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Intereses abajo del ring ponen en riesgo la vida de los boxeadores

Falta valor para detener una pelea en desventaja: Beristáin

Las comisiones y organismos son presas de las televisoras, aseguró

 
Periódico La Jornada
Viernes 22 de octubre de 2010, p. a19

El mánager Ignacio Beristáin detuvo la pelea para que Óscar de la Hoya no sufriera más castigo ante Manny Pacquiao, en diciembre de 2008.

El Golden Boy había recibido demasiados golpes del filipino, que parecía un gato salvaje, y el entrenador no quiso que saliera para el noveno asalto. La decisión fue muy criticada, pero Beristáin asegura que lo hizo para evitar que pudieran lesionar a su boxeador.

Hace unos días en Hamburgo el estadunidense Shannon Briggs fue sometido a una cruel golpiza por el campeón mundial Vitali Klitschko, quien le provocó fractura en las órbitas oculares y lesiones en un oído y un brazo. El réferi Ian John-Lewis fue un espectador más y no impidió el castigo innecesario.

Hace falta valor para decir basta, dijo al respecto Beristáin, porque en la esquina del cuadrilátero también se tiene la responsabilidad de proteger a los pugilistas, no sólo el réferi.

“Algunos entrenadores –consideró– son débiles de carácter y les tiembla la mano a la hora de decir: ‘ya no, hay que interrumpir el combate’. La razón es que alrededor del boxeo hay intereses en juego.

Tienen miedo. Temen las represalias de los que están arriba de ellos, porque los peleadores suelen tener uno o dos apoderados con mucho dinero y poder, que en un momento dado los pueden dañar.

Beristáin recordó cuando manejaba a Rafael Márquez y enfrentó en tres ocasiones a Israel Vázquez. Los combates fueron sangrientos y con secuelas serias para este último, quien sufrió una lesión de retina.

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Algunos entrenadores temen a represalias, dijo BeristáinFoto Archivo

“Rafa terminó con la carrera de Vázquez, pero creo que quienes debieron preocuparse fueron sus entrenadores y preparadores. Ellos debieron parar la pelea, porque era su problema, no de nosotros”, señaló.

Hay combates –abundó– en los que se pone en riesgo innecesario a los peleadores porque la diferencia entre rivales es abismal: A Briggs, por ejemplo, lo lesionaron. Sólo faltó que lo mataran.

Dijo que lo anterior ocurre porque los organismos y comisiones autorizan peleas en las que algunos púgiles llegan con historiales de varios combates frente a rivales con apenas un puñado de asaltos.

Eso se debe parar desde el momento que se presenta el programa a la comisión de boxeo para su autorización; pero como hay intereses, por encima del presidente de la comisión autorizan todo. El resultado es que los boxeadores se lesionan, precisó.

El entrenador que manejó la carrera del ex campeón Humberto Chiquita González aseguró que las comisiones y organismos son presas de las televisoras. Ante ese poder, en México nadie se opone.

Los que dicen que resguardan la vida de los peleadores no han logrado hacer nada. No hay nadie que proteja su integridad. Así es este oficio –opina Beristáin–, en el que el protagonista sube al cuadrilátero en absoluto desamparo.