugador con un extraño talento lo mismo para hacer jugadas asombrosas que fallar frente a la puerta abierta.

No era el único atacante que tuvo un domingo sin estrella. Enrique Esqueda demostró que su romance con los postes de la portería está más vivo que nunca. Remató de cabeza y estrelló en el travesaño lo que parecía estaba destinado a terminar dentro de la meta. Más tarde, envió un disparo que se topó con el palo derecho. Y se permitió arruinar la estética de una jugada tejida entre Vuoso y Márquez, pero que el Paleta mandó afuera del marco.

En Pumas los atacantes también estaban extraviados. Martín Bravo peleó todas las pelotas, aunque sin mucha precisión. Dante López parecía ausente.

En la segunda parte se crispó la cancha. El gol era una amenaza para ambas escuadras. El técnico Memo Vázquez leyó el campo como tablero de ajedrez y decidió dejar fuera a Martín Bravo, un jugador rápido, por uno más mesurado y cazador, como Juan Carlos Cacho. Manuel Lapuente respondió con un cambio: sacó también a otro inquieto como Vicente Sánchez y colocó en el césped a Antonio López.

Más delanteros en la cancha, aunque la única diferencia hasta ese momento era obra de un defensa central.

Y Cacho tampoco pudo cumplir con su obligación. Dante López salió a toda velocidad, recortó ante la presión de Aquivaldo Mosquera y cedió a Cacho, quien estaba solo, pero disparó de forma descompuesta a un costado de la meta de Ochoa. Luego, Javier Cortés se escabulló en el área y mandó un tiro centro que se fue por la línea final.

Mientras se desarrollaba el duelo en la cancha, otro duelo se disputaba en las gradas. Era notorio que el estadio Azteca se volvió durante 90 minutos en extensión universitaria. La barra de Pumas se apropió del inmueble. Los coros retumbaron en la cabecera sur. En el duelo de aficiones, Pumas goleó.

Al terminar el encuentro, el Coloso de Santa Úrsula retumbó. Un tanto, la primera victoria fuera de casa, la racha interrumpida de triunfos del América en su cancha, echar a Tigres y el boleto a la liguilla, donde Pumas enfrentará al superlíder Cruz Azul. Todo eso, gracias a un defensa.