Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 21 de febrero de 2010 Num: 781

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Un año en la vida de José Revueltas
GILBERTO GUEVARA NIEBLA

Aurora M. Ocampo: el dígito y la sílaba
JOSÉ DE JESÚS SAMPEDRO

Poema
KALINA ALEXANDROVA KABADJOVA

Escenas de barrio latino
HERMANN BELLINGHAUSEN

Esther Seligson: vencer al tiempo
ADRIANA DEL MORAL ESPINOSA

Tomás Eloy Martínez o la obsesión de volar
JOSÉ GARZA

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

LA INFORMACIÓN (V DE X)

Con el paso del tiempo, las grandes empresas no se contentaron con presionar a la prensa para obligarla a mantener una dirección favorable al sistema capitalista; fueron más allá y decidieron adquirir sus propios periódicos. De esta manera se organizaron los grandes imperios periodísticos y los monopolios informativos servidores de la burguesía y de sus gobiernos.

La publicidad fue afinando sus tácticas y enriqueciéndolas con las aportaciones de los psicólogos dedicados a buscar la total adecuación del hombre a la atmósfera vital propia de la sociedad de consumo. A pesar de que la publicidad moderna ha sido claramente definida como un medio del que se vale la sociedad capitalista para enajenar al hombre, todavía algunos representantes de la “racionalidad tecnocrática” y del “conductismo” estadunidense, insisten en calificarla como una actividad de servicio y de orientación social.

Las grandes compañías industriales y mercantiles son, sin duda, fuerzas de presión que actúan para imponer a la prensa determinadas líneas generales y reglas de conducta. Desde que se efectuó el paso del capitalismo competitivo al monopolista, la publicidad se convirtió en una de las fuerzas principales de ese paso. Desde entonces ha sido el soporte material de la prensa que destina a la publicidad, generalmente, más del cincuenta por ciento de sus páginas. El fenómeno tiene un doble proceso: por una parte, la publicidad utiliza los medios informativos como medios de presión sobre la sociedad consumidora y, por otra, debido a su decisiva aportación económica, es un factor que presiona la información. Los affaires del Canal de Suez y del Canal de Panamá son pruebas contundentes de la increíble insolencia con que las compañías transnacionales y las burguesías industriales locales ejercen presión sobre los órganos informativos, a los que suministran gruesas sumas por concepto de pago de las grandes campañas publicitarias.

C. Wright Mills sostiene que los publicitarios definen sus tácticas de la siguiente manera: “Debemos estudiar muy de cerca el contenido y las vidas de las personas a quienes es preciso manejar, y nunca debemos manifestarnos abiertamente. Más que aconsejar o mandar, debemos manipular.”

Los medios de comunicación de masas, y de manera muy especial la prensa, se infiltran no sólo en nuestra experiencia de las realidades exteriores, sino también en la experiencia de nosotros mismos. La prensa y la dirección de las campañas publicitarias nos proporcionan nuevas identidades y el repertorio de aspiraciones para alcanzar determinado status social. Asimismo, también afirma Mills que “nos dicen lo que desearíamos ser y lo que desearíamos parecer. Nos proporcionan modelos de conducta y nos señalan quiénes somos prestándonos una identidad; quiénes queremos ser, ordenando nuestras aspiraciones, cómo lograr esos propósitos, dándonos las técnicas, y cómo podemos sentir que somos lo que no somos proporcionándonos un, cada vez más rico, repertorio de escapes y evasiones”. La publicidad ordena nuestras vidas y, con base en las necesidades de la cadena producción-consumo, establece los rasgos generales del éxito personal, señalando las características de los diversos status. Es la publicidad la que nos urge a dejar de ser hombres Tsuru para convertirnos en ejecutivos Honda; la que nos dice que debemos alcanzar los símbolos de un status social, aunque para lograrlo tengamos que entregarnos, en calidad de esclavos de por vida, a las empresas de bienes raíces, las distribuidoras de autos, los comercios de artículos electro-domésticos, las agencias de viajes de veintiún días por diecisiete países del mundo incluyendo sándwich de jamón frente a la Venus de Milo, y las tiendas que surten nuestro guardarropa con los modelos que usan las estrellas de cine.

La tecnología, por otra parte, dio a la prensa la oportunidad de imprimir a su desarrollo industrial un ritmo acelerado. Los inventos fueron enriqueciendo la capacidad productora de la prensa y permitiéndole ampliar su esfera de influencia. John Walter, el escocés fundador del periódico londinense The Times, adquirió dos máquinas de vapor inventadas por el alemán Koening. Con ellas sustituyó el trabajo manual por un sistema de verdadera producción industrial. El 21 de noviembre de 1814, el señor Walter, que había trabajado toda la noche con sus nuevas máquinas, anunció al público londinense que, con el número de ese día, The Times inauguraba una nueva etapa en el desarrollo de la prensa, e informaba escuetamente que las máquinas de Koening podían imprimir mil 100 hojas en una sola hora de trabajo.

(Continuará)

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