Opinión
Ver día anteriorJueves 11 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La reunión del G-20 y México
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or quinta vez desde que estalló la crisis en agosto de 2007 se reúne el G-20. Primero en Washington, luego en Londres, después en Pittsburgh y Toronto, y ahora en Seúl, los jefes de estado de 20 países y la representación de la Unión Europea, junto con los presidentes del FMI, el Banco Mundial, la OCDE y OIT, discutirán cómo enfrentar los problemas que se han presentado para consolidar la recuperación de la economía mundial. Cada gobierno defenderá sus políticas. Unos sostienen que es hora de ajustar las cuentas públicas, otros que lo importante es acelerar la recuperación.

Aunque los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales hayan declarado hace dos semanas que están comprometidos en lograr un crecimiento fuerte, sustentable y equilibrado, lo cierto es que la reunión ocurre en un momento en el que se da precisamente lo contrario: los gobiernos de los grandes países han decidido actuar por su cuenta, pese a que sus acciones tienen una indudable repercusión global. México no tiene importancia mundial, ni su gobierno la personalidad para hacer que sus opiniones sean escuchadas. Entonces, ¿a qué van a ese foro?

Ejemplo de actuación unilateral ha sido que la Reserva Federal (Fed) decidiera reiniciar un agresivo programa de compra de bonos de largo plazo del Tesoro estadunidense, con el fin de impulsar la creación de empleos en el sector privado de ese país. Esta decisión, acompañada del mantenimiento de las tasas de interés de referencia en 0.5 por ciento anual, que inyectará un poco más del 4 por ciento del PIB de ese país, más de lo que producen juntos Grecia y Portugal, demuestra que para Estados Unidos la coordinación internacional es posible siempre y cuando no se contradiga con lo que les importa a ellos.

China, que mantiene su moneda artificialmente subvaluada, ha jugado con el mundo entero diciendo que hará lo que todos saben que no hará, sino hasta el momento en que le convenga. Alemania, la locomotora europea, ha impuesto a los gobiernos de la unión monetaria europea los requerimientos de una disciplina presupuestal que le ahorrará miles de millones de euros. Brasil ha señalado que la política de la Fed afecta los flujos mundiales de capital, generando desequilibrios que artificialmente sobrevalúan monedas como el real, en consecuencia ha decidido imponer una tasa a los capitales golondrinos.

En este ambiente donde lo que priva son los intereses nacionales, ¿qué es lo que defenderá Calderón? El gobierno mexicano ha insistido en que las cosas en México van muy bien, aunque nadie en nuestro país lo acepte. El secretario de Hacienda repite lo mismo que su jefe e incluso añade que en el mundo se nos ve bien, aunque tampoco haya evidencia que lo demuestre. Más bien todo indica lo contrario: el escaso protagonismo que tuvo en el pasado se ha perdido. Lo único que se aprecia de México en el extranjero es el número de muertos por la guerra contra los narcos.

¿Defenderá Calderón la política de la Fed? ¿Se alineará con los países que la critican y piden que Estados Unidos se haga cargo del peso de sus decisiones globalmente? ¿Propondrá medidas para construir una plataforma funcional para la cooperación internacional? ¿Impulsará los acuerdos de Basilea III, que exigen mayores requerimientos de capital a los bancos? ¿Aceptará los larguísimos tiempos de aplicación que los banqueros centrales han determinado para que los acuerdos de Basilea III se apliquen? ¿Tendrá claro qué le conviene a México y qué no le conviene?

En realidad, lo que hará es lo usual. Mantener un perfil muy bajo, no dirá nada importante, hará dos o tres reuniones bilaterales con su respectiva foto. Más que eso es poco concebible. Si en México el gobierno le queda grande, representar a nuestro país en una coyuntura compleja, en la que hay que impulsar la construcción de acuerdos que permitan que en las decisiones se tome en cuenta a los países emergentes, le queda más grande aún.

En esos foros los cambios en la correlación mundial de fuerzas son claros. Hacerlos evidentes en las definiciones finales, lo consiguen quienes tienen respaldos nacionales. Quienes gobiernan solos, también están solos en el nuevo concierto mundial.