Sociedad y Justicia
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Cortes en 14 puntos ahogan la red carretera en Coahuila

Apoyo sin condiciones a NL, ofrece Gobernación

Darán prórroga de tres meses a deudores

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Soldados distribuyen raciones de comida a damnificados del huracán Álex en el suburbio de Santa Catarina, cercano a MonterreyFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Sábado 10 de julio de 2010, p. 32

El secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, dijo que el gobierno federal apoyará la reconstrucción de Nuevo León sin condicionamiento alguno que no sea respetar la verdad y la necesidad, porque hay una deuda de gratitud con el estado, cuyo trabajo y ahorro ha servido a otras entidades.

El funcionario encabezó una reunión de evaluación conjunta, mientras la presidenta del DIF, Margarita Zavala, escuchó peticiones, entregó ayudas en especie por un millón de pesos y comió con damnificados.

El secretario de Salud, José Ángel Córdoba Villalobos, supervisó con autoridades estatales las medidas de vigilancia contra contagios como el de leptospirosis por ingestión de agua y alimentos infectados con gérmenes de animales muertos y materias descompuestas.

Por la apertura de compuertas de la presa Venustiano Carranza de Coahuila creció el río Salado y sus desbordamientos cubrieron varios tramos de la carretera Monterrey-Nuevo Laredo y la autopista de cuota. En Sabinas Hidalgo nueve camioneros varados fueron rescatados en helicóptero.

El alcalde panista de San Pedro Garza García, Mauricio Fernández Garza, estimó en unos mil millones de pesos los daños del municipio, y el Congreso local acordó crear una comisión ciudadana para la reconstrucción sustentable de Nuevo León.

Luis Robles, presidente de la Asociación de Bancos de México, anunció aplazamientos de hasta tres meses en los pagos de créditos empresariales, hipotecarios, automotrices, personales y de tarjetas de crédito para clientes al corriente.

Héctor Rangel Domene, director de Nacional Financiera, anunció un programa de créditos por mil millones de pesos para 2 mil pequeñas y medianas empresas.

Grupo BBVA y BBVA Bancomer donaron un millón de euros para los damnificados por Álex en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.

Por otra parte, la comunicación terrestre en Coahuila permanece interrumpida por los daños que las lluvias e inundaciones ocasionaron en 14 tramos carreteros.

En la zona norte del estado las precipitaciones empezaron a disminuir y unos 15 mil damnificados regresaron a sus viviendas, pero en Monclova y otros municipios del centro prosigue la alerta por los desbordamientos.

Las lluvias hicieron abandonar sus viviendas a unas 600 familias de diferentes colonias de Monclova y comunidades rurales de Nadadores. Otras 200 de los ejidos Celemania y San José del Aguila, que a principios de semana fueron devastados por las lluvias, debieron regresar a los albergues.

En la denominada frontera chica de Tamaulipas, que comprende los municipios de Miguel Alemán, Mier, Guerrero, Camargo y Díaz Ordaz, el combustible se agotó por el cierre de la carretera Ribereña. El gobernador Eugenio Hernández Flores dijo que ya funciona una ruta alterna a través de ciudad Mier y sostuvo que no hay daños graves.

En Reynosa, la autopista a Matamoros está fracturada a la altura del kilómetro 40.

Además, el cierre de la carretera nacional en Nuevo Laredo, Tamaulipas, comenzó a causar pérdidas millonarias al quedar miles de camiones varados y colapsar 34 por ciento del comercio entre México y Estados Unidos, tras las inundaciones y el derrumbe parcial de un puente en Sabinas Hidalgo por el desbordamiento del río Salado.

David Carrizales, María Alejandra Arroyo, Leopoldo Ramos, Martín Sánchez Treviño y Carlos Figueroa

Lo importante es que estamos vivos

Álex arrasó con las zonas más pobres

Alejandra Arroyo y David Carrizales, Corresponsales

Monterrey, NL, 9 de julio. Los remanentes del huracán Álex cambiaron en pocos días las vidas de los habitantes de la colonia Condesa de esta capital. La mayoría de los pobladores de ese asentamiento irregular se quedaron sin muebles, ropa y documentos. Otros corrieron con peor suerte: perdieron sus casas.

