Economía
Ver día anteriorSábado 13 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

Rechaza que el desarrollo económico traiga prosperidad para todos

México no ha sabido crecer y distribuir al mismo tiempo, afirma Stavenhagen

Indígenas y migrantes han sido excluidos del progreso, advierte

Enviado
Periódico La Jornada
Sábado 13 de noviembre de 2010, p. 26

Puebla, Pue., 12 de noviembre. La consigna primero crecer para luego distribuir, que guía la ideología del libre mercado, es una falacia. Las sociedades más exitosas son las que saben crecer y distribuir al mismo tiempo, y México aún no ha aprendido esta lección.

Quien lo dice es Rodolfo Stavenhagen, profesor investigador en El Colegio de México y primer relator especial de las Naciones Unidas para los derechos de los pueblos indígenas, mandato que concluyó en abril de 2008. Antes de la recesión mundial de 2008 se podría creer en el mantra de que el crecimiento económico producirá prosperidad para todos. Infelizmente, la realidad es distinta, aseguró.

Stavengahen participó hoy en el foro La ciudad de las ideas, donde habló sobre inclusión y exclusión. Después de su intervención, concedió una entrevista a La Jornada, en la que advierte de la existencia en México de una exclusión cultural hacia los pueblos indígenas.

En el foro, Stavenhagen cuestionó algunas ideas dominantes y ofreció alternativas para abordar los temas en el futuro cercano.

Uno de los cuestionamientos fue hacia la idea predominante de que el desarrollo inevitablemente produce desigualdades sociales, pero a largo plazo sus beneficios acabarán por repartirse equitativamente por las fuerzas de la oferta y la demanda. Esta bella visión, elaborada por Adam Smith, fue expuesta como poco realista desde el siglo XIX, argumentó. “En primer lugar, porque no existen los mercados perfectos. En segundo, porque los mercados no existen para repartir equitativamente los frutos del desarrollo, sino para beneficiar a los más ‘competitivos’, como se dice en el lenguaje de hoy”, abundó.

También cuestionó la idea de que el crecimiento económico acabará por producir prosperidad para todos. Antes de la recesión, cuyos efectos continúan, se podría creer en ese mantra, como sucedió también antes de la depresión de los años 30 del siglo pasado, dijo. Infelizmente, la realidad es distinta: la mayor parte de la población mundial sigue viviendo en la pobreza y la pobreza extrema.

Planteó un enfoque distinto: si el crecimiento económico por sí solo no producirá prosperidad para todos, los objetivos y los mecanismos de desarrollo económico deben ser revisados y reorientados del crecimiento en números hacia el bienestar humano, que se mide con otros parámetros e indicadores.

Los excluidos

Ya en la entrevista con este diario, Stavenhagen habló de dos colectivos especialmente excluidos de la discusión sobre el progreso. No alcanza la vista para ocuparse de los excluidos, pero hay dos que son importantes hoy: los migrantes y los indígenas, planteó.

Se dice que el problema de la pobreza, del atraso económico y de las grandes desigualdades se debe a la insuficiente inserción de los países en la globalización, expresó. No hay mito más persistente que este, sostuvo. La globalización económica ha contribuido a una gran concentración de riquezas, recursos y poder que caracterizan al mundo contemporáneo, la que a su vez es causante de la crisis actual con todas sus consecuencias, consideró.

Hubo una época en que los migrantes podían llegar a los países de destino y eran bienvenidos. Pero ahora ya no. Ni los africanos que van a Europa, ni los latinoamericanos que buscan Estados Unidos. Es un problema en crecimiento y quiero llamar la atención sobre él, porque aquí (en el foro) se habla mucho de optimismo, que todo se va a resolver, que vivimos mejor que hace 200 años. Esto es así para algunos, no para todos. Es un llamado para que la gente también vea los dos lados.

–¿Hay un discurso que quiere hacer predominar esa visión de las cosas?

–Domina el discurso que quiere ser optimista; es hegemónico o dominante, porque los intereses así son.

El otro colectivo excluido es el de los pueblos indígenas, apuntó. Esas comunidades resienten no sólo una exclusión del progreso económico, sino también de índole cultural, afirmó.

Es el modo de pensar dominante en México y se vio claramente en las fiestas del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución: los indigenas prácticamente no aparecen, ni siquiera en el discurso. No aparecen en el modelo de la nación y son los descendientes de los pobladores originarios.

Me dijeron hoy que lo importante era la identidad mexicana y estoy de acuerdo. ¿Pero cuál es esa identidad? ¿Es una identidad mexicana que excluye a los indígenas o es una que los reconoce e incluye como parte de esa misma identidad?

–¿La sociedad mexicana se ha hecho más excluyente?

–Es difícil hacerlo. Hay debates. Acaba de salir un libro sobre la clase media en el que los autores argumentan que todos somos clasemedieros porque vamos al supermercado. Bueno, vamos al súper porque no estamos en el campo y las tienditas de la esquina han desaparecido porque no pueden competir. También porque nos imponen cosas. Cierto que sí hay una clase media, pero también que se imponen a la población cosas como la tarjeta de crédito. Las empresas hacen todo para que tengas no una, sino dos o cinco tarjetas. Se puede gastar eso en un consumo, el coche, el apartamento, la casita en un conjunto de desarrollo, pero luego tienes deuda el resto de la vida. Entonces hay que ver qué es eso. Sabemos que si es crédito para el consumo es para aumentar el consumo, lo que quiere decir aumentar las ventas de las empresas.

El foro es organizado por la agrupación civil Poder Cívico y copatrocinado por empresas como el Grupo Salinas, Pepsi, Aeroméxico, Telmex y el gobierno de Puebla.