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Unos 33 aspirantes del Tea Party podrían llegar a la Cámara tras comicios del 2 de noviembre

EU se prepara para las elecciones intermedias más caras de la historia

Candidata, ex dueña de prostíbulo, se promueve como la más honesta en temas contables

Según encuesta, hay una mayoritaria desaprobación a congresistas demócratas y republicanos

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El presidente Barack Obama firmó la orden ejecutiva de la Excelencia Académica para los Hispanos, ayer en el salón Este de la Casa Blanca, en Washington. El mandatario compartió el podio con Javier García, estudiante de Brownsville, TexasFoto Ap
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Kristin Davis, candidata del partido Antiprohibición a la gubernatura de Nueva York, durante un debate en la universidad Hofstra, en Hempstead, NY, en el cual destacó que tiene experiencia en brindar servicios a tiempo y confiables, mejor que otros políticosFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de octubre de 2010, p. 24

Nueva York, 19 de octubre. Una de las candidatas que contienden para las elecciones intermedias del 2 de noviembre, afirmó esta semana que de todos los aspirantes, ella es la única con la experiencia necesaria para manejar a las rameras en la legislatura, y que además es más honesta en asuntos de contabilidad y sabe brindar servicios a tiempo y confiables, mejor que otros políticos. Su experiencia previa: ex dueña de un servicio escort, o sea, de un prostíbulo.

Kristin Davis no ganará la gubernatura del estado de Nueva York, pero tal vez saldría victoriosa en cualquier concurso de honestidad, en medio de lo que son las elecciones intermedias más caras de la historia de Estados Unidos, lo que confirma otra vez que no son los ciudadanos sino el dinero lo que determina en gran medida el proceso democrático de este país.

El 2 de noviembre estarán en juego los 435 escaños de la Cámara de Representantes, 36 de los 100 del Senado, y 37 de las 50 gubernaturas del país, así como otras contiendas a nivel estatal y local. También se votarán una serie de medidas sujetas a referéndum estatal; la más famosa y observada de todas es la Proposición 19 en California que busca legalizar el uso personal de la mariguana.

Algunos intentan considerar la elección como una especie de referéndum sobre los dos primeros años del gobierno de Barack Obama. Otros aseguran que se trata más bien de la economía y los empleos, y algunos advierten sobre el riesgo de que la extrema derecha obtenga mayor poder a través del movimiento ultraconservador populista llamado Tea Party.

Todos estos elementos están presentes e interrelacionados, pero dos factores parecen ser fundamentales: el hecho de que una mayoría del electorado desaprueba a toda la clase política, y que el dinero político ahora es más poderoso y abundante que nunca.

Aunque una abrumadora mayoría reprueba al Poder Legislativo, eso parece no importarle mucho a los legisladores, quienes libran una intensa batalla sobre quién se queda y quién se va, y cuál de los dos partidos obtendrá el control de una o ambas cámaras tras las elecciones. En una encuesta reciente del Washington Post/ABC News, el Congreso goza de un índice de aprobación de 23 por ciento; 61 por ciento desaprueba a los legisladores demócratas, y 67 por ciento desaprueba a los republicanos.

El balance de poder

Pero lo que la ciudadanía expresa y lo que los políticos profesionales hacen son cosas diferentes. Aunque se espera una tasa de participación electoral muy baja, la elección provocará cambios dramáticos. Por ahora los demócratas controlan la Cámara baja (255 contra 179 republicanos), la Cámara alta (59 contra 41) y ocupan más gubernaturas (26 contra 23). Este balance de poder está por cambiar, y casi todos los pronósticos apuntan hacia una derrota demócrata y la pérdida de mayoría en la Cámara baja; la posibilidad, aunque más remota, de que suceda lo mismo en el Senado, y que más gobiernos estatales pasen a manos republicanas.

Por ahora, según los cálculos políticos más recientes, los republicanos tienen 73 por ciento de probabilidad de tomar el control de la Cámara baja (se requieren 218 para obtener la mayoría). Pero los pronósticos enfrentan algo poco usual, ya que hay casi el doble de escaños (87, según el influyente Cook Political Report) que los usuales en contiendas competitivas, o sea donde está en duda a manos de qué partido irán. Y las tendencias están cambiando en la recta final: hace unas semanas se esperaba un derrumbe masivo demócrata en la Cámara baja, ahora hay indicios de que podría ser menos terrible (aunque aún se pronostica que los demócratas perderán el control).

En parte este cambio tiene que ver con un elenco de candidatos republicanos impulsados por su corriente ultraconservadora que tienen poca experiencia y algunos se han mostrado tan extremistas o ineptos que han acabado por beneficiar a los demócratas. Forman parte de una de las principales novedades políticas de esta elección, el surgimiento del Tea Party (en referencia a uno de los actos de protesta que detonaron la guerra por la independencia cuando los colonos estadunidenses protestaron contra los impuestos británicos sobre el té, con la consigna de no impuestos sin representación), que representa una corriente populista y antielitista de derecha financiada, en parte, por millonarios republicanos.

Esta corriente ha revitalizado algunas bases republicanas pero también ha provocado tensiones internas en ese partido, ya que en parte es una rebelión contra el liderazgo partidario. Unos 33 candidatos ligados al Tea Party tienen posibilidades reales de ser electos a la Cámara baja, y ocho al Senado, lo cual, a pesar de sus escasos números, cambiaría la dinámica en el Congreso, advierte el New York Times que detectó un total de 138 candidatos del Tea Party en estas elecciones legislativas.

Fondos y votos

Con más de 3 mil 500 millones de dólares que lubrican el engranaje de este ejercicio democrático, esta elección intermedia ya es la más cara de la historia, calcula el Center for Responsive Politics. A la vez, esta generosidad democrática es nutrida por fondos empresariales y de multimillonarios que ahora gozan de más libertad en financiar de manera oculta a sus candidatos gracias a recientes fallos de la Suprema Corte en defensa de la libertad de expresión.

A un grado no visto en generaciones, empresas e inversionistas ricos con un interés económico al desnudo en influir los resultados electorales están derramando dinero a las contiendas, afirma Tim Rutten de Los Ángeles Times. Señala que el surgimiento del Tea Party ha sido la gran noticia de esta elección hasta ahora pero que después de que se depositen las boletas en noviembre, podríamos darnos cuenta que el resurgimiento del gran empresariado y la gran riqueza fue mucho más significativo en determinar los resultados electorales.

Todo esto nutre, por supuesto, la percepción popular de que los grandes intereses, y no los ciudadanos, son los que determinan en gran medida las elecciones en este país. ¿Y si mejor sólo se elige a los más honestos que no niegan su amplia experiencia en rendir servicios a cambio de dinero?