La mayoría de damnificados de la Condesa no tienen trabajo fijo, son carpinteros, jardineros y albañiles. El miércoles pasado recibieron la visita del gobernador Rodrigo Medina y el alcalde Fernando Larrazabal, quienes se comprometieron a reubicarlos. Muchos no les creyeron, pues “eso nos dijeron cuando nos inundamos por el huracán Gilberto”, en 1997, afirmó una señora que dijo llamarse Guadalupe.

Los afectados se quejan de que la ayuda que recibían de residentes de colonias vecinas fue sustituida por la de la autoridad municipal de Monterrey. El centro de acopio vecinal funcionó hasta el martes anterior y en su lugar se instaló un centro del municipio que no tiene el mismo éxito.

Varias personas acudieron al centro de la ciudad por medicinas para tratar los hongos que les afectan la piel, pero no hubo suerte. En cambio, sí encontraron remedios para la diarrea que sufren por beber agua del río La Silla.

Las casas no pueden ser habitadas por los estragos de la inundación y la mayoría de los colonos duerme con amigos o familiares que habitan zonas altas del cerro de La Silla. Los que se atreven a dormir en su propias viviendas, lo hacen en colchones que tienden sobre el piso o en los cofres de automóviles.

Muchos no han ido a trabajar y temen ser despedidos. Día y noche, desde hace una semana, sólo se dedican a limpiar.

–Luego de la limpieza, ¿que sigue? –se les preguntó.

Pos quién sabe –replicaron. Algunos tienen esperanza de que las autoridades los reubiquen. Por ahora sólo saben que hay que limpiar, porque de no ser reubicados, no tienen a dónde ir.

–¿Cómo se sienten? –se preguntó a un grupo de niños que se quejaban de la pérdida de sus juguetes y de su televisor.

–Mal –dijo Mily, de seis años–, perdimos todo.

–¿Estas triste?

–No, estoy muy aburrida.

Fuerza después del llanto

Mire, aquí estaba mi casa, dijo Mirna Leticia Santana González, joven madre de tres niños, y señala con el índice un hoyanco de tres metros y la pared frontal de una vivienda.

La corriente del río La Silla, crecido por las lluvias de Álex, ya disminuyó, pero aún ruge con fuerza y sólo permite dialogar a gritos. El afluente devastó las colonias El Realito, Atoyac de Álvarez y 25 de Noviembre, asentamientos proletarios del municipio de Guadalupe, conurbado a Monterrey.

La alcaldesa Ivonne Álvarez calculó que unas 360 familias resultaron afectadas, decenas pvieron desaparecer todo su patrimonio, casas incluidas; otras padecieron daños parciales en sus viviendas y todas perdieron muebles, enseres domésticos y ropa.

Mirna Leticia no se acostumbra a esta realidad. El piso de su casa, en el número 721-4 de la calle Juan Álvarez, colonia Atoyac de Álvarez, está destruido. Donde estaba su sala ahora hay un hoyo de tres metros.

Mire, (el río) allá se llevó una casa completa y allá está colgando una camioneta. Aquí era una calle, pasaban carros. Del otro lado está una familia atrapada entre el río La Silla y el arroyo Seco. No sé cómo le estarán haciendo, no he visto que les lleven alimentos, dijo.

Mirna Leticia, su esposo y sus tres niños viven ahora con una tía que les prestó un cuarto. Yo antes trabajaba en casas, en la colonia Rincón de la Primavera (en Guadalupe), pero ahorita ellos también están afectados, afirmó. Su esposo, jardinero, tampoco ha conseguido alguna chamba.

Mientras, comen lo que obtienen en un albergue cercano a la iglesia Jesús Nazareno, a un kilómetro de distancia, y lo que llevan instituciones de beneficencia. El agua se llevó todos los muebles, la sala, trastes, ropa, escaleras, tinacos y la herramienta de mi marido. A este niño le conseguí unos huarachitos y el otro trae los míos, ya reventé los que yo tenía, dijo.

–Usted no se ve afligida.

–Pues yo ahorita estoy tranquila porque pienso que por algo pasan las cosas. Pero no crea, ya me cansé de llorar, ¿y qué gano? Lo importante es que estamos vivos.