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Exhibe 80 obras en el Centro Pompidou

Muestran en París las crudas masas de carne de Lucian Freud
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Los cuadros Tarde en el estudio, 1993, Desnudo con pierna levantada, 1992 y, el retrato Reflejo con dos niñas, 1965 , forman parte de la exposición El atelier, del artista británico y nieto de Sigmund Freud, que hoy se inaugura en el Centre Pompidou de la capital francesaFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de marzo de 2010, p. 5

París, 9 de marzo. Las crudas masas de carne de Lucian Freud no son para el gusto de cualquiera, y de ninguna manera para el de los franceses. El británico es uno de los artistas contemporáneos más celebrados y caros, pero es muy controvertido en Francia.

La exposición Lucian Freud: el atelier, que abrirá sus puertas este miércoles en el Centro Pompidou de París, buscará reconciliar a los franceses con el arte del nieto de Sigmund Freud, de 88 años.

En Francia casi no hay exposiciones de Freud, y menos aún coleccionistas de su obra. Su última gran muestra tuvo lugar en 1987 en el Centre Pompidou y por entonces los críticos de arte franceses lo atacaron con dureza.

Y también en la antesala de la muestra que reúne unas 80 obras, algunos expertos ya echan pestes. Freud figura entre los artistas que se han extraviado en el agujero pantanoso de la carne, opinó por ejemplo Pierre Sterckx. “Rembrandt convirtió la grasa en oro y el cuerpo de Cristo en luz. Nada comparable en Freud.

No tiene estilo, disparó el crítico de arte.

Por esta razón, el Centro Pompidou procedió muy pedagógicamente, pues en lugar de iniciar la muestra que se extiende hasta el 19 de julio con los famosos desnudos, lo hace con una pintura algo surrealista, titulada Atelier.

“La vida de Freud transcurre en su atelier. Ese mundo lo queremos mostrar mediante sus obras”, explicó la curadora Cécile Debray.

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Reflejo con dos niñas, 1965Foto Reuters

En este pequeño universo que Freud abandona escasamente también surgieron sus paisajes urbanos, que podía observar desde las ventanas de sus diferentes talleres, las fachadas de un Londres gris, sucios patios traseros, pero también la acacia que florece en su jardín, y los autorretratos.

Pero una muestra de Freud no se sustenta sin sus famosos desnudos, de los cuales el Centro Pompidou pudo reunir a los más célebres en las dos últimas salas de exposiciones.

Allí se puede apreciar Benefits Supervisor Sleeping, donde se ve a una británica desnuda de 125 kilos, obra que fue subastada en 2008 por 21.7 millones de euros (unos 29.4 millones de dólares), al igual que los imponentes retratos de Leigh Bowery, figura de culto en los clubes londinenses.

Los numerosos desnudos de gran tamaño, con iluminación chillona, dominan la impre-sión final de la exposición, que presenta a un creador que nunca se adscribió a ninguna orientación artística. Su pintura se destaca desde un comienzo por un entintado pastoso, fuertes trazos de pincel y una paleta con marrón, gris y blanco.

Permaneció fiel a ese estilo durante los pasados 40 años y, sobre todo, a su leitmotiv, el desnudo crudo de la carne. Mi modalidad de pintar puede desatar una sensación de malestar, así como a veces la vida genera disgusto, explicó Freud, quien desea que las formas influyan en sus sentimientos y no los sentimientos en sus formas.