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En A veces ayer, mientras suelta la mano interroga a la historia, señaló Rafael Pérez Gay

Arnoldo Kraus se encuentra con lo que ya fue para lidiar con el presente

El martes pasado se presentó el libro del articulista de este diario, con los comentarios del director de Ediciones Cal y Arena, Carlos Pellicer López y Guillermo Fadanelli

 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de septiembre de 2010, p. 4

A veces ayer es, para su autor –el médico y escritor Arnoldo Kraus–, un intento para detener el olvido y para recordar los días de ayer, infinitos, largos, cortos, alegres, pero sobre todo nuestros.

Contiene una dosis de melancolía que permite disfrutar el tiempo y escuchar lo viejo a través de la mirada nueva que reconstruye el pasado; escarbar en los recuerdos es un ejercicio sano, escarbar en la memoria aunque duela, es tarea necesaria; la escritura aplaza el olvido por medio de las palabras, los pedazos de quien escribe hablan, el encuentro con lo que ya fue permite lidiar de otra forma con el presente.

El título más reciente de Kraus, publicado por Ediciones Cal y Arena, fue presentado la noche del martes. Los comentarios estuvieron a cargo de Guillermo Fadanelli, Carlos Pellicer López y Rafael Pérez Gay. La actriz Ofelia Medina leyó un capítulo del libro.

Fadanelli ubicó las memorias noveladas de Arnoldo Kraus en la tradición de libros de iniciación, como El guardián entre el centeno, de JD Salinger; Carta al padre, de Kafka, o Fiera infancia, de Ricardo Garibay: Es un testimonio de una sola pieza, como todo libro de iniciación.

Pellicer López encontró en A veces ayer “un libro que permite desde sus primeras líneas una lectura fluida, en las que de inmediato nos sentimos amigos cercanos del autor; la conversación y la compañía se anudan página tras página y nos llevan a navegar por el mágico río de la memoria, siempre igual, siempre cambiante.

Sorprende el desenfado y la sencillez con que nos cuenta algunos pasajes de su infancia y juventud; pareciera que estamos escuchándolo entre los humos del tabaco y la compañía de una copa de vino.

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El libro es un intento para detener el olvido y para recordar los días de ayer, infinitos, largos, cortos, alegres, pero sobre todo nuestros, dijo el también especialista en bioéticaFoto José Antonio López

Escritor de narrativa inspirada

Rafael Pérez Gay, director de Cal y Arena, calificó a Kraus como autor de mano suelta, narrativa e inspirada; desde luego pienso que el libro es magnífico si no, no lo habría publicado.

No sólo es un reconocido médico o articulista, militante de distintas causas, pionero y destacado interlocutor en torno al debate sobre bioética, también es un escritor compulsivo que al ritmo que suelta la mano interroga a la historia o trata asuntos de actualidad, ejercitando los alcances de su inteligencia en un diálogo sin concesiones. Un tanto frenético y muchas veces infatigable.

A este inquisidor de tiempo completo –agregó Pérez Gay– no se le podía pasar por alto su propia imagen en el espejo, y decide mirarse en la superficie de su memoria más íntima e interrogarse a sí mismo: el resultado lo tenemos frente a nosotros.

El también escritor advirtió que A veces ayer no es un libro para uso y consumo de las buenas conciencias, o bien lo es para perturbar a esas buenas conciencias; podría regalársele a los jóvenes, pero en ningún sentido será un sustento teórico práctico de su foja de servicios, pues hay anarquía escolar, demolición académica, indisciplina y malas calificaciones, hasta convertirlo en virtuoso de eso que el propio memorialista llama arte del cinismo y las mentiras.

Lo que sorprende después de leer estas páginas, es cómo una oveja negra, negrísima del kárdex escolar, pudo convertirse en la eminencia médica reconocida por propios y extraños.