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A los 98 años de edad continúa impartiendo clases de baile flamenco, de vida y amistad

Al fin aparece un libro sobre el gran bailarín y maestro Manolo Vargas

Su autor es el arquitecto Homero Alonso Martínez Villarreal, quien fue su alumno

 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de julio de 2010, p. a38

En días pasados tuve el placer de visitar de nuevo a un monstruo, si por tal entendemos un espíritu poseedor de cualidades extraordinarias para desempeñar una actividad determinada, en este caso la expresión de su corazón a través del baile flamenco y de la disciplinada, obsesiva enseñanza de éste una vez que dejó los escenarios.

Si impartir lecciones de baile y de vida es actividad más o menos extravagante en este planeta de borregos, continuar haciéndolo a los 98 años es algo que resultaría inverosímil.

Los seres excepcionales tienen maneras increíbles de comunicarse, así que una voz sutil pero insistente empezó a bisbisearme: ve a ver a Manolo Vargas. Y claro, de inmediato fui a su estudio, pues esos extraños avisos siempre deben ser atendidos, sobre todo cuando se sabe quién los envía.

La escena fue un poema: tres bellas alumnas con un abanico en cada mano movían sus brazos en grácil aleteo al compás que el maestro, dinámicamente sentado en el trono de emperador de su privilegiada existencia, marcaba con un pequeño tambor. Su abundante y revuelta cabellera sigue coronando un rostro de frescura intemporal, mientras unos ojos de viveza adolescente corregían sobre la marcha.

Enemigo de las interrupciones, el maestro dio un breve descanso a las chicas, suficiente para hacerme entrega del libro Manolo Vargas. Una vida consagrada a la danza, escrito por Homero Alonso Martínez Villarreal, arquitecto, escritor, pintor, viajero, coleccionista, hacedor de amigos pero, sobre todo, un apasionado de la danza. A ver qué te parece, soltó Manolo en apremiante despedida, y volvió a lo suyo, a lo que le permite respirar y aspirar en la veta inagotable del flamenco, su pasión, su vida, su invaluable legado artístico.

El libro con un bello retrato de Manolo Vargas en la portada tiene 288 páginas en papel cultural ahuesado, cerca de 200 fotografías, diseños de vestuario, dibujos, cartas, pinturas, programas, sabrosas entrevistas, una galería de los principales exponentes del baile flamenco y la apasionante vida del gran artista e incansable maestro, es una esforzada coedición de La Naranja Editores y la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Foto
El coreógrafo mexicanoFoto tomada del libro Manolo Vargas

Tardío pero obligado reconocimiento en México a un mexicano de prestigio internacional dedicado en cuerpo y alma a la danza en general y al baile flamenco en particular, así como a su exigente enseñanza desde hace más de cuatro décadas, el libro recoge desde la difícil niñez de José Aranda Valadez, nombre original del jalisciense Manolo Vargas, hasta la filosofía que ha sustentado su privilegiada técnica, soberbia expresión e indoblegable carácter; pasando por su complicado arribo a la ciudad de México, primero, y a Nueva York, después; su maravilloso encuentro con la gran bailarina y cantante Encarnación López Júlvez La Argentinita, compañera sentimental del torero Ignacio Sánchez Mejías, y su mágica incorporación a la compañía de aquélla; los fructíferos resultados artísticos de su gran amistad con Pilar, hermana de Encarna, y sus giras triunfales por los principales escenarios del mundo; el creativo y exitoso grupo que Manolo formó con otro gran bailarín mexicano, Roberto Ximénez, y las legiones de alumnos que han pasado por su estudio, incluida la insuperable Pilar Rioja.

Manolo Vargas. Una vida consagrada puede solicitarse a la editora Patricia Laborde en el correo [email protected], a un precio increíble, como la fecunda y ejemplar existencia de quien lo inspiró.

El talentoso bailarín y coreógrafo de fama internacional, Manolo Vargas, maestro de flamenco de muchas generaciones.