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Ver día anteriorMartes 4 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿Qué tan grave ha sido la pandemia?
A

un año de la aparición del virus de la influenza pandémica A/H1N1, una de las preguntas que todos nos hacemos es sobre la gravedad real que ha tenido la nueva enfermedad. En este lapso las versiones han sido abundantes y contradictorias, pues han ido desde las dudas acerca de su existencia hasta los escenarios catastrofistas, pasando por opiniones, como las de algunas autoridades mexicanas, que por momentos la han considerado una patología casi benigna.

Las pandemias de influenza son fenómenos que aparecen de modo recurrente en el mundo. La más grave, por su alta letalidad, fue la de 1918, la cual, de acuerdo con diversas estimaciones, cobró la vida de entre 20 y 50 millones de seres humanos. Si comparamos ese episodio con la pandemia actual, en la que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han muerto al menos 18 mil personas, estaríamos ante un número comparativamente bajo, que podría llevarnos a conclusiones apresuradas y engañosas.

En 1918 no se sabía siquiera lo que era un virus. Los avances en el conocimiento, así como los cambios en el modo de vida que incluyen el desarrollo de los sistemas de salud nacionales y a escala mundial, así como las prácticas higiénicas entre la población, han variado sustancialmente a lo largo de casi un siglo, y esto se han traducido, por ejemplo, en un importante incremento en la esperanza de vida al nacer.

Si bien los datos con los que se cuenta tanto a escala mundial como en México no pueden considerarse totalmente exactos, el examen de algunos indicadores puede ser útil para responder a la pregunta que da título a este artículo. La letalidad, es decir, la proporción de muertes que se producen en relación con el número de casos que se presentan, muestra, para la actual influenza pandémica A/H1N1, un porcentaje de 1.2 a escala mundial (con datos de diciembre de 2009); mientras algunas estimaciones que se han realizado para la pandemia de 1918 revelan que la letalidad fue, en ese caso, mayor a 2.5 por ciento.

Además de las muertes, un indicador importante es el que muestra cómo se transmite el virus. El número de personas que resultan infectadas (casos secundarios) a partir de una persona enferma (o caso primario) es lo que se conoce como el número básico de reproducción (R0). Se considera que un R0 mayor de uno corresponde a un elevado riesgo pandémico. En México, en los inicios de la epidemia (marzo-abril de 2009), este índice fue de entre 1.4 y 2.2 de acuerdo con distintos autores. En Australia, por ejemplo, en mayo de 2009 se estimó en 2.4, y en Tailandia, en junio del año pasado, fue de 2.2. Las estimaciones para la pandemia de 1918 son muy variadas, pero llegan a alcanzar un R0 hasta de 3. 1.

Tanto la transmisibilidad como la letalidad dependen de las características y comportamiento del virus y de las medidas que se adopten para su contención. La detección oportuna por medio de los sistemas de vigilancia epidemiológica desempeña un papel central. Salvo casos aislados, el A/H1N1 es susceptible a los antivirales, las medidas higiénicas de prevención y el distanciamiento social, así como la creación y disponibilidad de vacunas han sido y son herramientas de gran utilidad. Sobra decir que en 1918 no se contaba con nada de esto.

Pero ¿qué tan grave ha sido la pandemia? El virus sigue estando activo en el mundo. Además de que se encuentra presente en 214 países, el desarrollo de la enfermedad es hoy intenso en las regiones central y occidental de África, aunque se ha reducido en zonas como Norteamérica. La OMS, que ha estado sometida a severas críticas, no se atreve a pronunciarse de manera explícita en este tema. En algunos documentos de esta organización se estima que el impacto de la influenza es moderado, pero en otros se dice que las estimaciones precisas tendrán que esperar uno o dos años.

En México las autoridades de salud federales han anticipado que en breve podría levantarse la alerta sanitaria. En mi opinión es algo que resulta inapropiado. ¿Por qué? La tasa de letalidad en mayo de 2009 fue de 3 por ciento y luego cayó hasta 0.7 en octubre de ese año. Pero desde el pasado noviembre hasta abril de 2010 ha tenido un constante crecimiento, que alcanza hoy 1.7 por ciento, cifra que estaría por encima del promedio mundial al que me referí antes. Significa que la proporción de personas que mueren a causa de la enfermedad sigue siendo importante en nuestro país. La utilidad de levantar la alerta sanitaria es pobre, pues no tendría ni siquiera un efecto económico, sino exclusivamente político.

En mi opinión la gravedad o el impacto de la pandemia ha sido hasta ahora moderado, sobre todo si la comparamos con los indicadores de las ocurridas en el pasado, pero hay que actuar con prudencia, observar detenidamente su comportamiento y mantener la alerta sanitaria en nuestro país al menos en lo que resta del año.