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EU, Canadá, Francia y Brasil, los actores; México mantiene bajo perfil

Se disputará en la cumbre de México el liderazgo para dar apoyo a Haití
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de febrero de 2010, p. 11

El acción internacional de asistencia a Haití –que actualmente es uno de los grandes temas de la diplomacia mundial– tendrá este domingo un nuevo espacio de concertación en México, durante la reunión de jefes de Estado de la comunidad del Caribe que se realizará en la Riviera Maya quintanarroense, con la asistencia del presidente haitiano, René Preval.

En lo que será la tercera cumbre mundial en un plazo de seis semanas –después del terremoto del pasado 12 de enero en el país caribeño–, México juega el rol de anfitrión, y no mucho más.

En el gran debate sobre cómo gestionar la mayor acción humanitaria en que se ha embarcado la comunidad internacional en la historia –y que ya acusa bajo la mesa desacuerdos y discordias entre los cuatro principales actores: Estados Unidos, Canadá, Francia y Brasil–, el gobierno mexicano no ha podido sumar su voz como actor de peso.

Por lo pronto, el presidente Barack Obama ya colocó su ficha: el ex presidente Bill Clinton, como coordinador de la ayuda internacional, además del despliegue de la 82 división aerotransportada de sus marines; todo esto de manera unilateral.

En los últimos días sonó fuerte el pronunciamiento de Nicolas Sarkozy, presidente de Francia –país que fue la potencia esclavista de Haití–, quien es el primer mandatario galo en pisar suelo de la ex colonia rebelde en 200 años. Corresponde primero a los haitianos definir su proyecto de nación y enseguida asumir su conducción... Nuestro rol es el de ayudarlos a recuperar el control de su destino, dijo.

Sus palabras levantaron un eco favorable en Puerto Príncipe, donde el primer ministro, Jean Max Bellerive, respondió: Haití puede y debe liderear el esfuerzo de reconstrucción. Y Victor Benoit, dirigente del partido socialdemócrata Fusión, secundó la idea.

¿Protectorado, Estado tutelado?

Algunos analistas de la prensa francesa ven en la postura de Sarkozy, más que un arranque repentino por la autodeterminación de los pueblos, una reacción defensiva ante la idea que avanza rápidamente en algunos círculos estadunidenses (y mexicanos) de que la única vía para la reconstrucción de Haití pasa por poner al pequeño país de La Española bajo tutela, una vez más, de Estados Unidos.

En los círculos cercanos al presidente Felipe Calderón, esta posición fue barajada recientemente como una buena idea y porque no va a quedar de otra. Era el eco de dos artículos de opinión –Jorge Castañeda y Enrique Berruga– que desempolvaron el viejo término decimonónico de protectorado americano como única opción para el futuro de Haití.

A Calderón parece no disgustarle la idea. De hecho, en su primera reacción a la catástrofe –el 13 de enero–, anunció que había llamado de inmediato a Obama y al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. No a René Preval ni a cualquier otro líder latinoamericano o caribeño. A su vez, el presidente Obama comentó que llamó de inmediato a sus homólogos Lula, Sarkozy y Harper para consultar sus primeros pasos. Su secretaria de Estado, Hillary Clinton, fue el primer personaje extranjero en aterrizar en el destrozado Puerto Príncipe, después del presidente de la vecina República Dominicana, Leonel Fernández.

Figurar como el que más ayuda a la desafortunada nación antillana parece ocupar buena parte de la agenda de los cuatro mejores amigos. Un día antes de la visita de Sarkozy, el primer ministro canadiense fue a Haití y se adelantó con una idea que el francés había anunciado pero no concretado: llevar a la próxima reunión del grupo de Los Siete (G-7) la propuesta de condonar todas las deudas externas del gobierno de Puerto Príncipe.

La iniciativa central sobre Haití que analizarán el Caricom, el Grupo de Río y la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) en la Riviera Maya es un documento conjunto de los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva y Michelle Bachelet. Esta última llegará a la cumbre procedente nada menos que de Haití. El propio Lula la está impulsando para que, concluyendo su mandato en Chile –el 11 de marzo–, se incorpore al trabajo de Bill Clinton.

Al margen de esta competencia, Venezuela y Cuba también se posicionaron como actores de primer orden en la labor humanitaria, al grado de que ayer, cuando el representante de la Misión de la ONU para Haití (Minustah), Edmond Mulet, presentó un proyecto institucional para asignar tareas por áreas geográficas e instituciones, sugirió que Venezuela quede como responsable de la reconstrucción de Jacmel y Canadá en la de Leogane, las otras dos ciudades destruidas por el sismo.

Se espera que los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, estén en las reuniones de la Riviera Maya.

México, por su parte, ha realizado importantes esfuerzos de asistencia humanitaria, que habrá que revisar bajo los criterios de la eficiencia, no sólo de la buena fe. Con todo, su rol no ha destacado en el gran debate político.