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La primera presidenta de Brasil

Tras ser encarcelada, acusada de subversión, no se doblegó

Rousseff, forjada en las luchas sociales, logró poner orden en el gabinete de Lula
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Luiz Inacio Lula da Silva, al acudir a votar en Sao Paulo, se mostró seguro del triunfo del Partido del TrabajoFoto Ap
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Periódico La Jornada
Lunes 1º de noviembre de 2010, p. 3

Sao Paulo, 31 de octubre. Los jóvenes del Partido Comunista de Brasil (PCB, pro chino) sólo leían a Mao. Los miembros de Acción Popular (AP, inspirada por teólogos de la liberación) se pasaban el día rezando. De modo que la joven estudiante, lectora voraz desde niña, no debió tener problemas para sumarse a un círculo de estudios donde se analizaban textos de Lenin, Marx, Rosa Luxemburgo y un poco de Trotsky. El grupo de Belo Horizonte, Minas Gerais, era parte de la Organización Revolucionaria Marxista Política Operaria (simplemente recordada como POLOP), el primer grupo en el cual militó la joven Dilma Rousseff, en plena dictadura militar.

Acaso le venía de familia. El comunista búlgaro Pétar Rusév cambió su nombre a Rousseff, pues el original resultaba impronunciable en portugués. En Belo Horizonte se casó con la maestra de escuela Dilma Jane Silva e hizo carrera como abogado e inversionista inmobiliario. Una de sus tres hijos es la ahora presidenta electa de Brasil, quien creció sin privaciones gracias a las inversiones inmobiliarias de su padre.

En un texto memorioso, Flavio Koutzii, quien también andaba en esos pasos, dice que POLOP era una agrupación menor pero de mucha influencia intelectual. Y da algunos nombres para apoyar su afirmación: Emir Sader, Ruy Mauro Marini y Teotónio dos Santos.

Las tesis del foquismo rompen pronto a POLOP y Dilma se halla del lado que se decide por la lucha armada contra la dictadura militar y da vida al Comando de Liberación Nacional (Colina), origen, a su vez, de la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR-P).

En 1967, a los 19 años, Dilma se casa por lo civil con uno de sus compañeros de militancia, Cláudio Galeno de Magalhães Linhares. En el torbellino del adiestramiento militar y la clandestinidad, el matrimonio dura poco.

Los nombres de Dilma

A principios de diciembre de 1968, cuando la dictadura militar aprieta las tuercas de la represión, Rousseff entra a la clandestinidad.

El año siguiente es agitado en todos los sentidos. Dilma cambia de ciudad, de casa y de nombres. Se llama Luiza, Wanda, Marina, Estela, María y Lucía. Por entonces conoce a su segundo esposo, el abogado Carlos Araújo, quien le lleva diez años y pertenece a una familia comunista de Porto Alegre.

El año que vive en peligro termina el 16 de enero de 1970, cuando es apresada en el centro de Sao Paulo. Fui torturada física, síquica y moralmente durante 22 días, se lee en el acta de un interrogatorio de septiembre de aquel año, donde Rousseff niega sus supuestas declaraciones anteriores.

En la ficha policial de su captura, fechada el 30 de enero de 1970, la llaman la Juana de Arco de la subversión, aunque muchos creen que la frase sólo fue un intento del fiscal militar de lucirse con sus jefes.

Incluso por la edad. Dilma era una muchacha que apenas salía de la Universidad, piensa Raul Pont, uno de los dirigentes del ala izquierda del Partido de los Trabajadores (PT) y también militante de Política Operaria en los sesenta.

En los archivos militares se dice que Rousseff asesoraba huelgas y dirigía asaltos bancarios, pero no se dice cuáles. Finalmente, es sentenciada a cuatro años de prisión por el delito genérico de subversión. De paso le cancelan sus derechos políticos, que no recobra hasta 1979, gracias a una ley de amnistía.

Al salir de prisión, Dilma se traslada a Porto Alegre, donde Raul Pont comparte cárcel con Carlos Araújo, con quien Dilma tuvo un matrimonio de 30 años y procreó a su única hija.

Ya fuera de prisión su marido, y mientras otros caminan hacia la construcción de lo que será el PT, Dilma, Carlos y otros compañeros creyeron que era mejor organizar a la gente a través del viejo laborismo de Leonel Brizola (Partido Democrático de los Trabajadores, PDT). Creían en la posibilidad de impulsar un nuevo partido, con la gran base que había dejado el laborismo acá.

La vida demostró que estábamos equivocados, ha dicho la ahora presidenta sobre esa decisión.

El grupo Porto Alegre

Formada como economista cepalina, talentosa estudiante y profesional, según la definen quienes la conocieron en aquellos años, Rousseff es funcionaria en algunos gobiernos locales del PDT.

En 1998, el PT gana el gobierno de Rio Grande do Sul, cuya capital es Porto Alegre. Entre sus aliados están los brizolistas, entre ellos Rousseff, con más experiencia de gobierno.

De modo que el gobernador Olivio Dutra, hasta entonces líder de trabajadores bancarios, la nombra secretaria de Energía y Minas. Salvamos al estado de un apagón, resume Dutra la gestión de ambos.

En 2001, a la mitad del gobierno de Dutra, una elección municipal rompe la alianza entre el PT y el PDT. El partido de Brizola decide separarse del gobierno, pero Rousseff y otros funcionarios se quedan. Meses más tarde, ella se afilia al PT.

No ha pasado mucho tiempo cuando Luiz Inacio Lula da Silva gana, en su cuarto intento, la Presidencia de Brasil. En ese 2002, el grupo de Porto Alegre la recomienda para formar parte del equipo de transición, porque no había gente del partido con experiencia acumulada en la cuestión energética, dice Pont. Y añade: A Lula le agradó mucho su capacidad de trabajo y la hizo ministra de Energía. De ahí salió para ser jefa de la Casa Civil (jefatura del gabinete presidencial).

Y de ahí a la candidatura y a la Presidencia, luego de haber diseñado y dirigido varios de los programas más importantes del gobierno de Lula y de haber, sobre todo, puesto orden en un gabinete que entró en crisis tras la salida del poderoso José Dirceu, según dicen dirigentes del PT.

Rousseff, al parecer, no olvida su origen y es agradecida. Hoy, antes de votar, desayuna con 200 dirigentes en Porto Alegre. La flanquean Olivio Dutra, Raul Pont y el actual gobernador Tarso Genro. Después visita a su hija y también va a la casa de su ex marido, Carlos Araújo, con quien mantiene una buena amistad.

El bordado y la presidenta

Hace 10 años, Cristina de Castro, su compañera en prisión, visitó Porto Alegre, donde entonces Rousseff era secretaria estatal de Energía. Se hospedó en casa de la ahora presidenta electa y dice haberse sorprendido al ver, al lado de la cama de Rousseff, un cesto de mimbre con trabajos de bordado sin terminar. No creyó que el tejido fuera de su amiga. Pero una mañana de sábado la miré riéndose frente a la televisión, mientras veía caricaturas y terminaba su bordado.

Ahora, como primera presidenta de Brasil, tendrá que bordar así de fino.