Opinión
Ver día anteriorViernes 23 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Cordero: magnesia no es lo mismo que gimnasia

¿12 millones de pobres adicionales en un trienio?

La tremenda Corte contra los trabajadores

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a cifra en sí resulta socialmente aterradora, pero al habilitado secretario de Hacienda, Eduardo Cordero, le ha dado por confundir magnesia con gimnasia y manejar, a su gusto y conveniencia, los números y tiempos de producción de la fábrica de pobres del Calderonato SA, en un intento por minimizar la responsabilidad directa del gobierno federal –y la del propio funcionario– en el incremento de depauperados en el país, antes y durante la más reciente crisis. No es la primera vez que procede en tal sentido, pero en su encuentro del pasado miércoles con el presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, aseguró que 5 millones 800 mil personas ingresaron al ámbito de la pobreza en el país a consecuencia de la crisis de 2009, escalofriante proporción que, en realidad, corresponde al avance de tal condición sólo en el primer bienio del actual inquilino de Los Pinos (2007-2008), o, lo que es lo mismo, antes del reconocimiento oficial de la susodicha crisis, de acuerdo con cifras oficiales (Coneval).

Pero el Cordero del señor no sólo se dedica a mezclar indiscriminadamente tiempos y números, sino a elaborar frases de colección, como la del pasado miércoles: 5 millones 800 mil personas ingresaron al ámbito de la pobreza en el país a consecuencia de la crisis de 2009, (pero) este impacto fue menor al observado en la crisis de 1995, cuando 15 millones de mexicanos cayeron en esta condición. Así, junto con Rosita Alvirez, festeja que de los tres tiros que le dieron sólo uno resultó mortal. Lo cierto es que aún no existe una evaluación documentada del costo social provocado por el brutal golpe del año pasado (el Coneval difundirá tal medición a mediados de 2011).

Ahora que si Cordero no confunde magnesia con gimnasia, ni mezcla discrecionalmente números y tiempos, y si la cifra que el titular de Hacienda hizo pública el pasado miércoles sólo corresponde a 2009, entonces en la primera mitad del calderonato alrededor de 12 millones de mexicanos habrían caído en pobreza (a razón promedio de 913 por día, y siempre de acuerdo con las cifras oficiales), del tal suerte que al cierre del año pasado los paisanos en tal condición representarían cerca de 52.2 por ciento de la población total, proporción equivalente a 56.4 millones de personas. De cualquier forma, pues, no aplica la técnica Rosita Alvirez utilizada por el ex titular de Desarrollo Social.

En 2007-2008 dos panistas despacharon como titulares calderonistas de la Secretaría de Desarrollo Social: Beatriz Zavala (que regresó a su escaño en el Senado de la República) y el propio Ernesto Cordero; éste prolongó su estadía en esa dependencia hasta el 9 de de diciembre de 2009, cuando el inquilino de Los Pinos lo ungió como secretario de Hacienda, tras premiar a Agustín, el doctor catarrito, Carstens con el Banco de México. Y el resultado concreto de su paso por la Sedeso, con la decidida participación de Felipe Calderón y su muy buen equipo económico, tal vez el mejor (como el propio michoacano lo evaluó), fue el incremento de la pobreza en cerca de cinco puntos porcentuales (casi 6 millones de mexicanos) tan sólo en ese bienio, lo que para el delfín significa que México va por el rumbo correcto, o, como dijo en julio del año pasado (tras conocerse la evaluación del Coneval), que las cifras oficiales sobre la pobreza en el país no son un reflejo de la realidad, ya que si se observa a largo plazo la tendencia es decreciente.

A mediados de 2008, es decir, cuando oficialmente no existía la crisis, las cifras sobre la pobreza en el país difundidas por el Coneval fueron las siguientes: 50.5 millones de mexicanos se encontraban en condición de pobreza patrimonial; 26.76 millones en pobreza de capacidades y 19.5 millones en pobreza alimentaria. Si ese fue el resultado sin crisis, sólo hay que imaginar cuál fue el resultado en 2009. Sirva de referencia que en 1992, cuando el país se insertaba en el primer mundo (Salinas dixit), el número de pobres ascendió a 46.14 millones (53.1 por ciento de la población total en aquel entonces); en 2002 a 50.4 millones (50 por ciento del total); en 2006 se redujo a 44.7 millones (42.6 por ciento); en 2008 se incrementó a 50.7 millones (47.4 por ciento), y a 56.4 millones (52.2 por ciento) si en realidad Cordero sólo se refirió, el pasado miércoles, a 2009.

Como en su momento se publicó en este espacio, en el balance del primer bienio calderonista, y siempre de acuerdo con las cifras oficiales (Inegi y Coneval), se tiene que nacieron un millón 896 mil 53 mexicanos; en ese mismo periodo 5 millones 872 mil 205 paisanos fueron obligadamente incorporados a la pobreza, de tal suerte que Calderón condenó a la miseria a todos los nacidos en el primer bienio de su administración y entre las patas se llevó a otros 3 millones 976 mil 152 que arribaron a este heroico país entre 2001 y 2005, un resultado que para Ernesto Cordero es sinónimo de que México va por el rumbo correcto.

Para redondear el cuadro, el propio Coneval informó que en 2008, con un ingreso mensual de mil 900 pesos en el área urbana y de mil 282 pesos en la rural, la mitad de la población no tuvo con qué cubrir sus necesidades básicas (educación, salud, alimentación, transporte). Los programas sociales han sido un paliativo y servido para mejorar el acceso a algunos servicios, pero resultan insuficientes para aumentar los ingresos de los mexicanos y dotarlos de los satisfactores mínimos. En las zonas rurales (poblaciones con menos de 15 mil habitantes), más de 60 por ciento de los mexicanos se encontraba en pobreza patrimonial y en las urbanas casi 40 por ciento; 65 por ciento de los mexicanos no eran derechohabientes de alguna institución de seguridad social. Y a todo esto Cordero le llama caminar por el rumbo correcto.

Las rebanadas del pastel

En eso de arrasar con la de por sí desbalijada clase media e incrementar sostenidamente la producción en la fábrica de pobres, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se quedan atrás: por mayoría y de un plumazo, decidieron reducir 60 por ciento el monto tope de las jubilaciones y pensiones, pero no las suyas, desde luego, sino las de los trabajadores del reducido sector formal. Y ya que según ellos tal medida no sólo es necesaria, sino legal, entonces que sean congruentes y que ellos mismos se jubilen con no más allá del equivalente a 10 salarios mínimos, porque tampoco alcanzará para pagar sus multimillonarios sueldos, prestaciones y conexos.