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Las obras en papel coexistirán con el e-book, aseguró el catedrático catalán en entrevista

Roman Gubern: defiendo la vigencia del libro impreso

En años recientes se diversificaron los soportes de los medios de comunicación; los ejemplares electrónicos están en esa lógica, dijo

Enciclopedias y prontuarios irán al ciberespacio, señaló

 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de junio de 2010, p. 7

La forma en la que el libro se ha transformado a lo largo de la historia hasta llegar al formato electrónico es el tema del nuevo ensayo del catedrático catalán Roman Gubern, titulado Metamorfosis de la lectura, cuyo origen está en una conferencia que ofreció en el congreso El mundo del libro, organizado en 2009 por el Fondo de Cultura Económica.

En medio de los avances tecnológicos, el libro en papel coexistirá con el electrónico, dice en entrevista telefónica con La Jornada. También como parte de ese proceso tecnológico “está ocurriendo un fenómeno en el que la cultura elitista es de pago –como lo vemos ahora, que el New York Times anunció que nuevamente será de pago– mientras la cultura, que yo llamo plebeya –tanto si es televisión como si es papel–, es gratuita. Se está produciendo una consolidación de la sociedad dual, la gente que paga tiene información de buena calidad, y la que no, tiene una opción de calidad mediocre; eso ocurre también en la televisión en general”.

Se presenta además el fenómeno de una sociedad dividida entre quienes son nativos digitales y las generaciones anteriores. Son los nativos digitales el motor de la evolución en los diversos soportes, no sólo del libro –del papel al e-book–, sino también de los dispositivos que encontramos en la vida cotidiana, desde la computadora hasta el dvd o los videojuegos.

Sucedió con el cine, la música

“En años recientes se ha producido un fenómeno de diversificación de soportes y canales de los medios de comunicación: hace 15 años, para oír música había que ir a una sala de conciertos o a un teatro de ópera, luego apareció el disco gramofónico, luego la radio, el walkman, el iPod, etcétera, de modo que con la música ha ocurrido esa consecutiva diversificación de soportes y canales.

“Lo mismo con el cine: hace 100 años, para ver una película había que ir a una sala de cine, después vino la televisión, así que se pueden ver la películas en casa, en video, después en dvd y ahora en Internet, de modo que la tendencia natural es a la diversificación de soportes y canales en todos los medios y el e-book se inscribe en esta lógica.”

Hasta ahora, leer libros “era únicamente una actividad que se podía hacer con soporte de papel; ahora tenemos una nueva posibilidad: hacerlo electrónicamente. Un caso muy concreto es el mío: tengo más de 40 libros publicados. La primera vez que firmo dos contratos distintos es precisamente con Metamorfosis de la lectura, ya que el editor me envió un contrato, llamémosle gutembergniano, y otro electrónico. Hasta ahora en los contratos decía: el editor se reserva el derecho para todos los medios impresos, electrónicos, etcétera. Ahora el editor envía dos contratos distintos”.

En esta estructura de lectura electrónica el eslabón débil son las librerías, advierte el catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, donde imparte Comunicación Audiovisual.

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El problema de Internet es que es un sistema ultrademocrático, donde el ensayo del sabio vale lo mismo que el del tonto, consideró el catedrático emérito, arriba, en una imagen de 2003Foto Roberto García Ortiz

–¿Todos estos cambios nos llevan a modificar los hábitos de lectura, leemos diferente?

–Hoy día, para ponerse a leer Guerra y paz, de Tolstoi, o En busca del tiempo perdido, hace falta decir que es de tiempo lento y de larga duración dedicarles cuatro meses, pero el ritmo de la vida cotidiana, en el que todo es acelerado, favorece la short story, la cosa breve; los editores ya te dicen eso. Pero digo que debe haber tiempo para escuchar a Michael Jackson o a Wagner.

“La crueldad de la dinámica de la vida moderna tiende a marginar o a llevar al desván esas obras maestras monumentales de Musil, de Tolstoi, de Proust, y esto es una pérdida, sin duda alguna.

“La ganancia es que hay más cantidad de información en menos tiempo. Ver más en menos tiempo. Por ejemplo, cuando en clase pongo películas del cine mudo los chicos comienzan a bostezar, mientras en mi generación admirábamos los tiempos muertos del cine de Antonioni, veíamos la noche, y admirábamos a Jeanne Moreau paseando por las calles de Milán durante 10 minutos en los que no pasaba nada.

“Pero llega Big Brother, que banaliza los tiempos muertos, porque está hecho, sobre todo, de tiempos muertos: la gente está tumbada en el sofá, se mete el dedo en la nariz, dicen tonterías, entonces la entropía del tiempo muerto es el gran hermano. Por tanto, tenemos los dos extremos.”

Atractivos emocionales

En estos dos extremos se encuentran el e-book y el libro en papel y su coexistencia. “Pero para mí, el libro ofrece atractivos que no presentan los e-books. Algunos de estos atractivos, lo reconozco, son emocionales, como el olor del papel, el diseño de la portada. El e-book es siempre el mismo soporte, será muy elegante y estilizado, pero el diseño no cambia. Es diferente si compro una edición de Las minas del rey Salomón o de La isla del tesoro con portadas fascinantes. Es un aspecto de seducción hedonista y eso no lo tiene el libro electrónico, por eso hablo de esas razones técnicas y sentimentales.

Defiendo la vigencia del libro impreso tradicional, aunque también digo que, obviamente, las enciclopedias, los libros de referencia, prontuarios y anuarios irán al ciberespacio, serán consultados en Internet.

Sin embargo, es también crítico frente al Internet: Democracia informativa no es igual a excelencia informativa, porque el problema de Internet es que es un sistema ultrademocrático, donde el ensayo del sabio vale lo mismo que el del tonto y, claro, no todo el mundo sabe quién es el tonto y quién es el sabio. Hay que saber discriminar y saber leer y discriminar el grano de la paja.