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Abren exposición en el Castillo de Chapultepec con objetos personales del revolucionario

Documentan en una muestra la geografía transformada por Emiliano Zapata

Se convirtió de líder agrario a principio de símbolo de esperanza, señala Salvador Rueda, director del Museo Nacional de Historia

Intentan revalorar la parte humana del personaje

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Fotografía del Caudillo del SurFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de julio de 2010, p. 9

A diferencia de otros caudillos de la gesta revolucionaria, Emiliano Zapata se transformó de líder agrario en símbolo de principio de esperanza. Sigue siendo un hombre vestido de charro, un revolucionario montado a caballo, pero ahora, para las nuevas generaciones, trasladado a valores humanos, lo que habla de una vigencia y un fenómeno histórico muy curioso porque difícilmente los otros héroes tienen esa fuerza, esa persistencia, señaló Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia.

A propósito de la exposición Zapata en Morelos que se inauguró este lunes en el Castillo de Chapultepec, Rueda explicó que hace 50 años para muchos mexicanos Zapata era el líder de los campesinos y ejidatarios, el líder frontera de los políticos, al que se referían como ejemplo de gran tolerancia en aquel momento.

Hoy los muchachos tienen los ojos puestos en las realidades urbanas y menos en las rurales; sin embargo, Zapata sigue existiendo como un símbolo vigente y claro, que se traslada de líder agrario a símbolo de principio de esperanza.

Con motivo del centenario de la Revolución Mexicana, los objetos personales de Caudillo del Sur, entre los que figura el sombrero que portaba el día de su asesinato, el 10 de abril de 1919, así como fotografías de las haciendas del estado de Morelos, se exhiben en el Castillo de Chapultepec, recinto que fue utilizado en aquel tiempo como residencia presidencial.

Rueda Smithers comentó que la exposición documenta la geografía que transformó el caudillo, a manera de un ajuste de cuentas de los zapatistas con la historia, y no de una biografía del personaje. La muestra no es cronológica e intenta revalorar la parte humana del personaje.

Zapata en Morelos se inicia con lo que Salvador Rueda llamó el primer paisaje zapatista que hubo en sentido moderno en 1915, con una obra de Diego Rivera que desglosa los símbolos que se convertirían en signos del cambio y de la renovación de México: el sombrero de palma, la carabina y el sarape.

En este mismo espacio, el espectador se encontrará con otra iconografía que realizó el artista Arnold Belkin, quien se fascinó con el zapatismo. La crítica de arte Helena Noval consideró a Zapata uno de los héroes más representados, de figura estilizada, atractivo, que retoma el cine nacional de la época de oro.

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El sombrero del Caudillo del Sur, que llevaba cuando fue asesinadoFoto Jesús Villaseca

El director del recinto explicó que el discurso escrito está armado a manera de yuxtaposiciones que comienzan con una biografía sintética y una definición de John Womack del zapatismo.

Las fotografías captadas por Adalberto Ríos Szalay representan la visión actual del paisaje morelense donde resaltan las imágenes del convento de San Miguel Anenecuilco, del siglo XVII, que se encuentra todavía en uso.

Posteriormente comienza el área de las haciendas, donde aparece un pórtico que del lado derecho presenta un documento de San Juan Ixhuatepec, sobre la propiedad del pueblo de Santa Isabel Tola, que pertenece a la zona zapatista de 1795.

Las imágenes son testimonios de la existencia de los pueblos que iban a desaparecer antes de la gesta revolucionaria y de los vestigios de las haciendas tras la lucha zapatista. También ilustran la vida de los campesinos y cómo era la producción de azúcar y los objetos que existían en las haciendas cañeras.

Dos fotografías inéditas

En otra sala, el público se encontrará con objetos personales de Zapata como su silla de montar, la baraja que amarraba a su traje, dos fotografías inéditas, una de cuando el revolucionario era niño y otra de su joven rostro que se dice envió a una novia, así como obras plásticas elaboradas por artistas contemporáneos que dan cuenta de la imagen zapatista.

Estos objetos que se exhiben por primera vez fuera de Morelos pertenecen a los museos de Tlaltizapán y Anenecuilco. La curaduría, a cargo de Rueda Smithers, está basada en el libro Zapata en Morelos, editado por Luwerg, Planeta y el gobierno de Morelos, que también se presentó este lunes.

De manera paralela a la exposición Zapata en Morelos, que permanecerá hasta agosto en el Castillo de Chapultepec, se realizó otra exposición dedicada a la tradición de la charrería con el título Hombres a galope y a la Revolución, que reúne 30 piezas y 15 pinturas alusivas elaboradas por Ernesto Icaza, pintor que plasmó las escenas de esa actividad desde el punto de vista de los caporales y grandes hacendados.