Opinión
Ver día anteriorViernes 30 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El legado de Anne Bar Din
A

nne Bar Din, investigadora y sicoanalista de origen iraní, radicada en México, donde entabló relación con don Pablo González Casanova para formar una feliz pareja, falleció hace una semana a los 68 años de edad.

Anne realizó un incansable y consistente trabajo silencioso con grupos de campesinos y supo del terrible sufrimiento de esos mexicanos. Hombres de ojos negros, implorando con mudo ademán, sin saber con exactitud qué imploraban. En la Universidad Nacional Autónoma de México, llevó a cabo, entre otras, una investigación en la que aplicó el test de Rorschach a grupos campesinos, marginados de la vida institucional.

En esa investigación deslindó las diferencias entre el supuesto hombre civilizado de la ciudad y el campesino. Estudió y comprobó lo que algunos habíamos anticipado. Los supuestos sujetos civilizados teníamos un bagaje cultural que nos permitía mirar al campesino por encima del hombro. En aras de esa supuesta superioridad de pensamiento se cometían (y aún se perpetran) injusticias y atropellos, asunto que además de ser gravemente vejatorio, reflejaba una ignorancia absoluta de conocimiento en relación con la forma de estructuración del pensamiento y de las diferentes formas de simbolización de esos grupos.

Si bien es cierto que los grupos campesinos inmersos en la marginalidad son portadores de pérdidas y situaciones traumáticas repetidas y duelos de difícil elaboración que han padecido por generaciones lo cual los lleva a desarrollar neurosis traumáticas y, por tanto, conductas que en nada les ayudan a integrarse al sistema, esto no quiere decir que carezcan de capacidad de simbolización, sino que su forma de hacerlo es diferente.

Anne captó cómo, de manera agresiva y peyorativa, se daba por sentada la llamada mentalidad primitiva y con ello se llegaba a tergiversaciones y simplificaciones del siguiente tenor. Como ejemplo: el campesino tiene un nombre para designar al pino y otro para nombrar al cedro, pero no lo tiene para designar al árbol en general. De allí se infería que no tenían capacidad de abstracción. Más no se pensaba que ellos tienen un sistema de abstracción y socialización diferente del nuestro. De hecho si el marginal no tuviera capacidad de abstracción no habría podido nombrar al pino y al cedro. Para llevar a cabo tal proceso tenían que determinar una especie mediante la abstracción y la generalización.

Nuestra eminente investigadora, conocedora a profundidad de varios idiomas, sabía bien que no basta con pasar de una lengua a otra para conocer cómo se efectúan los procesos de captación, codificación y decodificación de la realidad.

En sus observaciones con niños, Anne aprendió que el hecho de observar a un infante en un ambiente lingüístico y ver sus intentos de adherirse al mundo conceptual de dicho espacio, la forma en que se inserta en él y el entorno se le vuelve inteligible, podía ser de gran utilidad para ayudarnos a entender un poco más acerca de la estructuración de los procesos de pensamiento.

Todo pensamiento es generalizador y simbólico y, por tanto, este motivo funda el lenguaje. Pero la capacidad particular de abstracción proporcionada por un ambiente lingüístico determinado exige cierta adaptación del pensamiento a sus normas; por tanto, decir que el marginal no tiene capacidad de abstracción porque ésta funciona con una lógica distinta a la nuestra, es coludirse con la violencia y la discriminación hacia el otro, al diferente y con ello ahondar la desigualdad social que se vive y se practica urbi et orbi y desemboca en una forma más de explotación y sometimiento.

Habría que preguntarnos si los civilizados, al haber adquirido un supuesto nivel de desarrollo mental más elevado en cuanto a pensamiento discursivo y capacidad de abstracción, no hemos perdido algo en la esfera de la percepción intuitiva de la realidad y en la sensibilidad respecto de ella.

La cultura debe ser un instrumento que nos permita no sólo adquirir conocimientos sino conducirnos a un pensamiento más humanista que nos sensibilice hacia el respeto por el otro y no sea tan sólo un logro narcisista ni sea usada de manera alevosa y arbitraria para someter, reprimir y explotar al semejante. Anne deja un buen legado para continuar trabajando en ello. Descanse en paz.