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La OSIPN ofreció un par de funciones de la ópera de Carlos Jiménez Mabarak

Después de casi tres décadas, La Güera reaparece en escenarios nacionales

Se basa en la vida de María Ignacia Rodríguez, célebre personaje de la época independentista

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Un total de 31 personajes intervinieron en la obra, donde la soprano Lorena von Pastor hizo la parte de La Güera RodríguezFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de septiembre de 2010, p. 3

Transcurrieron 27 años para que la ópera La Güera, escrita por el mexicano Carlos Jiménez Mabarak, basada en el célebre y polémico personaje femenino a quien apodaban de esa manera en la época de la Independencia, de apellido Rodríguez, pudiera ser apreciada de nueva cuenta en escenarios nacionales.

De esa significativa recuperación se ha ocupado la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional (OSIPN), la cual programó dos funciones de este título, si bien en versión de concierto escénico, como parte de la conmemoración del bicentenario de la gesta independentista.

La funciones tuvieron lugar la noche del pasado jueves y ayer sábado, en el Auditorio Alejo Peralta del Centro Cultural Wilfrido Massieu, en Zacatenco.

Dividida en tres actos, con un total de dos horas de duración, incluyendo un par de intermedios, la más reciente ocasión que esta obra fue puesta en escena se remonta a 1983, en el contexto del Festival Internacional Cervantino de ese año.

Su estreno mundial había ocurrido casi 12 meses antes, en septiembre de 1982, en el Palacio de Bellas Artes, donde la soprano Guillermina Higareda, a quien el fallecido autor le dedicó la obra, protagonizó el papel de La Güera Rodríguez.

De allí que para la soprano Lorena von Pastor resulte tan importante y emotivo interpretar ahora ese estelar, al ser hija de aquella virtuosa cantante mexicana, quien murió en noviembre de 2005.

Era mi sueño dorado cantar esta obra; óperas he cantado muchas, pero este papel para mí es sagrado, es mi consentido, le tengo amor, cariño, pues fue escrito para mi mamá. Estoy convencida de que ella ahora me está viendo y guiando, porque yo sí creo en el más allá. Incluso, antes de que me propusieran este proyecto, soñé que ella me avisaba que ahora lo haría yo.

El auditorio Alejo Peralta resultó insuficiente para albergar al ávido público que asistió a esa primera función, a pesar de la fuerte lluvia que cayó durante la tarde. Las autoridades politécnicas habían previsto el hecho y tenían preparado dos auditorios alternos en la que la misma fue transmitida en directo, vía circuito cerrado.

Emotiva interpretación

Con libreto de Julio Alejandro, en esta ópera de Jiménez Mabarak se recrean diversos pasajes de la vida doña María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba, La Güera.

Según se dice, fue ésta una mujer de gran belleza, que en su época causó revuelo y resultó blanco de vituperios por sus costumbres liberales y su incidencia en decisiones políticas. Entre los amantes que se le atribuyen se encuentran Simón Bolívar, Alejandro von Humboldt y Agustín de Iturbide.

Bajo la sobria batuta de Gabriela Díaz-Alatriste, su titular, la sinfónica politécnica dio cuenta de una música de hermosa y refinada factura, en cuyo transcurso pueden advertirse diversos episodios emocionales, desde lo chusco hasta lo marcial, lo espiritual y lo dramático.

Lo mismo pudo apreciarse en la sencilla puesta escénica del reconocido director José Solé, quien debió desarrollar su propuesta en un reducido espacio del escenario, luego que la mayoría de éste era ocupado por la orquesta.

Las acciones escénicas se desarrollaron prácticamente en el proscenio y fueron varios los momentos en que el escenario se vio abigarrado, saturado, luego de que además de los atrilistas, sobre él se encontraba cerca de medio centenar más de artistas, entre cantantes y los integrantes del coro Alpha Nova, del IPN.

Algo que llama la atención es la numerosa cantidad de personajes que intervienen en este título, en total 31, si bien la función se la llevó Lorena von Pastor, con una emotiva interpretación de su personaje. Otra actuación importante tuvo la mezzo Encarnación Vázquez, aunque ella sólo aparece en el tercer acto, como La nana.