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Hace tres años rompió la marca de todos los tiempos: 756 vuelacercas

Bonds, en el ostracismo: de rey del jonrón a fantasma del beisbol
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de agosto de 2010, p. a19

Miami, 6 de agosto. Barry Bonds acaparó los titulares del mundo deportivo cuando se convirtió en rey del jonrón de las Grandes Ligas, el 7 de agosto de 2007. Tres años después, el pelotero es sólo un fantasma en los campos de beisbol, cuyo único protagonismo llega por un dilatado juicio por perjurio.

Bonds (Gigantes de San Francisco) despachó ese día el cuadrangular 756 de su carrera frente al relevista Mike Bacsik, de Nacionales de Washington. El batazo derribó la marca de Hank Aaron (755) y lo convirtió en líder de todos los tiempos.

Con una carrera extraordinaria que comenzó con Piratas de Pittsburg, el 30 de mayo de 1986, Bonds cosechó siete títulos de jugador más valioso (ningún otro acumula más de tres), ocho guantes de oro y 14 elecciones para el juego Todos Estrellas en 22 temporadas en las Mayores.

Es líder absoluto en bases por bolas e intencionales recibidas, lo que demuestra el respeto que le tenían los lanzadores rivales.

También acapara la cima en slugging (bases recorridas con sus batazos) y único con más de 500 jonrones y 500 bases robadas.

Igualmente posee la mayor cifra de vuelacercas en una temporada, con 73 en 2001, que rompió la impuesta por Mark McGwire (70), de Cardenales de San Luis en 1998. Ambas marcas tienen un aura vinculada al uso de estupefacientes que el segundo aceptó y Bonds rechaza.

Sin embargo, su brillante carrera ha tenido un gran contraste con lo hecho fuera de las canchas: ha sido catalogado como grosero, egocentrista y arrogante en su relación con fanáticos y medios de prensa, y hasta con sus compañeros de equipo.

Fuera de San Francisco, Bonds fue abucheado en todos los estadios como prueba del repudio del público por su actitud. Se incrementó el rechazo hacia él cuando su nombre apareció asociado al uso de anabólicos y estaba en pleno camino hacia la corona de los jonrones.

Muchos fanáticos todavía solicitan que se coloque un asterisco al lado del récord, en señal de que fue conseguido de forma tramposa y fraudulenta.

El comportamiento altanero y prepotente que mostró en 1985 parece ser una de las razones por las que Bonds no es invitado a ninguna actividad relacionada con el beisbol, incluido el festival de jonrones, el Juego de Todos Estrellas o el ingreso al Salón de la Fama, adonde acceden los monstruos retirados de la disciplina.

Hechos recientes, no obstante, muestran un cambio en la conducta de Bonds, quien se encuentra en exilio doméstico y sus efímeras apariciones en la vida pública sólo las reflejan los medios cuando asiste a los tribunales o visita las oficinas de sus abogados, una vez finalizada la actuación competitiva en 2007.

En un cambio radical de su conducta, Bonds felicitó al dominicano Alex Rodríguez por sus 600 jonrones el pasado miércoles.

Solo te faltan 163 para llegar, señaló Bonds en su página de Internet, en referencia a su cifra histórica de 762 cuadrangulares, algo que causó sorpresa.

También confesó que se había trasladado a Florida el pasado invierno para conversar con el inicialista Ryan Howard, de Filis de Filadelfia, quien atravesaba por un slump ofensivo.

Dios me bendijo con la habilidad para batear y ahora rezo para que algún día sea capaz de compartir las virtudes que me dio, dijo Bonds en una entrevista con MLB.com, la primera que ofrece en los dos años recientes.

Nacido el 24 de julio de 1964, en Riverside, California, el pelotero posee un historial deportivo que lo llevaría sin dificultades al Salón de la Fama en Cooperstown, si no fuera por las sospechas del uso de sustancias prohibidas.

El rechazo de los hinchas, el dilatado proceso judicial de siete años por presunto perjurio que continuará en 2011, el autoostracismo y las dudas en cuanto su ingreso al Salón de la Fama, podrían estar provocando un arrepentimiento en el rey de los jonrones. ¿Estará cambiando Barry Bonds?