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La Guerrera retuvo el título supermosca CMB en la Plaza México

Ana María Torres propinó una lluvia de cuero a Graf
Foto
Ana María Torres dominó la pelea en la función Gala del BicentenarioFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de septiembre de 2010, p. a39

En el momento exacto que sonó la campanada inicial para la primera pelea femenil en la Plaza México se soltó un aguacero y, sobre todo, una lluvia de cuero de la mexicana Ana María Torres sobre la alemana Alesia Graf.

Y si Graf terminó de pie fue por un pundonor que no le cabía en el cuerpo, pero los golpes certeros y potentes que recibió habían sido más que suficientes para que terminara en la lona. La bella germana bajó del ring con el rostro lacerado y, en el cuello, una toalla tinta de su misma sangre.

La mexiquense Torres ofreció la mejor pelea de su carrera en la Gala del Bicentenario. Fue su velada, una noche de lluvia y cuero.

Ana María ganó los 10 episodios en forma convincente, con un boxeo efectivo al rostro y al cuerpo. Era superada en estatura y alcance por la también campeona alemana, pero desde el primer capítulo se fue sobre su rival como lobo tras su presa, le cerró todos los caminos, la llevó contra las cuerdas y la tundió en cada esquina.

La mexicana conservó por decisión unánime el cetro supermosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y se confirmó, sin sombra de duda, como la mejor púgil nacional.

La Guerrera derribó dos veces a Alesia en el tercer round, primero con un gancho de izquierda y luego con un cruzado de derecha al rostro, en una muestra de su mejor boxeo, pegada y estrategia. Graf salía a combatir cada episodio con piernas tambaleantes, pero con una entrega inquebrantable.

En el último capítulo, Torres se dio el lujo de mostrar su boxeo defensivo y la campanada final la encontró tundiendo sin piedad a su rival, con ambas manos, abajo y arriba, mientras Alesia trataba de defenderse –sólo trataba–, ya que se había dado cuenta desde el inicio de que estaba en una batalla perdida.

“Demostré que soy La Guerrera, que soy la mejor y creo que me consagré –expresó una eufórica Torres apenas al bajar del cuadrilátero–. Tuve una rival excelente que aguantó todo el castigo y que hace más grande mi victoria.”

Y Ana María, que había entrado con enorme penacho y música de El Rey, salió con ovación de los estoicos fanáticos que soportaron la lluvia, pero vieron al vendaval que fue la mexiquense en su noche, en la Plaza México, que tuvo media asistencia.

En tanto, Érik Terrible Morales, con base en temibles ganchos al hígado, venció por nocaut en seis rounds al entusiasta pero limitado escocés Willie Limond, en pelea dentro de la división de los superligeros, mientras Édgar Sosa se repuso de dos cabezazos y venció por nocaut técnico en 10 episodios al filipino Ryan Bito, en peso mosca.

Por su parte, Carlos Zárate junior casi ni sudó para imponerse por nocaut técnico en tres episodios a Luis López, en peso superligero.