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El embajador de Venezuela disertó sobre las gestas independentistas de la región

A 200 años del sueño de Bolívar, en AL persisten pobreza, explotación e ignorancia: Alcides Díaz
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de marzo de 2010, p. 4

Doscientos años después del inicio de los movimientos de independencia en varios países de Latinoamérica –gestas hermosas que fueron la esperanza de una vida mejor, de una nueva humanidad– en la región siguen imperando la pobreza, la explotación, la ignorancia, la desigualdad, el abuso.

Desafortunadamente estas no son las cosas con las cuales soñaban nuestros libertadores; ellos pensaban que estaban construyendo un mundo mejor.

Los señalamientos son del embajador de Venezuela en México, Trino Alcides Díaz, durante la conferencia magistral que la noche del miércoles dictó en la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles, en el contexto de los Festejos Conmemorativos del Bicentenario de México y América Latina organizados por la delegación Coyoacán.

El diplomático centró su disertación en los paralelismos que guardan las luchas independentistas de Venezuela y México: ambas comenzaron en 1810 (abril y septiembre, respectivamente) y culminaron en 1821 (junio y septiembre, respectivamente) y en ambos países fueron encabezadas por criollos que en principio reclamaban para sí el poder y los privilegios de que disfrutaban los peninsulares.

En ese tiempo la Nueva España (México) era la colonia española más importante y Venezuela era una simple capitanía general de la cual se ignoraba la inmensa riqueza que guardaba en el subsuelo.

También recordó la estrecha relación que el libertador venezolano, Simón Bolívar, tuvo con México. Contaba con 15 años cuando vino aquí, donde se hizo amante de la célebre Güera Rodríguez, de quien también estuvo enamorado Agustín de Iturbide. A diferencia de Miguel Hidalgo, quien fue ejecutado un año después del levantamiento, Bolívar sí vio triunfar el movimiento que encabezó.

El libertador deseaba que América fuese la más grande nación del mundo, menos por su extensión y sus riquezas que por su libertad y gloria. De acuerdo con su idea, la metrópoli de esa nación sería México. Bolívar quiso mucho a México y hasta su muerte mantuvo una relación con este país que en reciprocidad le otorgó la nacionalidad mexicana en 1824.

Decía, indicó el diplomático: Los estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos fraternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra.

Búsqueda de la liberación

“Desgraciadamente –dijo Trino Alcides Díaz–, 200 años después los sueños de Bolívar aún están por realizarse.”

Sin embargo, a pregunta expresa, con la diplomacia inherente a su cargo y sin entrar en comparaciones, el embajador mencionó que actualmente Venezuela está en el proceso de alcanzar su liberación, porque tiene su independencia, porque somos un país totalmente soberano, con una de las constituciones más avanzadas del mundo que consagra algo que no existe en otro país que es la democracia representativa y la participativa, pero aún nos falta un trecho que recorrer para alcanzar esa independencia plena.

Explicó que ser el país con las mayores reservas petroleras del mundo –certificadas– es un factor no sólo para alcanzar una independencia plena, sino para ayudar a otros países a los que se les vende petróleo a precio solidario y con facilidades de pago para que puedan mantener su crecimiento y desarrollo.

Al mismo tiempo, explicó, tienen convenios con empresas petroleras de 20 países. “En Estados Unidos tenemos una empresa petrolera con ocho refinerías que procesan más de un millón de barriles de petróleo diarios; más de 10 mil estaciones de servicio que los distribuyen en todo el país; con China, que en pocos años será la primera potencia del mundo, Venezuela ha firmado un convenio para refinar 500 mil barriles diarios de petróleo.

Nosotros no vendemos el petróleo porque eso no da ganancia, la ganancia está en el producto refinado.

Antes de establecer esta política petrolera, 90 por ciento de las ganancias se iban al extranjero y 10 se quedaba en Venezuela; ahora la relación es de 20 a 80.

Las ganancias se invierten en programas sociales que abarcan educación y alimentación. Éste es el camino para la total liberación de Venezuela.